Nayara Arroyo sigue pegando con fuerza
La boxeadora cartagenera, campeona de España hace unos días, está a las puertas de lograr otro cinturón dorado
La boxeadora cartagenera Nayara Arroyo (18 años) está a las puertas de sumar otro metal en un currículum que empieza a dar miedo. Recién ... cumplida la mayoría de edad, la púgil está disputando en Crevillente (Alicante) el Boxam Internacional, uno de los trofeos con más prestigio donde muchas promesas del cuadrilátero se dan cita. Ya se lo llevó a casa en el año 2019. Y, ahora, quiere repetir la historia.
Nayara disputará la final del torneo mañana por la tarde tras ganar un primer combate que la coló entre las mejores. Es decir, la plata la tiene asegurada. Sin embargo, ella quiere más. No es de las que se conforma con un segundo escalón. No. Es «ambiciosa y cabezona», tal como se define ella misma. «Si me empeño en algo es mejor arrancarme la cabeza que la idea», apunta a LA VERDAD. Y esos rasgos, cree ella, fueron «los que me hicieron ser campeona de España».
A mediados de este mes de noviembre, Arroyo se hizo con el oro nacional, un sueño que había perseguido en varias ediciones. Fue segunda hasta cuatro veces, pero no terminó de dar ese último paso que la lanzase al primer plano. En Santoña, hace unos días, lo consiguió, colgándose al cuello una medalla muy peleada. «La sonrisa aún no se me ha quitado. Cada vez que veo el cinturón pienso: ¡Por fin! Lo he perseguido sin parar. Ha sido un camino muy duro física y psicológicamente. Quedé subcampeona de España cuatro veces y me he preguntado en muchas ocasiones qué me pasaba, que por qué no podía dar ese salto. Al final, he superado todo lo que tenía en la cabeza y lo logré», dice orgullosa. No es para menos.
«Aún no me creo que sea campeona de España. Lo he perseguido sin parar. Ha sido un camino duro», dice la púgil
Sin ser una mala posición, aquellos subcampeonatos le generaron «frustración». Pero en vez de arrugarse, Nayara sacó la furia que lleva dentro, la que muestra en cada combate sobre el ring y la que le lleva a ser una de las boxeadoras que más expectación genera en el panorama nacional. «Me decidí a cambiar todos los pensamientos negativos que tenía. Trabajé mucho. Entrené sin parar de lunes a sábado e hice grandes sacrificios con la dieta», comenta. Y así, golpe a golpe, llegó a quitarse una espina que se le clavaba cada vez que recogía la plata. «Aún sigo sin creérmelo. Me acuerdo de la Nayara que llegó aquí y no sabía ni lanzar una mano. Ahora me veo y soy otra boxeadora distinta. La constancia ha sido la clave», señala.
Nayara Arroyo es natural del barrio de Las Seiscientas. Con 14 años se adentró en el mundo del boxeo de la mano de su hermano Carlos. Él era su referente, el espejo en el que mirarse. Antes, Nayara había probado con otras disciplinas como el atletismo, el baile o el balonmano, pero ninguna le llenó. «La diferencia estaba en que al día siguiente quería seguir boxeando, pero con el resto de deportes no me pasó», asegura la cartagenera. «Al principio yo no me veía haciendo esto. Pero un día me lo planteé como una oportunidad de superarme a mí misma», recalca. Y allá fue esta «chica inquieta», que cuando se pone en su rincón se transforma.
«Desde el primer entrenamiento vi que tenía algo. Siempre supe que podía llegar lejos», comenta su entrenador
«En su primer entrenamiento ya vi que tenía algo especial», dice José Rodríguez, el entrenador que le enseñó a dar su primer 'crochet'. «Supe ahí que si seguía podría llegar lejos», apunta este pontevedrés de 59 años con pasado también en el cuadrilátero. «Tiene garra y mala uva sobre el ring», define el preparador a su pupila.
«Voy a ganar»
No es Nayara una mujer seria, a la que sea complicado hacerle sonreír. Todo lo contrario. Su alegría es envidiable, contagiosa. Y cuando boxea es plenamente feliz. «Cuando sube a combatir lo hace alegre, segura de sí misma. Eso es importante. Hay otras a las que ves ya derrotadas desde el comienzo. Pero ella te dice: voy a ganar», explica José Rodríguez. Y cada vez va sumando más victorias a su estadística.
Son tres horas y media las que se ejercita cada jornada. Si hay un campeonato cerca, su semana es de seis días de trabajo. Si no, «perdono los sábados». Carrera continua por las mañanas, gimnasio y técnica por las tardes. Así, día tras día, busca poder perfeccionar sus golpes.
«Uno de los consejos que más le doy es que salga a pelear tranquila, que boxee con inteligencia. Quiero que disfrute, pero que también piense», cuenta el preparador, una pieza vital en el desarrollo deportivo de Nayara.
«Sin José no habría logrado nada. Me ha enseñado a controlar mi cabeza y siempre ha puesto mucha confianza en mí. Cuando me venía abajo, él me animaba. Tengo al mejor entrenador del mundo. Me emociono solo de pensarlo», remata Nayara con los ojos cristalinos.
Se conmueve también la cartagenera si se le pregunta por sus padres, Fernando y Lorena, dos amantes del boxeo que le han acompañado en todo este periplo. «Sin ellos yo no estaría aquí. Por ejemplo, mi padre es el que me lleva siempre a entrenar con el equipo nacional en el Centro de Alto Rendimiento de Los Alcázares. Mi madre igual. En mis bajones siempre han estado a mi lado», explica.
«Si sigue así, en unos años podrá competir en unos Juegos Olímpicos», asegura el presidente de la federación murciana
De hecho, las grandes aficiones de Nayara las ha adoptado de su familia. Además de enfundarse los guantes, la pesca y la colombicultura (la cría y el adiestramiento de palomos) son otras de sus pasiones. Al igual que irse de compras. «Soy muy presumida», añade entre risas.
A Nayara le gustaría ser policía algún día. De momento, está terminando un módulo de administración y anda liada con las prácticas. Pero ella quiere portar la placa. Y sabiendo de su empeño, cualquiera le dice que no lo conseguirá.
«Es nuestro baluarte»
Desde la Federación murciana de boxeo, con unas 200 licencias inscritas, también cuidan a Nayara. «Es nuestro baluarte. Ha tenido una progresión lenta pero ascendente», señala el presidente Benjamín López. «Tiene un nivel que ya le gustaría a muchos alcanzarlo», añade el mandatario. «Si sigue así, en unos años podrá estar compitiendo en unos Juegos Olímpicos», finaliza.
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