Sabina Urraca: «No hace falta tener una autoestima baja para que alguien pueda destruirte»
Presentará su nueva novela, 'El celo', este viernes en Lorca y participará el sábado en el festival Demoleer de la Biblioteca Regional
Dice odiar Sabina Urraca (San Sebastián, 1984) «temas y 'hashtag'» a la hora de catalogar la literatura y deja claro, también, que 'El celo' (Alfaguara), ... su nueva novela, no es un libro «representativo de nada». Una historia que navega entre la animalidad del deseo, la fragilidad humana, la violencia y los recuerdos familiares. La autora acerca al lector a la Humana, que «convive con un animal que se va llenando de toda la energía que a ella le falta, y al que de pronto le viene un celo incontrolable. La Humana tiene treintaidós años, pero ya no desea. Está en la vida, pero no la ejerce», cuenta la sinopsis. La escritora, periodista y editora presentará 'El celo' este viernes a las 19.00 horas en la librería Futuro Imperfecto de Lorca y participará el sábado, a las 18.15 horas, en Demoleer, el primer festival feminista de literatura organizado en la Biblioteca Regional (BRMU). Sabina Urraca charlará con Cristina Morano en un encuentro presentado por la poeta e historiadora del arte Ani Galván.
–Acabo de descubrir que su perra se llama Murcia.
–Sí. Me la encontré en Sangonera la Seca, hace ocho años. Yo estaba con unos amigos, me la encontré en mitad de la carretera y nos la llevamos a Madrid. He ido a Murcia por trabajo en los últimos años, pero nunca he ido con mi perra Murcia a Murcia y por primera vez esta semana estaremos mi marido y yo con ella y la llevaremos al lugar donde apareció mágicamente. ¡A ver cómo reacciona!
–Y en cuanto la vio, ¿supo que no podría separarse de ella?
–Absolutamente. Ella me escogió. Inmediatamente quedamos unidas con un vínculo irrompible. No me planteé nada. Ella se hizo un rollito y se puso a mi regazo y hasta ahora.
[A su perra, Murcia] «Me la encontré en Sangonera la Seca, en mitad de la carretera, hace ocho años»
–¿Qué le lleva a escribir una novela como esta, donde está muy presente la sexualidad, entre otros temas?
–La idea fundacional de 'El celo' surge de un momento en el que estábamos mis amigos y yo tirados en el césped y a mi perra, a la que había adoptado hacía poco, le había venido el celo y fue brutal en el sentido de que de pronto habíamos establecido un vínculo muy fuerte y ella estaba como enloquecida, parecía otra. Los perros venían todo el rato a intentar montarla y yo estaba constantemente apartándolos. Allí también estaba una amiga mía, tumbada, bellísima con su melena larguísima esparcida por el césped. Se estaba besando con un amante que tenía en ese momento y todos estábamos mirando la escena. Entonces llega de nuevo un perro y yo ya me desespero y le digo a mi perra, 'Murcia, Dios mío, ¿cuándo va a acabar esto del celo?' Y entonces mi amiga dijo, un poco desesperada y también cómicamente: 'Sí, por favor, ¿cuándo va a terminar lo del celo?'. Y en ese momento supe que ahí había un libro.
Fábulas
–Se refiere a la sexualidad de la Humana como la Fuerza. ¿Qué poder tiene la sexualidad en las mujeres?
–La sexualidad es tan importante como cada mujer considere. En el caso de la construcción del personaje de la Humana, me interesaba mucho que no fuese una persona débil o frágil, o que estuviese llena de miedo, sino que fuese una persona muy potente, que tuviese un control y casi un poder mágico sobre su sexualidad. La Humana tiene un poder brutal. El cuerpo de la Humana era como un templo o un lugar que poseía un montón de tesoros que de pronto ha sido saqueado por alguien que deseaba, que envidiaba ese tesoro que ella tiene. Para mí era muy importante considerar a la Humana como un personaje hiperpoderoso y ofrecer esta imagen de: 'Amiga, no hace falta que tengas una autoestima superbaja o estés hecha mierda para que si llega alguien y pulsa los botones adecuados pueda destruirte'.
«No pretendo que el lector se identifique con el libro, es algo de lo que huyo en la literatura»
–¿Con qué sensación quiere que se quede el lector tras la lectura del libro?
–Creo que, por mucho que te duela, cuando escribes un libro hay un momento en el que tú ya no puedes controlar lo que le pasará al lector. Pero sí que me gusta dejar claro que mi libro no pretende ni retratar nada, ni representar nada concreto, ni poner nada sobre la palestra. No pretendo que el lector se identifique con él, porque es algo de lo que huyo bastante en la literatura. Yo leo para encontrar otros mundos, no para encontrarme a mí. Para eso ya me tengo a mí todo el rato y me aburro de tenerme delante. No busco identificaciones sino que el lector se sumerja en el mundo de la Humana y la Perra, de todo lo que ha vivido la Humana, y que el lector la acompañe, no que la comprenda ni que empatice. Yo en las novelas me he enamorado de asesinos, de criminales... es una ficción, es una historia y son unos personajes que ni siquiera representan lo que yo opino o siento.
–¿Por qué la Humana y la Perra no tienen un nombre?
–Hay varias razones. La Madre y la Abuela también se llaman así aunque del abuelo sí que en un momento se menciona su nombre, Miguel. El resto de personas sí tienen nombre. Inicialmente, la Humana y la Perra tenían nombre pero en un momento dado me di cuenta de que la Humana, por todo lo que había vivido, tenía que ser contraria a la domesticación de ese animal que se ha encontrado abandonado. Me generaba repulsa domesticar a otro ser, precisamente porque la humana ha sido duramente domesticada y ha pertenecido a alguien en el pasado de una forma escabrosa. La Humana está destrozada en el momento en el que empieza la novela y ha perdido su nombre. Por ello, creía que era importante que, igual que un perro abandonado al principio no tiene nombre, la Humana tampoco lo tuviera. La novela es el proceso hasta que estos dos personajes llegan a tener un nombre. Por otra parte, en la novela los cuentos son muy importantes. Igual que en una fábula como 'La cigarra y la hormiga' y otros cuentos como Caperucita Roja y Ricitos de Oro estas niñas no tenían nombre, me parecía interesante que estos personajes mantuviesen esta figura.
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