Diego Balazs: «Me sigue haciendo ilusión jugar al escondite»
El artista peruano residente en Valencia inaugura esta tarde en la Sala de Máquinas del Centro Párraga la muestra 'Ahí no, detrás'
Dice el artista plástico Simón Zabell, comisario de la muestra 'Ahí no, detrás', de Diego Balazs, que esta tarde a las 20.30 horas se ... inaugura en la Sala de Máquinas del Centro Párraga, que es el proyecto más juguetón de su autor, en la que lleva más lejos su investigación sobre el uso y forma de los juegos y juguetes para así cuestionar las relaciones entre el espacio expositivo y el espectador.
El artista peruano (Lima, 1996) residente en Valencia despliega en esta exposición, que se podrá visitar hasta el 18 de octubre, un mundo de objetos destinados al juego, pero el espectador no tendrá muy claro si es él quien juega con esos juguetes o es el artista el que juega con el espectador a través de las obras.
«En la línea de investigación que llevo, cojo el juego y limito ciertas partes, ya sea formalmente o conceptualmente, para que el propio espectador sienta esa tensión y tenga que buscar una nueva resolución de cómo jugar o cómo abordar ese objeto», explica el creador de una exposición con una peculiaridad que la distingue de sus anteriores trabajos: «Aquí, concretamente, hay una imposibilidad física de acercarte al objeto».
Y es que «tras una pared falsa con varios cuadros realizados en papel hay un agujero. Detrás de ella están los peluches gigantes, de más de 2 metros, que te apelan de forma directa. Te invitan a convivir con ellos por su dimensión, comportándose como un objeto que te trata de tú a tú, ya que podrías rodearlos y transitar entre ellos, pero no puedes hacerlo porque están detrás de una pared y solo puedes mirar. Es como una mirilla en un parque de bolas».
En definitiva, «esa es la premisa, seguir jugando y seguir limitando para ver qué nuevas lecturas se proponen por parte del espectador», cuenta el artista representado por T20, que expuso en 2023 la muestra 'HORS_' y que ha participado en ferias como Arco y Estampa, en Madrid.
En la calle
«Yo he crecido jugando en la calle con mis colegas, esa ha sido mi pasión y no he podido estar quieto nunca. A día de hoy, con 28 años, me dicen de jugar a escondite y me sigue haciendo ilusión, igual que cuando era un niño», reconoce el creador, que nunca se planteó el inicio de su investigación: «Mi interés estaba principalmente al inicio en una cuestión más sociológica del juego. Me interesa cómo nos relacionamos con el juego, el valor que a día a día de hoy se le da, su significado político, y también apreciar cómo los juegos no son inocentes y cómo el juguete en sí mismo también es un objeto de instrucción».
Su paleta de colores, siempre vivos, «es fruto del azar», pues, «en 1º de carrera [es graduado en Bellas Artes] me regalaron una caja de rotuladores Posca y tenía solo unos cuantos colores, pintaba con lo que tenía y en esos tonos se basa mi producción pictórica, realizada siempre con los mismos rotuladores».
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