Esos dátiles que Chirbes inmortalizó
Arte ·
La Mar de Músicas programa la muestra de fotografías 'Mediterráneos', que acerca a la faceta menos conocida del célebre novelista
De él dijo Vázquez Montalbán: «Chirbes, una isla que se esfuerza por serlo». Él es Rafael Chirbes, valenciano nacido en 1949 y fallecido en 2015, ... quien lamentaba que el 'sálvese quien pueda' goce de tan buena salud en estos tiempos. Escritor excelente y celebrado por lectores y crítica, fue un náufrago que se reinventó a sí mismo una y otra vez, y que nadó libre y sin red en los mares abiertos de la mejor literatura. Ahora, y hasta el 1 de septiembre, el festival La Mar de Músicas de Cartagena, dentro de su sección La Mar de Arte, acerca al público en general al Chirbes fotógrafo –su faceta menos conocida– a través de las cincuenta imágenes que componen la exposición 'Mediterráneos', que ocupa la sala Domus del Pórtico.
Exposición que surge de una pasión lectora, la que Eugenio González, director de La Mar de Músicas 2024 y director general de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, siente por la obra del autor de novelas como 'En la orilla' y 'Crematorio', entre la que se incluye el libro 'Mediterráneos' (Anagrama), que recoge una selección de crónicas de viajes que realizó, durante quince años ejerciendo como reportero, para la revista 'Sobremesa'. Suya fue la idea de organizar esta muestra, coincidiendo con la temática en la que en esta 29 edición se vuelca el festival La Mar de Músicas (del 19 al 27 de julio): 'Especial islas del Mediterráneo'.
Viajes de Chirbes a Estambul, Venecia, Alejandría, Creta... durante los que el creador tomaba testimonios gráficos de los paisajes, personas y detalles más dispares que reclamaban su atención. Fotografías que, ahora, han sido escaneadas por la Fundación Rafael Chirbes y que se exponen en Cartagena.
Torrencial
'Mediterráneos', producida por La Mar de Músicas, en colaboración con la Fundación Rafael Chirbes, ha sido comisariada por Carolina Parra y Nacho Ruiz (T20), quienes describen el material fotográfico de Chirbes como «torrencial y emocionante».
El escritor, que dejó claro en sus textos que «hay mucha gente a la que, salvo su propio pellejo, todo le da absolutamente igual», era un tipo con el que apetecía conversar, salir a pescar, compartir lecturas, beber al caer el sol, y al que la corrupción ponía enfermo. En cuanto a su quehacer como fotógrafo, «disparaba de una manera compulsiva buscando conservar momentos», indican Parra y Ruiz.
Chirbes estuvo bendecido por el misterio y, ¡soñemos!, ojalá fuese posible hoy compartir con él unos dátiles, ese fruto celestial que le gustaba fotografiar.
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