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Marta Nieto inaugura el FICC con 'La mitad de Ana'
Esta edición número 53 del festival albergará más de 60 proyecciones en los próximos días
La edición 2024 del FICC, que hace la número cincuenta y tres, empezó haciendo una cosa que se le da muy bien: cuidar a los ... artistas de la Región de Murcia. Ese es el motivo por el que en su inauguración contaron con la presencia de la murciana Marta Nieto, con el primer largometraje que ha dirigido, coescrito e interpretado.
Todo empieza con un cuadro de Dalí en el que una chica mira el mar apoyada en el alféizar de una ventana, bajo la atenta mirada de la vigilante de un museo que encarna Nieto. Un trabajo insatisfactorio en una vida insatisfecha pero que le da para ir tirando anímicamente. Pero los hilvanes que mantienen en pie ese vestido de normalidad se vienen abajo cuando su hija grita que la Reina está desnuda confesándole que se siente niño.
Durante el metraje de 'La mitad de Ana' asistimos a la búsqueda de esa parte que le falta al tiempo que trata de ayudar como buenamente puede a su hijo (sabiendo que cuando se tiene descendencia ya no se vuelve a apagar el móvil). Debe meditar sobre la maternidad entendida como un hecho traumático, como en 'Cinco lobitos' o 'Salve María', y que en esa parte que amputó de sí misma al nacer puede residir la respuesta a las nuevas preguntas que se hace.
Centrarse en el adulto antes que en el menor lo aleja de apuestas similares como '20.000 especies de abejas' (2022), y convierte esa búsqueda de identidad de la madre y el niño en un viaje a lo 'Thelma y Louise' (1991) (pero sin Brad Pitt), donde los hombres también son bosquejos al carboncillo. El ejemplo lo tenemos en el exmarido, que es similar al sol de Bruselas, que se ve en el cielo pero no calienta.
La confesión de la confusión eclosiona plasmándose a través de un rodaje muy medido, sin melodramas, alejándose de dramatismos exacerbados, que ve arruinada en parte su naturalismo por la incorporación de elementos que te desconectan de la historia, como esos cuadros que pasan de estar colgados de la pared a estarlo en la imaginación de Ana. Pero su principal defecto reside más en cierta impostación de los diálogos.
La cámara es testigo objetivo de lo que sucede, y nos ahorra momentos duros moviéndose hacía sitios más placidos. Hace una endoscopia emocional, metiéndose hasta en los altillos de los armarios del trastero de esa familia que lucha por comprenderse, sobrevivirse y, quizás, ser feliz de otra manera.
No es un manual de instrucciones para padres en esta situación, pero sí testimonio de una manera de afrontarlo. No imparte lecciones de lo que es correcto, no se cree más listo que sus espectadores, no trata de adoctrinar, aunque su mensaje e intención sí son muy claros. Y es de agradecer un acercamiento a un tema de actualidad.
La aventura cinematográfica, a pesar de sus carencias (en algunos momentos se nota que trata de alargar la historia del corto del que nace, 'Son'), no es una mala ópera prima, así que nuestra Marta Nieto no tendrá que decir lo que dejó escrito sobre su primera novela de ficción, 'Savrola', Winston Churchill: «He insistido constantemente a mis amigos que se abstuvieran de leerla».
Un buen e interpelador inicio para una semana en que el cine se hace presente en Cartagena gracias al más veterano (que no vetusto) festival de cine de la Región, que vuelve a reinventarse y en el que estamos invitados a presenciar más de sesenta proyecciones.
Luces, cámara y acción. A disfrutar.
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