Holanda reina en la locura

Resultaba difícil presagiar entonces que aquel torneo en el que la 'Oranje' se adjudicó el tercer puesto iba a dar paso a una larga travesía del desierto que terminará este domingo cuando los seleccionados por Frank de Boer salten al césped del Johan Cruyff ArenA para medirse a Ucrania, un combinado al que Andriy Shevchenko ha impregnado de solidez y ambición, hasta el punto de que fue uno de los cinco que lograron terminar invictos la fase de clasificación para la que será su tercera Eurocopa. Y eso que en su grupo estaba Portugal, vigente campeona del torneo a la que derrotó en Kiev, tras empatar previamente con las 'Quinas' en el lisboeta Estádio da Luz.

Ausente hace cinco años en el Europeo de Francia y también en el Mundial de Rusia 2018, Holanda regresa al lugar que le corresponde entre las grandes potencias futbolísticas con ambición máxima pese a las sensibles bajas de Jasper Cillessen en la portería, de Virgil Van Dijk en el eje de la defensa o de Donny van de Beek en el centro del campo, a las que hay que sumar para el debut la de Matthijs de Ligt, que aún está recuperándose de una lesión en la ingle y con el que De Boer prefiere no correr riesgos para evitar males mayores. Todo ello contribuye a centrar los focos en Frankie de Jong, timonel en el centro del campo y abanderado de la nueva hornada que ha revitalizado a la 'Naranja Mecánica', así como sobre Depay, uno de los pocos supervivientes de aquel bloque que pisó el podio hace siete años en Brasil a las órdenes de Louis van Gaal.

Por entonces Depay despuntaba en el PSV como uno de los extremos más veloces y habilidosos del continente. El Manchester United lo reclutó a cambio de 34 millones de euros, pero no tuvo fortuna en Old Trafford. Todo lo contrario que en el Lyon, donde halló un ecosistema ideal para lucir su habilidad para el desborde y una pegada que tiene enamorado a Ronald Koeman.

Depay fue un fijo en el periodo como seleccionador del actual técnico del Barça, clave para el resurgir de Holanda, y sigue siéndolo para De Boer, quien tiene que despejar las dudas surgidas después de que en septiembre del año pasado tomase el relevo de Koeman como seleccionador holandés. Solo ha ganado cinco de los once partidos disputados desde entonces por Países Bajos.

El técnico de Hoorn no guarda un buen recuerdo de sus dos enfrentamientos anteriores con Shevchenko. Un par de décadas atrás, el hoy seleccionador caía eliminado en la fase de grupos de la Champions ante el Milan de su homólogo ucraniano. El neerlandés vestía la camiseta de un Barça que solo fue capaz de sumar un punto en su doble pulso con el conjunto italiano lo que, sumado a dos inesperados tropiezos ante Besiktas y Leeds, mandó a la Copa de la UEFA al equipo que por entonces entrenaba Lorenzo Serra Ferrer. El Johan Cruyff ArenA puede ser un buen escenario para ajustar cuentas. O para que el ganador del Balón de Oro 2004 mantenga su buena estrella.

Holanda regresó a un gran certamen internacional siete años después de alcanzar el podio en el Mundial de Brasil con una sufrida victoria ante Ucrania, una selección notable que completó una fantástica fase de clasificación para disputar su tercera Eurocopa y promete dar guerra a cualquiera. Acude como tapada pero sería un error infravalorarla porque tiene calidad, está muy bien trabajada y compite con enorme brío y ambición.

Cegada una y otra vez por el formidable Bushchan en una primera parte en la que exhibió un fútbol muy vertical, encontró el merecido premio a su insistencia en la segunda.

Refractario a los puristas que reclaman su sumisión a la escuela de Rinus Michels y Johan Cruyff, Frank de Boer estructuró su bloque con tres centrales y dos carrileros, un sistema que adquiere matiz ofensivo si se lo vende como un 3-5-2 o defensivo si se ordena como un 5-3-2 pero del que recelarán siempre los estetas del 'voetbal'.

La disposición de los ejércitos entregó un enfrentamiento frenético. Una aproximación con muchos hombres de los 'synio-zhovti' terminó derivando en un eléctrico contragolpe de Depay que puso a prueba a Bushchan.

Ucrania sufrió con la profundidad de Dumfries, la verticalidad de Depay y la llegada desde segunda línea de Wijnaldum, pero no rehuyó el cuerpo a cuerpo. Es mérito de Shevchenko, leyenda nacional, haber cambiado la mentalidad de un combinado que en el pasado prefería vestirse con piel de cordero.

Holanda comenzó y terminó el primer tiempo con enorme ímpetu. Solo echó en falta el gol, pero lo encontró a la vuelta de vestuarios. Percutió Dumfries por la derecha, rechazó Bushchan y el balón le cayó a Wijnaldum, que la reventó. Abierta la caja fuerte, el combinado de De Boer puso tierra de por medio. Filtró De Jong para la carrera de Dumfries, que bailó a Mykolenko. El balón salió rechazado de nuevo y fue a las botas de Weghorst, que dobló la renta. Consiguió reducir distancias Yarmolenko con un trallazo a la escuadra desde la frontal y metió el miedo en el cuerpo a los tulipanes, que habían bajado la guardia con el 2-0 y lo pagaron caro. Botó Malinovskyi un libre indirecto y remató Yaremchuk en el segundo palo para poner las tablas. Pero emergió de nuevo Dumfries para asestar otro golpe a Ucrania con un testarazo imperial. Holanda vuelve a hacer disfrutar a los sibaritas.