Patricio Peñalver: «Voy a hacer un pregón para la gente de Lo Ferro»
El Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro reconoce su labor profesional como crítico musical de LA VERDAD
Gabriel Maldonado Rufete
Torre Pacheco
Viernes, 18 de julio 2025, 00:53
Es Patricio Peñalver (Espinardo, 1953) un hombre tranquilo al que siempre recordaré en la butaca tres, fila tres, de la platea central del Teatro Circo ... Murcia con una pequeña libreta, o unos folios doblados, y un bolígrafo, que guarda en el bolsillo de su americana, con el que toma notas sobre lo que acontece en el escenario y lo que lo circunda.
Es un obrero de la palabra, un maestro en el noble arte de contar historias y una persona que, desde su discreción innata, tiene la capacidad de absorber y contar de forma voraz y clara la realidad que le rodea. Es testigo directo del crecimiento y la evolución del flamenco, de forma específica del flamenco en la Región de Murcia, en los últimos treinta años. Por su pluma han pasado Enrique Morente, la Paquera de Jerez, Paco de Lucía, Mayte Martín, Miguel Poveda...
Su trayectoria profesional le ha hecho acreedor del orgullo y responsabilidad de pregonar el lunes 21 de julio, a las 22 horas, la 45 edición del Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro. Ha puesto su empeño, su vida en la defensa de la cultura.
–¿Cómo definiría Patricio Peñalver a un tal Patricio Peñalver?
–Sigo mirando al Patricio Peñalver anterior que ha vivido mucho y que se mira ahora mismo al espejo y que sigue creyendo en los mismos principios éticos y morales que pensaba a los diecisiete años. No me he movido de ese pensamiento solidario y sigo siendo el mismo aunque con menos pelo –sonríe– y más cansado...
–¿Qué palabra ha sido la que ha escrito más veces o aquella que más le gusta escribir?
–Libertad. Es una palabra muy bonita aunque actualmente esté muy prostituida y que la están confundiendo en ese ejercicio, por qué no decirlo, nazi o fascista. Hay una cierta prostitución en el lenguaje de palabras que yo adoro, como libertad o democracia. Ahí entramos en los parámetros del que te quiere confundir, personas o el sistema, interesados en confundirte.
«La Región de Murcia es muy flamenca o los flamencos que hay son muy flamencos. La veta minera ha influido mucho»
–¿Qué le da más ojana?
–Ver como estamos retrocediendo y como nos quieren hacer retroceder a aquellas luchas con las que llegaron la libertad y la democracia. Nos quieren llevar a un estado medieval donde el dinero es lo máximo y el pobre es un tío perdido, sin solidaridad y sin vínculos entre personas, sobre todo en aquellas con dificultades.
–¿Dónde halla inspiración?
Para mí escribir es una necesidad que tengo desde el momento en que me puse en la tarea de querer ser escritor y publicar libros, aunque luego nunca sabes qué libro vas a escribir. En este momento estoy escribiendo sobre los desahucios y todas las complicaciones que ello genera en quien no puede pagar su hipoteca por que lo despidieron... Considero la literatura una aventura. No me hago croquis, mapas ni situaciones para encajar un puzzle después. Me parece muy fino y está muy bien para ciertas tramas policíacas pero no para lo que yo busco. Me gusta sentir el viaje de la lectura y la escritura, levantarme cada mañana y que el personaje me vaya guiando donde quiera él llevarme.
–¿Recuerda la primera vez que sintió un quejío flamenco?
–Tengo varias vías... por un lado al nacer en un barrio obrero y humilde cerca de casa había una calle donde vivían gitanos y tengo su sonido en mi cabeza. Sobre los ocho o nueve años recuerdo esa calle, sobre todo en otoño e invierno, arder una candela al compás de bulerías, gente cantando y el braceo de una gitana grande, muy grande, elevando sus manos hacia arriba. Tengo la imagen de la noche, el fuego y el braceo. Con el paso de los años escuchaba mucho la radio y recuerdo una noche en el patio de mi edificio escuchar unos quejíos flamencos que me impactaron por su musicalidad y eran cantes mineros. Pude comprobar después era la retransmisión del Cante de las Minas en Radio Nacional.
–¿Qué momento flamenco de los que has escrito te ha dejado más impactado o te ha llegado más dentro? ¿Algún recuerdo especial?
–Momentos poderosos han sido escuchando a Enrique Morente. Para mí es algo más que un cantaor. Como él se definía, era un gran aficionado que se llevaba los cantes a su terreno y era una revolución permanente. Quien graba primero a Miguel Hernández en el año 1971 es Morente. Me impresionaba siempre en el escenario aunque cuando se bajaba de él era un amigo como tú o como yo. Se quitaba rápidamente el endiosamiento que pudiera darle el escenario. También me impresionaron Paco de Lucía y Camarón. Y otros mitos que me acompañan como la Paquera de Jerez. La estás viendo cantar desde la primera fila, se dirige a mí y me hace un gesto como «apunta, apunta» y son cosas que te deslumbran. A Juanito Valderrama lo escuchaba de pequeño en la radio y al verlo sobre el escenario te asombra...
«Enrique Morente es algo más que un cantaor. Fuera de escena se quitaba el endiosamiento»
–Lo Ferro, Cumbre Flamenca de Murcia, La Unión, peñas por toda la Región de Murcia... ¿Qué tenemos en esta tierra?
–Creo que Murcia es muy flamenca o los flamencos que hay son muy flamencos. Tenemos esa veta minera que ha influido mucho. Tenemos dos de los festivales más importantes de España, uno con sesenta y pico años y otro con cuarenta y pico además otros que han ido naciendo como el de Alhama, por ejemplo. El desarrollo del cante en la Cartagena en los años veinte y treinta es muy importante ya que fue el comienzo de algo que se ha mantenido con el paso del tiempo, aunque ya sabemos lo que pasó en La Unión con Valderrama y como comenzó el Cante de las Minas tras aquella actuación del maestro en las fiestas unionenses donde lo silbaron por hacer un cante de la tierra y no los hits de la época que todo el mundo esperaba escuchar... La llegada a la Región de trabajadores de las minas de Almería o Jaén trajo su cultura, cultura que se mezcló con la nuestra.
–Cuéntenos sus primeros pasos por Lo Ferro...
–Siempre iba a La Unión y sabía que Lo Ferro estaba ahí. Al no conducir me costó más llegar pero sabía que Lo Ferro estaba haciendo carteles cada vas más flamencos y que era un sitio diferente. La primera vez que fui me encontré con la figura de Sebastián Escudero con quien tuve algunos desencuentros flamencos aunque rápidamente le dimos la vuelta al tema. Era un enamorado del flamenco, un socarrón e irónico como yo y pensé ¡este es de los míos! A partir de ahí nos hicimos amigos hasta el último día. Recuerdo de él su capacidad de organizar y resolver pero fundamentalmente su vitalidad, ironía y esa forma que tenía de reírse de él mismo y de todo el mundo para superar circunstancias adversas.
–¿Cómo ha cambiado el festival? ¿Cómo lo ves en la actualidad?
–Mariano y Paco se han echado a la espalda la herencia de Sebastián de la que hablábamos. Veo que intentan cada año cerrar, que no es fácil, cerrar unos carteles cada vez más flamencos y con propuestas diferentes o distintas que no van a otros festivales. Para los aficionados es una delicia ya que puedes disfrutar de cantaores que no aún no tienen las puertas abiertas al mundo del flamenco.
–¿Qué significa ser pregonero del Festival de Lo Ferro?
–Como diría Cervantes, ¡es un gran quebranto! Es una preocupación la que tengo por quedar bien. Es un gran honor que he tratado de capear en otros momentos en los que pude serlo y pensé que no era el momento. Pero ya, claro, es mi gente y tengo que obedecer a mi gente. Es una satisfacción y un gozo aunque al mismo tiempo la responsabilidad de hacerlo bien. Tampoco voy a hacer nada especial en el sentido «intelectoide». Voy a hacer algo para la gente.
–Un mensaje...
–Me sigue pareciendo un misterio que en esa tierra naciera un festival con motivo de las fiestas y es sorprendente que aquello que nació con palicos y cañicas siga manteniéndose después de cuarenta años. Es pura magia. ¿Qué más se puede decir? Allí hay una gente extraordinaria y aquello no era flor de un día. El Festival de Lo Ferro nació de corazón y de verdad y los sucesores y nuevas generaciones están asumiéndolo y haciéndolo más grande.
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