El Cebé se la juega con un Vítor Faverani que regresa a la Región
El pívot brasileño llega a Cartagena para competir en una Primera FEB que dominó en 2011, cuando ascendió con el UCAM y fue fichado por el Valencia
Cuando Marcus Haislip, un ex NBA y Euroliga, aseguró al año de estar en Málaga, hace ya alrededor de 17 años, que Vítor Faverani era el jugador de mayor talento con el que había jugado, indiferencia no es lo que encontró. Al fin y al cabo, el americano había compartido vestuario en los Milwaukee Bucks con hombres como Ray Allen, Gary Payton, Michael Redd o incluso con un crepuscular Toni Kukoc, y en los Indiana Pacers le esperarían otros como Reggie Miller, Jermaine O'Neal, Stephen Jackson y el entonces conocido como Ron Artest. Pocos hombres pueden presumir de haber tocado el mismo balón que tal constelación de estrellas en solo 79 partidos en la NBA. Cuando llegó el momento de despedirse de la mejor liga del mundo, sus dos primeros equipos en Europa fueron los gigantes turcos Fenerbahçe y Efes.
Vamos, que, ante la pregunta, Haislip tenía donde elegir. Pero escogió a Faverani, que entonces tenía 18 años y mucho mundo por descubrir. Del pívot brasileño se han escrito ríos de tinta en una carrera de lo más variopinta, con sus luces y sus sombras, que no son pocas. Pero lo que nunca se le pudo negar al de Porto Alegre es el gigantesco talento natural que siempre ha atesorado. Manos grandes y muy hábiles (característico su pase a una mano con la izquierda, cogiendo el balón como quien coge una naranja), un tiro de larga distancia nada común en los pívots de su época, juego de pies de bailarín, contundencia cerca del aro, tamaño y fuerza. Lo tenía todo.
Ficha personal
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Multideporte. Criado en Paulínia (Sao Paulo), en su infancia probó con el fútbol, el voleibol, la natación y el balonmano.
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Cantera de Unicaja. En 2004 llega al equipo júnior del club malagueño y enseguida entra en dinámica de equipos senior.
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Murcia, salvación. Llegó a Murcia en 2009 para reconducir su carrera y el UCAM le devolvió al primer nivel en 2015.
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Talento especial. Con un entorno favorecedor, un Faverani difícil de descifrar no ha encontrado techo inalcanzable.
O casi. La disciplina le fue Guadiana, especialmente en los primeros años de su carrera y, para cuando llegó a Murcia en 2009, el Unicaja había desistido. Le acompañaba Paulo Prestes, también brasileño y de la cantera malagueña, pero este en préstamo. Y, en el equipo, se juntaba otro joven en busca de rumbo como Albert Moncasi. Por entonces, quién lo iba a decir, pero fue Faverani quien triunfó. Le costó, en una primera temporada disfuncional, la del último descenso, en la que no se llegó a quitar la etiqueta de juguete roto, pero el tiempo le dio la razón a su padrino Haislip.
Dueño de la Primera FEB
Un año después, el CB Murcia estaba de vuelta en la Liga Endesa con un récord todavía vigente de 30 victorias en 34 partidos. En una LEB Oro todavía entre las mejores ligas de Europa, un Faverani que acababa de cumplir aún solo 23 años en el momento del ascenso había campado a sus anchas exhibiendo un nivel competitivo entonces desconocido en el diamante en bruto brasileño. 14,9 puntos, 6,4 rebotes, 17,4 de valoración en solo 22,5 minutos en pista, y con unos porcentajes del 70,7% de acierto en tiros de dos y un 79,1% en tiros libres, eran un justo resumen estadístico a la superioridad exhibida.
Catorce años, ocho equipos, tres temporadas en blanco y varias lesiones han pasado hasta el regreso de Faverani a una competición en la que no encontró oposición la última vez que la jugó. Jugador que cuando contó con la motivación necesaria demostró poder rallar el más alto nivel en cualquier competición del mundo, el Caesa Cartagena tiene en su fichaje una de las grandes incógnitas a resolver esta temporada que, de salir bien para los cartageneros, promete emociones fuertes en la trimilenaria.
Calvario de lesiones
Para tanto fue la 2010-11 de Faverani en la todavía LEB, que un Valencia que venía de alcanzar los cuartos de final de la Euroliga y la Liga Endesa pagó por él en unos de esos fichajes de ACB sobre LEB que ya no se ven. Su carrera continuó creciendo tan a lo grande que en 2013 fichó por los Boston Celtics, donde en su segundo partido ya firmó un doble-doble de 12 puntos y 18 rebotes, pero una lesión de rodilla y un accidente al volante por positivo en alcoholemia en Valencia, en rehabilitación, condenaron su continuidad en la NBA.
Escogió recuperarse en Murcia, a donde acudiría siempre tras el azote de las lesiones. El paso por la NBA le valió una oportunidad en el Maccabi, pero fue cortado tras solo dos partidos de Euroliga. Tras un tiempo entrenando con el UCAM, reforzó en diciembre de 2015 a un equipo que estaba a punto de despedirse de Lima, rumbo al Real Madrid, y con su mejor baloncesto de vuelta ayudó al UCAM a conseguir su primer 'playoff'. Continuó en Murcia y, pareciendo dejar atrás el fantasma de las lesiones, a mediados de la 2016-17 fue reclamado por el Barça. Volviendo a dejar dinero en caja, como en 2011, su periplo blaugrana comenzó de escándalo, con una puesta en escena de18 puntos, 8 rebotes y 23 de valoración ante el Efes en un Palau entregado. El baloncesto le sonreía y le valía tanto como para abrirse en una entrevista para El Mundo, en la que revelaba que «cuando era pequeño, una psicóloga le dijo a mi mamá que no llegaría a los 20 años de vida». Sin embargo, su etapa blaugrana se fue apagando hasta una inflamación de rodilla de la que no volvió.
Llegaría en verano una tercera etapa en el UCAM. Pero esta vez no vino acompañada del gran efectivo positivo de las dos anteriores. No pudo empezar la temporada con los de Ibon Navarro, valedor de fichaje de su etapa conjunta en Valencia, y apenas alcanzó a jugar cuatro partidos. Al año siguiente fichó por el Gipuzkoa y, esta vez, ni uno. Pasaría dos temporadas más en blanco hasta volver a su país para jugar allí por primera vez y, tras cuatro temporadas entre el Flamengo y el Sao Paulo, es el turno del Cebé.