Negueruela aspira a convertir el galeón 'Juncal' en el Atapuerca de la arqueología subacuática

En 2017, Negueruela invitó a España a Roberto Junco, jefe de la arqueología subacuática de México, «lo que demuestra que hay contacto personal, contacto científico y contacto institucional». A diferencia de la mayoría de países hispanoamericanos, México sí que firmó la convención mundial de la Unesco de París 2001 sobre la protección del patrimonio arqueológico subacuático, un marco legal que deja muy claro que los buques de Estado de la Corona Española siguen siendo propiedad de España, y hay una serie de divisiones sobre las aguas territoriales. «El 'Juncal', por ejemplo, además de que es un buque de guerra español está en aguas internacionales, de modo que es 100% español. Sin embargo, España no quiere ni remotamente el 'Juncal' para traerse el cargamento, y eso quiero que quede muy claro». España ha ganado ya tres pleitos a empresas 'cazatesoros' -en concreto, a la empresa Sea Hunt por las fragatas españolas 'El Juno' y 'La Galga' en el año 2000, y en 2012 a Odyssey por 'Nuestra Señora de las Mercedes'-. «La idea es que mientras un país amigo con museos y arqueología subacuática homologada haga una excavación rigurosa y científica, España debe estar dispuesta a ser sumamente generosa y a dejar la inmensa mayor parte de esos cargamentos de metales preciosos, o de lo que sea, en esos países como testimonio vivo de lo que fueron tres siglos y pico de historia compartida». De hecho, detalla Negueruela, en los archipiélagos del Océano Pacífico hay al menos seis galeones españoles en similar situación.

¿Qué es lo que va a pasar a partir de mayo fruto de esa colaboración de España y México en el caso del 'Nuestra Señora del Juncal' [patrona de Irún]? Negueruela explica que esta nave de la flota de Nueva España se hundió en 1631 por una tormenta en el Caribe, «uno de esos huracanes cruentos». Según el director del Arqua, nunca debía haber partido del puerto de Veracruz (México) con dirección a España «porque tenía problemas de estanqueidad y con las vías de agua, y fue una metedura de pata. Le pilló el huracán, y primero tuvieron que empezar a tirar los cañones por la borda para aligerar peso, desmantelaron los mástiles... pero finalmente se hundió el barco». ¿Qué portaba? «Sobre todo materiales muy valiosos para el rey Felipe IV -dice Negueruela-. Hablamos de mucha, mucha, mucha plata. Solo en monedas, sin contar la plata en lingotes, llevaba al menos un millón de monedas. Y luego lingotes, oro, nunca tanto como la plata; muchísimas, pero muchísimas, piedras preciosas como esmeraldas, y muchísimo material que era fundamental, pero que ha desaparecido, como especias, como la canela, el clavo y el comino, que eran entonces muy caros; o, por ejemplo, cargamentos de lanas de vicuña que lo buscaba toda la aristocracia europea, como se hace hoy con el abrigo de visón».

El proyecto del Arqua se plantea «a muchos años vista» -20 o 25 años- que permita hacer una excavación exclusivamente científica y que sirva de modelo como es, por ejemplo, Atapuerca; que tenga «mucha transparencia», que se conozca qué se excava cada año porque aparecerá «mucho cargamento»; y convertirlo en un centro de formación que, mediante becas a jóvenes arqueólogos de América Latina, sirva para formar a especialistas en arqueología subacuática. «Porque si quitas a México, no hay profesionales homologables ni en Colombia ni en Venezuela, ni en Nicaragua, ni en Honduras ni en Costa Rica... y eso es fundamental». Si acaba saliendo el 'Nuestra Señora del Juncal', incide Negueruela, será «una oportunidad extraordinaria para realizar un proyecto que nos va a permitir conocer mejor nuestro patrimonio, porque conocemos el mundo romano, con sus villas, necrópolis y teatros, y el mundo musulmán, y conocemos mejor el mundo asirio de los siglos XV hasta el VII a.C. y no conocemos ni un solo galeón del imperio español, cuando fue el gran vehículo por vía marítima y nadie ha estado nunca científicamente ahí, y eso sería algo muy importante».

La última salida del 'Juncal' fue desde Veracruz y, camino de la Península, naufraga en el Golfo de México, hundiéndose en aguas internacionales. ¿Conocen los investigadores el lugar exacto del hundimiento? Negueruela dice que desde hace 15 años los investigadores mexicanos trabajan en ello. «A ellos les sale un cuadrado, y el que nos sale a nosotros coincide con el de ellos, de modo que vamos bastante preparados. Hablamos de un cuadrado de 70x70 kilómetros, que no es nada. Cuando lleguemos allí con uno de los buques españoles con el que hemos hecho las tres campañas del 'Nuestra Señora de las Mercedes', [del Instituto Oceanográfico, o del CSIC, o el 'Hespérides' de la Armada], estoy seguro de que encontraremos en 15 días una anomalía en el fondo del mar de suficiente envergadura como para que una vez que la sondeemos con buceadores o con ROV sumergible (vehículo operado remotamente) podamos decir que es el 'Juncal'». La segunda fase será sondear esas anomalías, el mismo procedimiento que se hará con otros galeones hundidos en otros mares.

El 'Juncal' y el 'San José' -hundido en la Cartagena de Poniente, en Colombia- son, de todos los galeones de los que se tiene constancia, «los dos que llevan un cargamento en términos económicos más importante, con lo cual hay que llegar a ellos cuanto antes porque los 'cazatesoros' siguen operando como locos».

Ambos facilitarían, por primera vez, realizar una excavación científica, «y eso nos permitiría conocer cuáles eran los protocolos de carga, dónde se ponían las piedras preciosas, el oro o la plata, o los martillos y las especies vegetales; cómo iba organizada la tripulación (capitanes, aristócratas, soldados, marineros, prisioneros), y cómo se distribuían según el eje de la eslora o de la manga... es que no sabemos nada de las técnicas de construcción de un galeón de las grandes flotas del imperio, y tenemos dos ejemplos excepcionales: el 'Juncal' y el 'San José de Colombia'». El marqués de Cerralbo, que era a la sazón el virrey, declaró cuando le llegó la noticia del hundimiento que España acababa de perder la flota más rica que nunca salió de Nueva España (México). De modo que es «muy importante» lo que hay entre manos.

A raíz del caso del 'Odyssey' la sociedad es consciente de la guerra que existe entre los gobiernos y los 'cazatesoros' por hacerse con el patrimonio hundido. Al 'Odissey' se le incautó el cargamento robado -más de 600.000 piezas almacenadas la mayoría en cámaras acorazadas en el Arqua-, y, además, la empresa se arruinó en bolsa. «Pero el resto de compañías 'cazatesoros' deben saber que España no está distraída», dice Negueruela, que asegura con convencimiento que el caso de la fragata de las Mercedes ha supuesto «un antes y un después» en la protección del patrimonio sumergido.