Javier Moreno: «Habría que humanizar las matemáticas, y ver qué ética hay detrás de los algoritmos»
El autor murciano presenta este viernes en Libros Traperos, con Miguel Ángel Hernández, su debut en el ensayo de la mano de Akal
Javier Moreno (La Cueva, Monteagudo, 1972), matemático y escritor, lleva la mitad de su vida en Madrid. Hace 26 años que aprobó la oposición –es ... profesor de Matemáticas en un instituto de Secundaria cerca de la calle Goya–. 'El hombre transparente (Cómo el «mundo real» acabó convertido en big data)' es su último libro, publicado en la colección de Pensamiento Crítico de Akal. Con este volumen podría haberse doctorado, como le decía recientemente el catedrático de la Universidad de Cádiz Juan Martín Prada. «No es por vacilar –dice, sin alardes de nada–, pero la mayor parte la escribí en seis meses, entre octubre de 2019 y abril de 2020. Para esos primeros meses del confinamiento había escrito una primera versión, 190 páginas, y ya al editor, Jesús Espino, le gustó y quería publicarlo, pero mientras se decidían a lanzarlo, yo seguía escribiendo. Me dijo que hay libros de 50 páginas que le sobran 40, y libros de mil páginas que no les sobra ninguna. Y yo creo que me quedé en un punto intermedio». De esa escritura intermitente el lector observa que hay, lógicamente, muchas referencias bibliográficas, mucha lectura detrás, «pero la almendra del libro la escribí bastante rápido». Este viernes, a las 19 horas, Javier Moreno estará en Murcia, en la librería Libros Traperos (junto a La Condomina) para conversar con Miguel Ángel Hernández sobre esta propuesta que contiene muchas ideas que le han ido revoloteando en su cabeza a lo largo de los últimos años.
Una necesidad acuciante
En abril publicará, además, una novela entroncada con 'El hombre transparente', «una distopía que tiene que ver mucho con las nuevas tecnologías». Varias ideas de este ensayo –el primero que publica, hasta ahora conocíamos su habilidad para la narrativa y para la poesía– han salido precisamente de la novela. «Yo sentí –cuenta a LA VERDAD– una necesidad acuciante de escribir cosas. Una de las ideas motivadoras es que yo había leído mucho a autores aceleracionistas, tanto de izquierdas como de derechas. Nick Land por el lado más oscurantista de derechas, y Alex Williams y Nick Srnicek por la parte de izquierdas. El aceleracionismo como filosofía me interesa porque creo que se ajusta bastante a los tiempos que vivimos. Las nuevas tecnologías son, en realidad, un proceso aceleracionista».
«Quien tenga hoy una licenciatura de Matemáticas y de Informática es como el jefe supremo»
A partir de ahí, la cuestión de la transparencia, la dimisión de una parte de usuarios de redes sociales y blogueros, la renuncia a la intimidad, la exhibición, el narcisismo... «Temas que en principio –argumenta el autor– parecían desconectados los unos de los otros, y yo me propuse tramar un ensayo con cierto aliento narrativo, que puede leerse casi como una novela teórica sobre la contemporaneidad, una de las virtudes más valiosas que yo creo que puede tener este libro». Hay 52 capítulos y una trama detrás con ciertos personajes, entre ellos, por ejemplo, Peter Andreas Thiel, uno de los fundadores de PayPal, que aparece continuamente «y casi que se convierte en una especie de Darth Vader del tecnocapitalismo». «El libro no tiene una intención acusadora o maniquea, de esto es bueno o esto es malo, pero me interesa Peter A. Thiel como personaje, un tipo seductor, culto, bastante sofisticado. A veces a personajes así, también ocurre con Elon Musk, se les ve desde un punto de vista simplista desde los medios de comunicación, pero son de todo menos simples. En el caso de Thiel es gente bien formada, en derecho, filosofía y ramas que tienen que ver con la tecnología».
«La explosión del amateurismo en todos los sentidos causa desconcierto al profesional»
Javier Moreno era un muchacho cuando asistió al nacimiento de la informática. Con 12 años ya tuvo un ordenador MSX y aprendió a programar, ya mostraba interés desde la adolescencia por la ciencia y la tecnología y por las letras. «Cuando acabé COU no sabía si hacer Filosofía y Matemáticas, y acabé estudiando Matemáticas, pero luego me desquité y estudié Filosofía y Literatura Comparada. Siempre me he movido entre las dos aguas, sin perder el interés por una o por otra».
Hilos transversales
Todo ese poso de lecturas de mucho tiempo, y otras ideas recicladas, aparecen en 'El hombre transparente'. Es consciente, como dice, que primero fue el mar, más tarde la tierra y el aire, y ahora el ciberespacio. Desconocemos miles de cosas del «mundo real» en el que estamos instalados, pero si de algo sirve este volumen es para intentar aclarar muchas dudas. Y lo hace Javier Moreno sin interés moralizante, si bien hay crítica a ciertos aspectos, especialmente a cómo la tecnología es apropiada por cierta gente, por el tecnocapitalismo, para su interés personal.
¿Es posible no dejarse seducir por el lenguaje de la tecnología y, como el surfista, dejarse llevar por la ola, o adoptar actitudes más críticas? Javier Moreno aborda casi todos los aspectos en los que puede afectar la tecnología, incluidos los sociológicos. Le interesaba hacer un libro teórico [cita, por ejemplo, 'El enemigo conoce el sistema: Manipulación de ideas, personas e influencias después de la economía de la atención', de Marta Peirano], y fundamentarlo. Ese aspecto teórico y filosófico está ahí. También menciona la teoría mimética de René Girard, o la teoría de los afectos de Spinoza. Establece hilos transversales entre lo que es contemporáneo y lo antiguo, como puede ser la filosofía de Aristóteles.
El éxito de los demás
En esta era de deseos globalizados (el nuevo credo capitalista, «desearás el móvil, el coche, las zapatillas o los 'followers' del prójimo»), Moreno dice que la crítica es antropológica, «no es una cosa surgida en los últimos años, pero internet y las redes sociales han producido una aceptación de esta cuestión de la imitación, y, por tanto, del deseo y de la envidia. Esto a veces nos crea una sensación muy estresante, porque asistir continuamente al éxito de los demás a través de las redes no sé si es soportable por una mayoría de la gente. O sí, y entonces lo que hacemos es imitar al otro, ya sea en lo artístico o en otros ámbitos. Como somos seres miméticos, con eso aprendemos, y las neuronas espejo son las que nos permiten aprender el lenguaje y los recursos básicos para la supervivencia, pero quizás si esto se acelera demasiado a través de las redes sociales puede que el ser humano no esté preparado emocionalmente para digerir tanto mimetismo, y se crean unas dinámicas que ya no son constructivas, sino más bien todo lo contrario. Ahí vemos la polarización, los chivos expiatorios... vemos como si uno mete la pata en internet puede acabar linchado virtualmente, y de estas cosas se dan cuenta en este libro».
«Es como una especie de droga que produce placer y al tiempo sabemos que nos hace mal»
La pornografía también tiene su espacio en 'El hombre transparente'. Vivimos en un mundo con miles de ventanas que se abren y todos somos actores, y estamos expectantes. Nunca antes nuestras intimidades estaban tan expuestas. ¿Somos conscientes de todos los peligros? ¿Es posible educar a las masas en otros usos? «Todos tenemos sentimientos contradictorios –afirma Moreno– sobre las redes y el mundo de internet. Por un lado nos fascina, y, por otro, nos damos cuenta de sus peligros. Pero el peligro causa fascinación. Ese asunto de la paradoja es difícil desprenderse de él, y es uno de los 'leitmotiv' del libro. Hay una fascinación y un rechazo, es como una especie de droga que causa placer y al mismo tiempo sabemos que nos hace mal».
En 'El hombre transparente' dice Javier Moreno que ya no existen estrellas porno, tal vez por esto de imitar a los otros. Ante la pérdida del pudor, vemos que, por ejemplo, hay una mayor desvergüenza a mostrar los placeres del cuerpo, por ejemplo, a la hora de subir vídeos en plataformas de pornografía. «Hay una explosión del amateurismo en todos los sentidos, que causa desconcierto al profesional. Yo no he hecho ahí ningún tipo de investigación, pero creo que, al igual que en la literatura, cualquiera pueda triunfar con un producto no literariamente claro. Las redes encumbran a poetas y poetastros, y a escritores y a gente que no lo es tanto. ¿Criticable? Sí, en el sentido de calidad del producto, pero manda el mercado y el éxito que pueda tener uno en las redes sociales».
Erizos y zorros
Cuesta ponerle un hombre a todo lo que vemos con naturalidad alrededor. Pero Javier Moreno tiene una habilidad innata para la exploración. Atención a la explicación: «Como se dice, hay personas erizo y personas zorro. Los erizo son los que siguen el mismo camino y acaban siendo unos grandes especialistas en su tema, y yo soy de las personas zorro, me muevo en muchas direcciones, y quizás no consigo profundizar tanto como el erizo, pero lo que me gusta es conocer más cosas y ponerlas en relación. Porque al fin y al cabo, aspectos matemáticos, aspectos literarios y aspectos teóricos acaban teniendo cosas en común». Por ejemplo, la función exponencial, un contenido puramente –en apariencia– matemático, lo acaba aplicando al aceleracionismo, al interés compuesto... «La curiosidad es connatural a mí, y en este libro sí que he conseguido encontrar cosas interesantes».
La tiranía de los datos
¿Vivirán mejor los matemáticos en el mundo que viene? «No sé si vivir mejor –responde–, pero realmente estamos viviendo la tiranía de las matemáticas, porque todo está sobredeterminado por las matemáticas. Y cada vez más, porque somos dependientes de los algoritmos. Ahora mismo, vivir mejor sí, porque las matemáticas son la disciplina que menos paro tiene. Es lo que parte la pana hoy, sobre todo si tienes alguna especialización en programación. Quien tenga hoy una licenciatura de matemáticas y de informática es como el jefe supremo», dice.
¿Pero las matemáticas pueden convertirse en algo peligroso para la sociedad si no son controlables? «No olvidemos que los algoritmos son diseñados por personas. Habría que ver qué ética hay detrás de los algoritmos, habría que humanizar las matemáticas, y crear un departamento dentro de las propias facultades para que los matemáticos supieran en qué están trabajando».
No es Javier Moreno un hombre seducido por el pasado. «El mejor momento es el presente, y, si me apuras, el futuro. En mi caso ningún tiempo pasado fue mejor. Soy bastante crítico con esa querencia por tiempos pasados en términos políticos y emocionales. Ese discurso me parece una rendición absoluta frente al tiempo presente, que es el protagonista. No miro al pasado con nostalgia, ni mucho menos».
Cada día escribe algo. Y lee algo. «Soy, más que disciplinado, eficaz», afina al autodescribirse este autor que ya ha publicado una docena de libros, entre ellos las novelas 'Alma', '2020', 'Acontecimiento' y 'Null Island'. Estrenarse en el ensayo «es como una manera de regenerarse». Este año 2022 tendrá más momentos estelares, pues publicará en abril otra novela, y después del verano otro volumen de relatos. Volverá a hacer salivar a Jorge Carrión y a Agustín Fernández Mallo.
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