Joven, rica, famosa
UNA PALABRA TUYA ·
Reconozco mi culpa: ni la menor idea tenía hasta ayer de que existía una que se llama Kylie Jenner, que se acaba de comprar una casa por 36,5 millones de dólaresReconozco mi culpa: ni la menor idea tenía hasta ayer, lo cual implica años de vivir en la ignorancia, sin un líder en condiciones a ... quien seguir, ni estar al tanto de los progresos espirituales alcanzados por la Humanidad –la mitad encerrada hoy en sus casas–, de que existía una que se llama Kylie Jenner. También le digo que no me extrañaría nada si usted me dijese que no le importaría en absoluto tenerla en la familia, bien como nuera, como novia o incluso, ¿por qué no?, como alma caritativa que arrimase un poco el hombro para animar la economía familiar, que a menudo es un sinvivir constante.
La chica es joven, rica y famosa, tres cosas juntas que tampoco, así en principio, se vaya encontrando uno todos los días cuando sale a por el pan, si es que puede. Y de ninguna de las tres cosas, hay que reconocérselo, tiene ella la culpa. La primera no la podrá mantener por tiempo indefinido, por mucho que siga siendo lo segundo y lo tercero, pero por el momento no parece que eso le inquiete; me alegró, no quisiera que tomase ningún disgusto.
La conocí ayer, por decirlo de algún modo, gracias, es otro modo de decirlo, a una noticia que daba cuenta, en este tiempo incierto y oscuro de pandemia, de algunas de las últimas hazañas de la joven, que dejan bien claro que a ella, en la medida en que pueda, el coronavirus no le va a impedir actuar en conciencia, ni va a evitar que siga siendo, al menos y según lo que parece, un ejemplo de vida a seguir para sus nada menos que 171 millones de 'followers', a quienes les alegra el confinamiento, el no tener jardín con piscina y, en muchísimos casos, me imagino que ni siquiera balcón, ni casa en propiedad, ni perspectivas para poder vivir independientes por su cuenta (y riesgo). Ella les muestra en imágenes lo bien que se está tomando la reclusión de oro, toda sencilla, modesta, enemiga de lo superficial y conforme con la existencia común y corrientita que le ha tocado en suerte. Encima de todo, estaría bueno que alguien le reclamase que fuera solidaria, o que emplease algo de su fortuna en ayudar a poder cerrar tantas heridas abiertas, o que se implicase activamente en causas estrechamente ligadas a nuestra supervivencia. Quizá en otros aspectos le habrá pillado desprevenida el confinamiento, pero en el económico desde luego que no, porque hace apenas unos meses su fortuna se incrementó con 600 millones de dólares más, fruto de lo bien que sabe manejar sus negocios cosméticos.
Pero se ve que, en mitad de esa desolación que tiñe el mundo, se ha dado cuenta de que el dinero no da la felicidad, o de que siente como un no sé qué en su interior que no termina de dejarla en paz, a ella que no se mete con nadie y que vive con lo justo, y el caso es que ha decidido dar un paso al frente, sentirse de verdad útil y animar a que los demás sigan sus pasos y así, entre todos, evitemos males mayores y nos sintamos concernidos por las dos nuevas epidemias que se acercan: la de la crisis social y económica, y la del duelo pendiente de tantísimas familias en todo el planeta. ¡Total, que se ha comprado una casa nueva! Sí, ahora, ¿para qué dejar para mañana lo que Kylie Jenner puede hacer hoy? Y se lo ha contado a sus 'followers', que me imagino que lo habrán celebrado por todo lo alto, incluso los que habiten en unos cuantos metros cuadrados, con varios de familia para repartirse el baño, que ojalá funcione.
¡Eh!, apenas ha pagado por ella 36,5 millones de dólares, que eso lo ganamos usted y yo de aquí al verano. Mientras esperamos un poco más, es muy buena noticia esta regalada por la joven. Gente así es justo, justo, justo lo que necesitamos para salir adelante animados por tan admirable ejemplo de filantropía, ¡bendita sea!
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