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El escritor y matemático Javier Moreno, autor de 'Un paseo por la desgracia ajena'. JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ / AGM
Javier Moreno: «Procuro no olvidarme de que soy mortal»

Javier Moreno: «Procuro no olvidarme de que soy mortal»

Con 'Un paseo por la desgracia ajena', el autor murciano figura entre los finalistas al XV Premio Setenil 2018, que se fallará en breve en Molina

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Miércoles, 31 de octubre 2018, 22:54

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«Me acuerdo todos los días de que estoy aquí de tránsito», dice Javier Moreno (Murcia, 1972), poeta, narrador, matemático, licenciado en Teoría de la Literatura, crítico literario y autor del libro de relatos 'Un paseo por la desgracia ajena', editado por Salto de Página y por el que su autor es candidato a ser distinguido con el Premio Setenil 2018 al Mejor libro de relatos publicado en España, convocado por el Ayuntamiento de Molina de Segura, dotado con 10.000 euros y que se fallará en breve. Un mapa de historias engañosamente cotidianas, sutilmente sorprendentes: por lo inesperado, lo inquietante... Un bosque de pequeñas heridas, de dolores con nombre y apellidos; un paseo, en efecto, por la desgracia humana que a todos concierne, que a todos golpea. Un libro en el que los afectos, las nuevas tecnologías, la paternidad, los conflictos de pareja... se convierten en material narrativo. En el relato titulado 'Coche fúnebre', un personaje pregunta:

-«¿Estás seguro de que no llevas un fiambre ahí atrás?».

Y el conductor, por toda respuesta, sonríe. El conductor «lo había recogido en el trayecto. Lo vio con el dedo levantado. Un chico de apenas veinte años. Un autoestopista. Creía que ya no quedaba ninguno. Lo vio retraer su mano cuando se detuvo en el arcén». Y rápidamente le hizo esta proposición:

-«¿Subes?».

Y el joven autoestopista, ese chico de apenas veinte años, «dudó durante unos segundos, pero al final levantó su culo de la mochila y se metió en el coche con ella en la mano». Y escuchó lo siguiente:

-«Podrás contárselo a tus amigos cuando los veas. Nadie más que tú ha entrado vivo en este coche. Nadie excepto yo, claro». Mientras, «las curvas se sucedían. Tenía que pisarle a fondo si quería llegar a tiempo a la carrera».

-«Espero salir también vivo».

-«No lo dudes, chaval».

«La inmediatez es muy mala consejera de la política. Las redes sociales no siempre están de lado del diálogo, sino de la emoción pura y dura»

'Coche fúnebre' es una de las historias que pueden leerse en el último libro publicado por Javier Moreno, en el que están muy vivas las amenazas y en el que el modo en que se ejerce la responsabilidad individual condiciona los hechos, los finales de cuento: de terror a plena luz del día, tristes...; finales que en ocasiones te dejan con los párpados paralizados... «Habíamos bebido. Llovía y mi amigo conducía demasiado rápido. El coche derrapó...», se lee en 'Boca abajo'. Narraciones a pie de calle, de piel desnuda, de día a día abierto a interrogantes, y en las que el poeta que también es el escritor murciano se manifiesta como un maestro de ceremonias invisible. «Un pez maravilloso había asomado sus brillantes escamas y no deseaba dejar que se perdiese de nuevo en la profundidad de las aguas», escribe.

'Un paseo por la desgracia ajena' habla de hechos que podríamos haber protagonizado cualquiera de nosotros. «Sintió el impacto de su hombro contra la puerta, la inercia del frenazo arrastrando su cuerpo como un muñeco en manos de un niño furibundo. Entonces vino el dolor, la inquietud por sus padres», escribe también en 'Boca abajo', un relato sobre las probabilidades, las casualidades, los sobresaltos... Hay historias de las que no te gustaría formar parte, hay dolores que no quisieras para ti, incluso para nadie. Y, sí, a veces, leyéndolas te entran deseos de salir volando de ellas y, como un pájaro, «planear por encima de los árboles y desaparecer de nuevo en la espesura».

«Escribiendo entro en un mundo paralelo que me permite distanciarme bastante de los problemas y jugar a no ser tú mismo»

El autor de obras literarias como la impactante 'Alma' -«esto sí que es una putada contra uno mismo. Me circuncidé a mí mismo a los veinte años. Sangré y apareció una ampolla enorme justo debajo del glande, como la papada de un sapo»-, con la que logró un gran éxito hace unos años, aborda situaciones vinculadas «con la violencia personal y la social». Tipos de violencia que se desarrollan en un contexto en el que «nuestra forma de relacionarnos con los demás, e incluso con nosotros mismos, se está modificando con el uso de las nuevas tecnologías. Está cambiando nuestra manera de socializarnos y de hacer política».

Moreno, quien con 'Click', editada por Candaya, logró en 2008 ser Nuevo Talento FNAC, cree que «la inmediatez es muy mala consejera de la política», porque, entre otras cosas, «la política tiene que ver con la palabra, con el diálogo, y ambos necesitan tiempo». Y claro: «Las redes sociales no siempre están de lado del diálogo, sino de la emoción pura y dura. Me alarma un poco esa vinculación tan directa entre redes sociales y emoción». Al escritor afincado en Madrid hay dos cosas que le parecen fundamentales a la hora de decidir a qué dedicar su tiempo: «En primer lugar, disfrutar del amor en todas sus variantes, sin por supuesto excluir la carnal; y en segundo lugar estaría la literatura». Por supuesto, y sin poner en duda lo saludable que resulta para cuerpo y alma que así sea, añade con agrado: «También soy un fan de comer y de beber bien».

Al encuentro

Las desgracias te salen al encuentro, el consuelo no es tan fácil de encontrar: «A mí, la escritura me consuela más que la lectura; escribiendo entro en un mundo paralelo que me permite distanciarme bastante de los problemas y jugar a no ser tú mismo. Después del proceso de escritura, suelo 'regresar' afrontando la situación desde otro punto de vista distinto. Yo me enfrento casi siempre a mis situaciones difíciles escribiendo sobre ellas. La literatura es para mí un ser querido más entre mis seres queridos». Leer también es una bendición, y «un modo de conocerse pero también de desconocerse». Una manera de vivir una aventura de la que sales fortalecido, a veces encantado y otras tantas sobrecogido.

«Procuro no olvidarme nunca de que soy mortal; pienso muchísimo en eso, y no en términos tétricos ni macabros. Me acuerdo todos los días de que estoy aquí de tránsito», reconoce el autor de 'Un paseo por la desgracia ajena'. «Hacerlo», añade, «me da bastantes energías. Me pone muchísimo las pilas porque me doy cuenta de que cada vez tengo menos tiempo y de que lo tengo que aprovechar más; eso me da subidón.».

'Un paseo por la desgracia ajena' está atravesada por la nieve, los espejos, los teclados, las tumbas, los amigos, los hijos, las tazas de váteres... Y de imágenes que parecen sacadas de una postal a la que se le está prendiendo fuego. Estampas, como la siguiente, que parecen no encerrar peligros...; lo parecen: «Los dos se agacharon y empezaron a amontonar nieve con las manos, puñados de nieve que, poco a poco, dieron forma a un muñeco».

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