Andrés Suárez: «Necesito quedarme completamente vacío a la hora de escribir»

–¿Por qué un disco homónimo?

–Sé que no tiene mucho sentido porque es el octavo, y lo normal habría sido que fuese el primero o el segundo, pero no todo lo que hago tiene sentido y creo que es importante la verdad; desnudarse. Vivimos tiempos muy convulsos en los que estamos todos muy nerviosos y nos cuesta mucho contar una verdad: una verdad política, sentimental, emocional, de amistad o enemistad. En Twitter parece que hay una suerte de instituto en el que te da miedo decir lo que piensas... Yo con este disco me quedé a gusto. A algunos no les gustará, porque tal vez me moje demasiado, porque hablo, por ejemplo, de la muerte de mi mejor amigo por sobredosis con solo 15 años, porque hablo del alzhéimer de mi abuelo, de Ferrol, de amor..., pero duermo tranquilo. Mis productores me dijeron que me atreviera a poner mi cara y mi nombre en la portada, porque para bien o para mal ese era yo. Me gusta decir lo que siento y lo que pienso, de lo contrario puede que agrade a más gente pero no a mí.

–¿Era un álbum que tenía ganas de hacer o del que se ha dado cuenta que necesitaba una vez que lo ha hecho?

–Mi equipo sabe que no puedo hacer un disco pensando en vender; me daría hasta vergüenza. Yo hago un disco tratando de quedarme a gusto. Creo en la evolución, no sé si dentro de un año voy a hacer un disco folk o de jazz, o tecno, porque lo que voy a hacer es lo que me pida el alma, y creo que eso es un acierto absoluto. Este es un disco que necesitaba hacer, ni más ni menos. No sé si he acertado, pero tengo 38 años, ocho discos, dos libros y una carretera como para hacer lo que realmente me apetezca.

–Sus canciones hablan de experiencias vividas, ¿cómo ha sido volver a mirar al pasado?

–Muy duro. Hacer una canción superflua tratando de agradar al público con una frase y una buena melodía repetitiva que pueda funcionar es fácil. Lo duro es hablar de una muerte, de un amor; desnudarse y enfrentarse al folio en blanco; atreverte a hablar de una persona sin su permiso, que es algo muy injusto que hacemos los autores..., pero qué bonitas las canciones de los maestros, de Silvio [Rodríguez], de [Pablo] Milanés, de Víctor Manuel, Antonio Flores... Pueden gustarte o no, pero son pura verdad; las canciones de Enrique Urquijo son verdad te gusten o no. Y uno persigue esa estela. Necesito quedarme completamente vacío a la hora de escribir.

–Habla de verdad, ¿por qué cree que escasea?

–Por el ánimo de agradar, y es horrible en el arte y en la creación. Vivimos días muy difíciles. Yo no sabía lo que era una pandemia, pensaba que era algo que sonaba a ciencia ficción o a libro de sobremesa, y llevamos un año y pico sin abrazar a nuestros abuelos. Creo que tenemos una suerte como de miedo o ánimo de agradar cuando, en realidad, no podemos agradar a todo el mundo; a quien puedo agradar es a mí mismo siendo valiente y contando lo que siento. Uno lee la prensa o ve el telediario y sabe que hay un cierto miedo y pudor a decir determinadas cosas porque va a haber una agresividad horrible en las redes sociales. Estamos muy nerviosos, sin abrazar, sin viajar, con despidos... Nos ha azotado la realidad de tal manera que si no encontramos esa verdad en las canciones, en la literatura, en el humor...

–¿Qué siente cuando sube estas canciones al escenario?

–Pudor. Aunque no lo parezca, soy tímido, y estas canciones son fragmentos de mi vida, lugares sagrados de mi memoria que me sacuden.

–¿Cómo vive esta gira?

–Está siendo muy especial. Respeto y apoyo a todos los compañeros que han decidido no tocar hasta que la realidad no vuelva a ser lo que era, pero creo que la gente, y yo también me incluyo, necesita volar lejos y abrazarse aunque sea con la mirada. Soy profundamente espectador y las medidas de prevención que estoy viendo en el ámbito de la cultura son ejemplares. La cifra de contagios en los conciertos es cero.

–Murcia...

–Murcia es una tierra que amo desde hace veinte años, cuando tocaba en Ítaca o en La Puerta Falsa. Recuerdo ir un lunes o un martes y encontrar todas las calles llenas de carteles de conciertos que se renovaban cada semana. Para mí Murcia es música, amistad, risa, llanto, también porque he dejado personas en el camino; y una tierra sagrada que siempre me ha cuidado.

–'Propongo' es el título de la canción con la que cierra el disco. ¿Qué propone?

–El fin de la crispación, el olvido de la política y, ojalá, la disculpa de todos los colores por el daño que nos están haciendo; el reencuentro, al fin; mucha más música, humor, literatura y teatro como única salida, y así lo estamos comprobando; y el viaje cantado de vuelta a casa con nuestros amigos y familiares.