José María Albarracín: «Es una barbaridad el intervencionismo para que no se pueda despedir»

–¿Por qué están tan descontentos en la patronal con las iniciativas puestas en marcha?

–Estamos muy preocupados y altísimanente cabreados, ya no utilizo ni la palabra enfadado, que parece más educada. Porque no se han tomado desde el Gobierno las medidas en el momento oportuno y, las que se han adoptado, se han hecho tarde y, muchas de ellas, mal. Y nosotros lo que pedimos es que en situaciones de emergencia se lleven a cabo medidas excepcionales. Así que desde ningún punto de vista cabe algún tipo de intervencionismo, que es lo que vemos ahora. Porque eso suena a que estuviéramos en otro país.

–¿Qué opina sobre la imposibilidad de despedir a trabajadores que exige el Gobierno a las empresas que reciban ayudas?

–Es una auténtica barbaridad. En primer lugar, los empresarios nunca queremos despedir, al contrario, buscamos mantener y mejorar el empleo, pero, en momentos de crisis, cuando una empresa ya no tiene más remedio y tiene que hacer un ajuste de plantilla, pues no le queda otra que realizarlo. Y nadie puede impedir que lo haga, porque si no estoy cargándome la empresa.

–¿Estamos ante un momento especialmente grave?

–Las empresas están realmente asfixiadísimas y ya no hablo de las pymes, micropymes y autónomos, sino del conjunto del sector empresarial, es decir, también de las medianas y grandes. Estamos al borde de subsistir o no. Así que cuando se habla de despidos, hay que tener en cuenta que a nadie le gusta despedir. Yo no conozco a ningún empresario que le guste, al contrario, lo pasa mal. Pero, si se quiere que la empresa sobreviva, así como proteger el empleo del resto de personal, no tiene más remedio que verse abocado a tener que despedir.

–¿Podemos vivir una gran destrucción del tejido productivo en la Región de Murcia?

–Me da mucho respeto responder porque tengo la impresión de que vamos a pasarlo mal, y parte del tejido puede desaparecer por el hecho de no haberse tomado medidas mucho antes, ya que algunas empresas no van a poder sobrevivir, ni aguantar esta inmensa masacre ante la subida de costes, la escasez de materias primas y la brutalísima subida de los combustibles y la energía.

–¿Teme por los efectos en algún sector más que en otros?

–Por primera vez, estamos ante una crisis transversal que afecta a la práctica totalidad de sectores, aunque habrá quien lo pase un poco peor. El comercio nos preocupa mucho. En cuanto a la situación de la Región, estamos igual que otras comunidades, con una incertidumbre enorme.

–Y parecía que se podía empezar a remontar tras la pandemia.

–Esto es una situación global que se ha generado como consecuencia de una pandemia de dos años que no hemos superado todavía, a la cual se ha sumado la escalada de precios y los lastres mencionado antes, que se han agravado además con motivo del conflicto bélico de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

–¿Es tan malo el plan puesto en marcha por el Ejecutivo central?

–No decimos que no haya medidas racionales y que estén bien en el plan de emergencia aprobado por el Gobierno –con un paquetes de ayudas de 16.000 millones de euros–, pero hasta con la letra pequeña no sabemos aún plasmarlas en la realidad. Por ejemplo, no sabemos cómo se va a ejecutar el plan de deducción en los combustibles. Los presidentes de las estaciones de servicio me han dicho que ellos no pueden modificar en 24 horas su sistema de facturación y que tampoco pueden poner al servicio del Gobierno esos 15 céntimos de euros/litro para que lo liquiden en un mes o en dos meses.

–¿No se cuenta con las empresas?

–Es que son medidas que llegan tarde, que no son las idóneas y cuya ejecución nos generan muchas dudas, ya que se han hecho de espaldas, una vez más, al consenso que debería haber existido en el Parlamento; y también sin contar con el sector empresarial, que habíamos puesto encima de la mesa la oferta de diálogo, sin ningún tipo de tapujos, para alcanzar el mayor acuerdo y que las medidas fueran las más importantes posibles.

–Pero la ampliación de los crédito ICO podría ayudar bastante.

–Bueno, hay que tener presente, como advertía el presidente de CEOE, que las empresas que se acojan pueden entrar en mora, con lo que el sistema financiero no les va a prestar dinero. Puede ser una gran trampa.

–¿Cree que ha existido improvisación en el Ejecutivo a la hora de adoptar decisiones?

–Creo que sí y también ha habido una gran parte de ideología en las medidas, como se muestra en la prohibición de los despidos, o en el caso de los ERTE, cuando ya estaban negociados. No se entiende que tengamos que cambiar las normas cuando se acaban de aprobar. Eso se llama intervencionismo.

–Ante este descontento, ¿se pueden llegar a plantear movilizaciones de protesta en la calle?

–Los empresarios no hemos nacido para parar la actividad, pero estamos llegando al límite máximo de aguantar. Así que, aunque fuera de manera histórica y por primera vez, es posible. Porque cuando te encuentras contra la espada y la pared, arrinconado, todas las personas se rebelan. Y, en este momento, estamos acorralados.

–¿Va a mantener nuevos contactos Croem con las administraciones en busca de más apoyo?

–Ya le hemos trasladado nuestra inquietud tanto al presidente de la Comunidad, que ya ha adoptado medidas, como al delegado del Gobierno, con el que espero tener un encuentro en los próximos días.