Acosta, campeón a lo grande
El mazarronero, vencedor en Portimao, abrocha el título de Moto3 y se convierte en el español más joven en ganar un campeonato de la historia del motociclismo
Pedro Acosta es campeón del mundo. El mazarronero entró este domingo en la historia del motociclismo al convertirse, a sus 17 años, en el piloto español más joven en ganar un título en el Mundial. Triunfó a lo grande, ganando la carrera y convirtiéndose en el primer 'rookie' que se lleva el campeonato de Moto3 desde 1990. Entra de lleno también en leyenda del deporte murciano, al conseguir un logro inmenso, solo equiparable a la plata de Antonio Peñalver en Barcelona 92 o al oro de Alejandro Valverde en el Mundial en ruta de ciclismo de 2018. «Está visto que defender no se me da bien. Por tanto, tengo que atacar», anunció Acosta antes de la carrera de Portimao (Portugal). Y es lo que hizo.
Aunque Dennis Foggia llevó el peso de la carrera e intentó de todos los modos posibles irse solo y abrir hueco, Acosta remontó desde la 14ª plaza y en la tercera vuelta ya andaba pisando los talones al italiano, siempre entre la segunda y la cuarta posición. Entraron en la pelea Sergio García, Jaume Masiá, Andrea Migno y Darryn Binder. Pero al final todo se convirtió en un cara a cara entre los dos pilotos que se jugaban el título. Acosta enseñó la moto a Foggia a falta de nueve vueltas y le adelantó definitivamente cuando quedaban tres. Le metió presión y le ganó la partida a nivel psicológico.
Foggia se quedó detrás del 'Tiburón de Mazarrón' y enfiló la última vuelta con la obligación de recuperar el primer puesto. De lo contrario, se le iba el campeonato. En la curva 3, Binder entró pasado y tiró a Foggia. Acosta no se dio cuenta y, ajeno a todo, tiró con toda en unas últimas curvas en las que nadie se le acercó. Ganó la carrera de Portimao y celebró el título a lo grande. Le dieron una caña de pescar y homenajeó a su familia, 'pescando' el caso de campeón. Mientras, Foggia casi acaba llegando a las manos con Binder, cuando este fue a su box a pedirle perdón por haberle tirado.