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Javier Ballesta, en la redacción de LA VERDAD, diario en el que empezó a colaborar en la década de los 80; cada dos jueves publica una columna. Abajo, a la derecha, aparece su nuevo libro. NACHO GARCÍA
Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Murcia y columnista de LA VERDAD

Javier Ballesta: «El buen maestro toca tu corazón y tu alma»

Presenta hoy en la Fundación Cajamurcia su libro 'Una mirada a la educación', y el viernes firma en la caseta de El Corte Inglés en la Feria del Libro de Murcia

Jueves, 9 de octubre 2025, 13:32

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En 'Una mirada a la educación' (Graó, 2025), Javier Ballesta (Cartagena, 1958) recoge una selección de 65 artículos publicados en LA VERDAD desde 2016 hasta 2024 en los que condensa reflexiones en torno a la educación en «este país complejo y paradójico». El catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Murcia [antes de volcarse en la vertiente académica fue pedagogo y maestro] presenta este jueves este volumen, acompañado por el rector de la UMU, José Luján; Juan Manuel Escudero, catedrático de la UMU, y el director de LA VERDAD, Víctor Rodríguez. Será a las 19 horas, en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia (Gran Vía, 23, Murcia), con entrada libre. Ballesta concluye que el sistema educativo actual es derivado de un conjunto de decisiones políticas más que profesionales, que José Ignacio Wert ha sido «el ministro de Educación más nefasto de la historia», que los docentes son «imprescindibles e insustituibles por pantallas», y que la educación pasa por momentos «inciertos y titubeantes». Cree que la universidad sigue dándole vueltas a viejos problemas, «mientras el paro sigue amenazando a nuestros jóvenes en la calle». Lo dicho en 2016 bien vale hoy, tantos años después: «La clave no es hacer un pacto de Estado que sabemos que no se alcanza. De lo que se trata es de resolver los problemas con una nueva Ley de Universidades que no dure una legislatura y que sea importante para consolidarla».

Ballesta, que es editor de Educatio Siglo XXI y coordinador de la colección Editum Educar y Aprender de la UMU, ya recopiló artículos aparecidos en este diario en su sección de los jueves, 'Acuse de recibo', en otros dos volúmenes: 'Educar en tiempos revueltos' (2009) y 'Acuse de recibo' (2016), publicados en Graó. Firmará en la Feria del Libro de Murcia este viernes, de 20 a 21 horas, en la caseta de El Corte Inglés en la avenida Alfonso X El Sabio.

–¿Cómo hacer que un maestro sea recordado para siempre?

–Un maestro que recuerdas para siempre es aquel que ha tocado tu corazón y tu alma. Luis Rojas Marcos hablaba de una maestra que tuvo y que creyó en él, y es verdad que el hecho de que crean en ti, que sientas que te apoyan y que te quieren, y te comprenden y te escuchan, es importante. El recuerdo que el alumnado tiene de los buenos profesores es, sobre todo, emocional, de lo que han significado en sus vidas. Por eso pienso que hay que llevar mucho cuidado a la hora de movernos por ciertas arenas, porque lo que podamos hacer se queda ahí grabado. La escucha pausada es la clave. Si tú haces una buena acción, eso queda ahí para siempre. El maestro José Castaño es recordado en Murcia porque siguió colaborando con la escuela que lleva su nombre como voluntario hasta su fallecimiento con cien años.

–Dice que la escucha es hoy una práctica olvidada... «una medicina que necesitamos para seguir caminando».

–Hay una realidad en los centros educativos que es la política de lo urgente, no hay tiempo para hablar de cosas que importan. Vivimos en una sociedad que vive deprisa sin saber por qué no hay tiempo para revisar lo que hacemos.

«Problemas sin resolver»

–¿En qué ha cambiado España?

–Hemos cambiado mucho, obviamente, pero hay muchas cosas que no se han resuelto en educación. Para mí el ministro Wert (PP) fue una calamidad para el mundo educativo. Ha sido el peor ministro que hemos tenido. Entre otras cosas, por ejemplo, penalizó al profesorado que no se dedicaba a investigar. Creo que vivía ajeno a la realidad, era un tecnócrata. Luego han venido otros ministros que no han dado la talla. El sistema no mejora porque no se resuelven los problemas. No hay un pacto común de Estado, Ángel Gabilondo, a mi modo de ver buen ministro, con Zapatero, estuvo a punto de hacerlo. Es que con la ley actual llevamos ocho leyes de educación. El fracaso más grande en escuelas es no tener una formación para una ciudadanía del presente. Hemos pensado que eso era ideología, y hay partidos que todavía lo piensan. Mira lo que está pasando en la Comunidad de Madrid, y cuando Madrid se resfría, Murcia se constipa... Todo se ha polarizado, y no se resuelven los problemas de fondo porque no hay voluntad de hacerlo. En lo fundamental, educar cívicamente a las personas es algo muy necesario.

–Dedica este volumen, con prólogo de Juan Manuel Escudero Muñoz, a su padre, Juan Ballesta López, fallecido hace solo tres años. Hace saber que «su ejemplo nos ayuda a seguir cada día».

–Mi padre era de La Raya, una pedanía de la huerta de Murcia, hijo de Francisco 'El Carlista', que fue corredor de cañas, compraba cañas por el río porque se construían entonces altillos de cañizo. Mi padre y sus cuatro hermanos se quedan huérfanos de madre [Milagros] a los 8 años. Su tío logró que lo llevaran a los jesuitas en Murcia, y lo meten ahí a formarse en un oficio, fue pinche muchos años. Los jesuitas salvaron a mi padre, en realidad. La hermana mayor de mi padre se quedó con su abuelo en la casa, otra se fue a servir a Cartagena.

–En LA VERDAD empezó como colaborador en 1988 con González-Conejero de director, era usted entonces un joven maestro.

–Me presenté un día y me ofrecí a escribir columnas. Empecé a hacer artículos, reportajes, reseñas de libros, crónicas de congresos... en esa época conocí a José Belmonte [crítico literario y articulista]. José Luis Castillo-Puche, que era profesor en la Complutense y amigo de Belmonte, escribió el prólogo de mi primer libro, 'El reto de la enseñanza', que apareció en 1999.

–La columna periodística le ha forjado, sobre todo, como testigo y agudo analista de este tiempo.

–Aunque yo empecé escribiendo poesía, en realidad, en el instituto. Me gustaba mucho la literatura e incluso llegaron a premiarme en un concurso de redacción. Cuando en 1978 lanzamos la revista 'Azahara', con nuestra gran poeta Juana J. Marín, Antonio Durá y Gonzalo Matilla, y Dionisia García que nos presentó en el Club de la Prensa, yo escribía bastante poesía. Pero el salto al periodismo fue cuando ya acabé Magisterio y Pedagogía en la UMU. Estuve diez años de maestro, y en 1985 hice la primera Revista de Educación de centros de profesores de Murcia (CEPS), colaboraba con revistas como 'Magisterio Español' y 'Escuela Española' haciendo reseñas de libros y entrevistas del mundo de la educación. Los centros de profesores aparecieron como centros de innovación en Murcia y Cartagena, yo fui coordinador del programa 'Prensa-Escuela' del MEC en Murcia y Juan Miguel Margalef, recientemente fallecido, lo hacía en Cartagena. Formaba parte del grupo de trabajo 'Prensa Educativa' y 'La prensa en el aula'. La prensa, ayer y hoy, es esencial.

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