La industria pide que se posponga la entrada del nuevo impuesto al plástico
Exportadores hortofrutícolas y fabricantes de envases aducen que sus productos perderán competitividad y garantías sanitarias
La futura obligación de vender a granel todos aquellos productos hortofrutícolas por debajo de 1,5 kilos y el impuesto al plástico no reciclable tienen ... en pie de guerra a los exportadores y a los fabricantes de envases de la Región. Piden que se posponga la entrada del nuevo tributo –prevista para el año que viene– y advierten a los consumidores de que los principales perjudicados serán ellos, no solo porque tendrán que rascarse más el bolsillo, sino también porque los productos vendrán con menos información y sin las mismas garantías fitosanitarias.
Así lo ven en la patronal del plástico Asemuplast. «El impacto no va a ser solo para nosotros. Al final lo que vamos a hacer es aplicar un impuesto que luego va a recaer en el consumidor final». Una carga que asumen de «gran complejidad» en su aplicación y que, vaticinan, les dejará «en una posición menos competitiva respecto a otros países», aprecia la portavoz de la patronal, Ana Ruiz.
«Los propios técnicos de Hacienda reconocen que es un impuesto complicadísimo». Y señalan como gran laguna las importaciones. «La ley va a obligar a pagar lo que se importe por aduana y, además, declarar el plástico en el que vaya envasado para pagar el nuevo impuesto». En este sentido, el sector del plástico considera que con la inflación «no es el momento ni la coyuntura económica más adecuada para grabar los productos con más impuestos» y reclaman que se siga el ejemplo italiano. «Allí se ha decidido prorrogar la aplicación de la tasa».
La semana pasada, la Federación de Cooperativas Agrarias de la Región (Fecoam) también recordó, en contra de la medida, que los tribunales franceses la echaron atrás para pedir que se elabore una lista de productos perecederos que deberían seguir siendo embalados en plástico por motivos sanitarios. Una circunstancia que todavía se antoja lejana en España.
Mientras asumen en la industria que «todo indica que el 1 de enero tendremos un nuevo impuesto», muestran su apoyo al sector hortofrutícola como otro de los grandes damnificados y a los que sus envases les hacía un buen papel. «El plástico no es solo un soporte publicitario con un valor estético, también protege el producto y mantiene su calidad y resistencia al paso del tiempo», inciden en Asemuplast.
Desperdicio alimentario
Una apreciación que desde Proexport suscriben y a la que añaden que la retirada de estos envoltorios incrementará más el desperdicio alimentario. En este sentido, ponen en duda que la venta a granel sea viable en todo tipo de productos, en especial en los más pequeños. «Hay productos por debajo del kilo y medio que no sabemos como se van a poder vender, por ejemplo, los arándanos, las fresas, los tomates cherry...», se cuestiona el empresario Cecilio Peregrín.
Una serie de cuestiones que, aseguran, irán en detrimento también de la trazabilidad y la información al consumidor. «Como consumidores no vamos a ver exactamente lo que estamos comprando». Y piden que se les deje trabajar en la línea en la que estaban trabajando hasta ahora. «En la lechuga, el brócoli o los cogollos desde hace mucho tiempo estamos utilizando plástico reciclado y compostable».
Del mismo modo, se muestran preocupados de que, una vez adaptadas las instalaciones a estas cadenas de embalaje más sostenible y en plena deriva inflacionista, se deba hacer frente a otro gasto extra. «Tenemos nuestras infraestructuras preparadas para ahora y ahora vamos a tener que cambiarlas todas solo para lo que vendamos en España», se quejan.
Eso por no hablar, añaden, del daño reputacional y de marketing para la industria hortofrutícola regional. «Con la venta a granel perdemos también la identidad del producto cuando muchas empresa nos hemos hecho nombre y prestigio. Esta normativa no ha contado con el sector y no se ha dado tiempo de adaptación», concluye Peregrín.
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