Óscar Martínez: «Este libro me permitió viajar cuando no podíamos, y es lo que he querido plasmar»
El autor almanseño presenta mañana en Lorca su ensayo sobre algunos de los pórticos más llamativos de la arquitectura
«La puerta es el umbral para entrar en un pequeño capítulo en el que, en ocasiones, lo de menos es la puerta en sí, ... y lo de más todo aquello de lo que esa entrada me permite hablar». La frase la esboza Óscar Martínez (Almansa, 1977), autor del ensayo que, bajo el título 'Umbrales. Un viaje por la cultura occidental a través de sus puertas', publica la editorial Siruela, y mañana –20.00 horas– se presenta en la librería Futuro Imperfecto de Lorca, a la que acudirá el propio escritor.
Doctor en Bellas Artes y profesor de historia del arte, arquitectura, fotografía y diseño en la Escuela de Arte de Albacete, esta es su primera obra literaria. En ella recorre «lugares sagrados» como el dolmen de Menga, en Antequera; el pórtico del Panteón de Adriano, en Roma; el templo funerario de Ramsés III, en Medinet Habu; o la iglesia de Santa María de los Reyes, en Laguardia (Álava). Pero, por encima de todo, Martínez viaja a través de la arquitectura por otros muchos recovecos que saltan, con naturalidad, de la anécdota a la reflexión.
–¿Por qué un ensayo sobre pórticos?
–Porque después de leer muchos libros sobre arquitectura e historia no había encontrado ninguno que hablara específicamente sobre ello, y porque llevaba largo tiempo queriendo resumir en una publicación anécdotas, historias y otras vivencias que llevo recopilando durante los últimos casi veinte años. Pero, pese a ello, necesitaba un pretexto original. No quería hacer un manual sobre historia de la arquitectura, así que pensé en que si me centraba en un elemento concreto de esta podría ser interesante. Barajé varias opciones y me decidí finalmente por las puertas. Tenía la idea, y había empezado ya a realizar el proyecto, pero fue con el confinamiento de marzo cuando me di cuenta de que era la hora de escribir: se nos habían cerrado las puertas y había que hablar de ellas.
«La arquitectura habla de la sociedad en la que se produce, y nuestras puertas también»
–¿Qué enseña la fachada de un edificio?
–Mucho. Es su rostro, y a partir de él se podría reconstruir su historia, pero este no es únicamente un libro sobre arquitectura. Cada puerta es una excusa, y también un punto de partida, para hacer una serie de reflexiones personales y exponer vivencias propias. Hay puertas, por ejemplo, que he utilizado para hablar de ecología, de geopolítica actual o de la historia de algún color en concreto. Cada puerta es un pretexto para iniciar un nuevo capítulo.
Conviene saber
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Qué: Presentación del libro 'Umbrales. Un viaje por la cultura occidental a través de sus puertas', de Óscar Martínez.
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Dónde y cuándo: Mañana jueves 17, a las 20.00 horas, en la librería Futuro Imperfecto de Lorca.
–En uno de ellos, advierte al lector de que las ciudades modernas ya no tienen puertas.
–No como las que tenían las ciudades amuralladas, pero sí siguen existiendo otro tipo de barreras. No son físicas, pero están ahí, me refiero a las diferencias culturales, sociales o de clase que hay dentro de todas las ciudades.
–¿Qué lugar de los que recoge su libro le impactó más?
–Cualquiera de los veintidós lugares que cito en el libro encierran algo importante para mí, pero hay dos que me gustan especialmente: el dolmen de Menda, en Antequera, que visité hace dos años y me maravilló; y la puerta y fachada del Panteón de Roma, que es mi edificio favorito.
–Mañana viaja a Lorca. En la Región de Murcia, ¿qué construcciones le atraen?
–La fachada de la catedral de Murcia es espectacular. Es uno de los mejores umbrales barrocos para un templo catedralicio en España, y lo barajé a la hora de poder hablar de algún tipo de una fachada de esta época. En Lorca también hay algunas portadas de casas nobiliarias muy llamativas. Pero, al final había que seleccionar. No entraron, pero podrían haberlo hecho perfectamente.
«La catedral de Murcia es uno de los mejores umbrales barrocos para un templo catedralicio en España»
–¿Qué ha sido fascinante?
–La escritura del libro ha sido importantísima. Me permitió viajar cuando no podíamos, y eso es lo que he querido plasmar en el texto. Me gustaría que el libro fuese visto como una incitación al viaje, una especie de cuaderno de bitácora para descubrir otros enfoques. De hecho, mucha gente que lo lee me dice que ha descubierto con él puertas que desconocía y otras a las que les gustaría volver. Creo que esa es la mejor lectura.
–Decía antes que cada umbral es una excusa para iniciar un nuevo relato, ¿cuál ha cruzado de forma metafórica y no se arrepiente?
–Durante el proceso de creación de este libro he aprendido mucho, y me alegra enormemente haberme decidido a escribirlo y a enviarlo. Todo lo que ha venido después y lo que estoy viviendo ahora está siendo un auténtico regalo para mí. Cada persona con la que hablo, cada ciudad que visito, son como pequeños umbrales que voy cruzando.
–¿Qué cree que dicen las construcciones de hoy sobre nosotros?
–Es muy difícil hacer esa lectura porque es necesario dejar pasar el tiempo, y tampoco soy sociólogo, pero claro que dicen cosas de nosotros. La arquitectura habla de la sociedad en la que se produce, y nuestras puertas también. Hoy, por ejemplo, la práctica totalidad de las puertas en los edificios institucionales son automáticas, lo que nos indica esa necesidad que tenemos de inmediatez. Vivimos en una sociedad en la que lo queremos todo y lo queremos ya, y la idea de eliminar la barrera entre el exterior y el interior puede simbolizar esa obsesión por lo urgente.
–Sobre el debate surgido en torno a las puertas proyectadas por Antonio López para la catedral de Burgos, ¿qué opina?
–Yo estoy a favor de que los edificios no se congelen en el tiempo, y de que estén vivos, aunque sin perder sus elementos. A partir de ahí, me parece un debate interesante, y que hay que estudiar para decidir sobre su pertinencia, por lo que no tengo una opinión cerrada.
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