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Celebración por 120 años
El recital de la OSRM en el Auditorio por el aniversario de LA VERDAD fue exuberante, resultado lógico de un rigor sonoro sabiamente propiciado por la batuta de Isabel Rubio
Decía Baltasar Gracián que el tiempo es lo único que realmente nos pertenece porque incluso aquel que nada tiene, lo posee. En ese sentido, los 120 años de existencia del periódico LA VERDAD deben disfrutarse como una posesión de todos los murcianos, lo que merece sin duda una celebración, y para ello nada mejor que un concierto concebido como una agrupación de elementos culturales propios o vinculados a la Región de Murcia.
No se me ocurre mejor manera de hacerlo que disponer en un mismo escenario a una agrupación, la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, ya decididamente fijada como referencia musical en la Región y en continua expansión más allá de ella; a un compositor, Julián Santos, jumillano al igual que Roque Baños, orquestador de la obra de aquel; a una obra referencial compuesta para y estrenada por murcianos (el Cuarteto Aguilar en 1923) como es 'La oración del torero' de Joaquín Turina; a una joven y más que brillante directora aguileña, Isabel Rubio, formada en el Conservatorio Superior de Música de Murcia y que tiene entre sus logros el haber llegado a ser finalista en el concurso de dirección de la Orquesta Filarmónica de Berlín; a un compositor, Manuel Seco de Arpe, catedrático de Composición del Conservatorio Superior durante casi 15 años, recreador orquestal de las 'Canciones lorquianas', piezas recopiladas y armonizadas por Federico García Lorca, de quien el Suplemento Literario del mismo periódico (que también celebra este año su centenario) publicó varios textos; y a una joven cantaora, Shakira Martínez, que también estudió en las aulas del Conservatorio Superior. Y todo ello aderezado con la guinda de las 'Suites de Carmen' de Bizet.
En el planteamiento ya estaba plantada la semilla. A partir de ahí el árbol fue dando frutos, y debo confesar, con alegría, que desde el inicio, la brillantez y, podíamos denominarla como positividad que la noche vivió, fue la seña de identidad. El poema sinfónico 'Iris', sobre temas valencianos compuesto por Julián Santos, nos sorprendió por dos motivos principalmente: una orquestación vibrante e impetuosa, en el mejor sentido del término, y una elección de temas que, planteados como collage, sin embargo mostraban unidad por lo sólido de su estructura. Una muestra muy interesante de un uso de temas populares con vocación más globalista. Estupenda.
Desde el inicio, la brillantez y, podíamos denominarla como positividad, fue la seña de identidad
'Las canciones lorquianas', recreadas, rearmonizadas y orquestadas por Manuel Seco, empiezan a formar parte de un repertorio necesitado de nuevas visiones de elementos tradicionales. Orquestaciones ricas, que buscan el color tímbrico y la sorpresa sonora y que consigue en ocasiones, como en 'Los cuatro muleros', por ejemplo, hallazgos sorprendentes que dejan en el oyente el interés por nuevas escuchas, que es lo mejor que un compositor puede conseguir, La joven voz de Shakira Martínez añadió calor y elevó el entusiasmo de un público entregado.
En otro entorno sonoro, más profundo y simbólico, la sabia mano de Isabel Rubio, supo extraer de 'La oración del torero' todo el drama que la pieza encierra. Se intuyó la búsqueda de la paz interior que el torero busca antes de enfrentarse al toro y el juego tensional que la aparición del melancólico pasodoble facilita. Una pieza difícil, por lo delicada, que Isabel Rubio hizo suya en un dominio pleno de control y de equilibrio.
Y como fin de fiesta las celebérrimas 'Suites de Carmen' de Bizet, un sorprendente ejemplo de representación nacionalista que el tiempo ha convertido en icónica, creada por un músico francés que nunca estuvo en España y que representa uno de los mejores maridajes entre melodías impactantes, hábiles armonías y orquestaciones efectivas que muchos consideran como el inicio del verismo, tan popular en la Italia del siglo XIX. El resultado musical fue exuberante, como no podía ser menos, resultado lógico de un rigor sonoro sabiamente propiciado por la batuta de Isabel Rubio que no podemos dejar pasar por alto.
El tiempo vuela sobre nosotros, esperemos que estos 120 años sean el preámbulo de otros tantos que, al igual que estos, dejen una sombra como las que estos han dejado. Felicidades al periódico LA VERDAD.