Soledad Puértolas: «Esta es una situación límite y nos va a costar orientarnos»
Autora de numerosas novelas y ensayos, y académica de la RAE, hoy recibe el galardón de la Semana Internacional de las Letras de Murcia
Seis de la tarde. Ring. (Va a coger el teléfono Soledad Puertólas, escritora de novelas y ensayos, miembro de la Real Academia de la Lengua – ... sillón g– y presidenta del patronato de la Biblioteca Nacional de España). Debería estar nervioso. Debía ser el año 2000 cuando ella participaba en el curso 'La trama en la novela', en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, con Belén Gopegui, Enrique Vila-Matas, Luis Mateo Díez, José María Guelbenzu, Ernesto Ayala-Dip... Allí estaba yo entre el público. ¿Cómo habrán sido estos 20 años para ella? (¡Chsss! ¡que descuelga el teléfono!). «¿Murcia?». «¡Sí!», respondo. «¡Aquí Murcia!». «¡Ay, yo le tengo mucho cariño a Murcia, ¡cómo disfruto ir allí a mi manera! Voy todos los años por el jurado del Premio de Novela Vargas Llosa de la Universidad de Murcia, ¡y ahora lo de ExLibris!». Sí, el Premio de la Semana Internacional de las Letras 2020, que este año comparte con la Biblioteca Nacional, a la que está vinculada, y con Santillana.
–En aquel seminario de Santander hablaba usted de 'La señora Berg'. Mario, el protagonista, vive en una «oscuridad luminosa». Siempre hay un halo de luz.
–Fue un momento en el que tenía muchísima actividad, y era también una manera de salir, de darte a conocer, de hablar de literatura. Ahora ya me he hecho más perezosa, cada vez me cuesta más salir, tengo muchas limitaciones físicas, ya voy acumulando años y tengo dolencias, y tal y cual...
«Pienso que algo se me dio con las palabras, con la ficción y con la literatura, pero no tengo el don para la poesía. Solo atisbos»
«Me pesa la actualidad»
–Usted también estudió Periodismo. La información hoy es más volátil que nunca...
–¡Y la cultura! Que tampoco parece que tiene un papel que interese, desgraciadamente. ¡En la cola y en disminución! Pero te digo una cosa, yo no ejercí el periodismo porque no soy de la actualidad. No sé, no sé. Me pesa mucho la actualidad. La novela me permite apartarme de ese presente. La época que fui articulista sí que fue estupenda, la disfruté muchísimo, es verdad que ahora me costaría. Y me encanta el ensayo, siempre me va a gustar, la parte de reflexionar. Siempre estoy con libros de ensayo y me gusta como reflexión periódica. Necesito reflexionar, me agrada.
–Y acepta retos como el de revisar [allá por 2012] 'La Celestina'.
–Aquello me encantó, lo disfruté muchísimo. La descubrí como una lectura muy difícil, pero una vez que la traduces, es una joya, una de nuestras grandes joyas.
–¿Cómo se hubieran desenvuelto los personajes de sus novelas en este momento pandémico?
–Bueno, es que yo creo que es una situación límite de lo que es la existencia humana. Estamos viviendo como en una metáfora, como en una situación de ciencia ficción. Con mascarilla de aquí para allá. Nos ha caído la amenaza de un futuro muy inquietante. Es una situación muy difícil y nos va a costar mucho orientarnos. A mí me está costando. Yo estoy contenta en Galicia [reside en Vilanova de Arousa]. Vives con esas dificultades de moverte, los trenes no son tantos, nada es fácil... En Madrid tengo yo a mis nietos y a un hijo pequeño, ¡al borde del confinamiento! En fin.
–¿Desde cuándo vive en Galicia?
–Ya llevo muchos años. Mi marido tenía unas oficinas en Vilagarcía, nos hicimos una casa aquí, y al final veníamos a veranear. Al final planteé un cambio de escenario. Yo sigo escribiendo aquí, incluso casi más, no tengo tantos compromisos, y estoy más aislada, pero estoy muy a gusto. La parte física es la peor. La situación es preocupante, y yo soy la que soy también [ríe sin parar].
«Los escenarios nos influyen muchísimo. Galicia es un regalo»
–¿En qué entorno escribe?
–Vivo en las afueras del pueblo de Vilanova, un poco más abajo veo de lejos el mar, aquí lo que prima es la naturaleza. Y no es lo mismo que estar rodeada de coches, de gente que viene y va, aunque no la veas. Aquí los días son larguísimos, y me encanta. Los escenarios nos influyen muchísimo. Lo cercano es el escenario. Para mí estar aquí es un regalo.
–No le conocemos todavía ningún libro de crónicas viajeras.
–A pesar de que siempre he ido para aquí y para allá, no soy yo buena viajera. Lo que quiero siempre es volver a mi casa, al refugio que yo he construido. A mi cuarto. Yo de crónica de viajes no creo que vaya a hacer nada. Sin embargo, la poesía me gusta mucho. Reconozco que hay que tener un don especial. Pienso que algo se me dio con las palabras, con la ficción y con la literatura, pero creo que no tengo el don para la poesía, me encantaría tenerlo, y a veces tengo atisbos, pero lo mío, francamente, es la narración, y el ensayo, la reflexión.
–Recibir el premio de ExLibris le hará doble ilusión, porque también es presidenta del Patronato de la Biblioteca Nacional, y para esta institución es otro de los premios de esta Semana Internacional de las Letras.
–Yo estoy encantada como escritora y como presidenta del Patronato. Cuando vi el premio y que también se lo daban a la Biblioteca, pensé que no podía ser mejor. Yo llevo dos años al frente del patronato, en tiempos difíciles, con muchos cambios, y para mí ha sido muy importante el descubrimiento de esta institución. ¡No nos damos cuenta del amor con el que trabaja la gente ahí!
–¿Qué escritores ocuparon la silla g minúscula en la RAE?
–No recuerdo que hubiera antes escritores, el que me precedió era Antonio Colino, científico. No ha sido un sillón muy literario. Yo siendo literata total creo que hay que tener una visión de la literatura como que no es solo la literatura, sino que es la vida. Entonces, bueno, me siento feliz allí y poder estar discutiendo sobre las palabras es interesantísimo y una experiencia muy enriquecedora. Espero que se puedan reanudar pronto las sesiones de los jueves.
–¿Qué está leyendo ahora?
–Un libro de relatos de Tess Gallagher, escritora americana buenísima. También un libro de Arthur Machen, buenísimo. Me traigo libros a Galicia, pero claro, reviso los que se han ido quedando aquí. Y saco de lo que tenía. 'Bendito sea el ladrón', de Alan Wall, es un libro interesante, con ese estoy ahora. Lo tengo en la mesilla. Es un bonito título.
–Muchos lectores murcianos tendrán sus libros en la mesilla, desde 'Música de ópera', el último, a 'Queda la noche' o el primero, 'El bandido doblemente armado', de 1979. ¡Hace 41 años!
–¡No me digas lo de la cantidad de años, que me quedo estremecida! Me gustaría darle las gracias a los lectores que siguen ahí. Yo siento sorpresa por los que me leen, están dentro de mí mientras escribo. Como decía Carmen Martín Gaite, uno siempre busca el interlocutor, pero no tienes ni idea de quién es. De modo que solo nos queda darles las gracias.
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