Sinner pone fin al reinado de Alcaraz en Wimbledon

En la primera final de Wimbledon en la que no participan Federer, Nadal, Murray o Djokovic desde 2002, Alcaraz y Sinner se encargaron de recordar al mundo que son ellos, y ahora mismo nada más que ellos, quienes están llamados a pelear en la cumbre del tenis mundial en el medio plazo.

El calor tórrido marcó el inicio del partido. No han dado tregua las altas temperaturas durante estas dos semanas en Londres y eso también se nota en el césped, más lento de lo habitual en Wimbledon. No necesitaba muchos ingredientes externos el partido para elevar la temperatura y las expectativas viniendo de donde veníamos, aún con la batalla de cinco horas y media de París en las retinas de todos los amantes del tenis. El listón, altísimo. Consciente eso sí el público de que era prácticamente imposible que un duelo como aquel de la final de Roland Garros se reprodujera sobre césped, mucho menos épico en los intercambios que la arcilla.

A cara o cruz se jugaron Alcaraz y Sinner la primera manga. Máxima dependencia del servicio, con unos primeros compases en los que se intuía la tensión en las muñecas de los dos primeros espadas del tenis mundial. Dio primero Sinner, aprovechando un mal juego del murciano con el saque. No le entraron los primeros servicios y la mano fue para el de San Cándido. La reacción, prácticamente inmediata, nos dejó a un Alcaraz en trance, deslizando de un lado a otro de la pista para igualar el set.

A esa rotura para equilibrar el partido la acompañó otra más para abrochar la primera manga. Inexplicable cómo alcanzó Alcaraz esa última pelota. Puso la raqueta y la bola fue directa a la pista de Sinner desafiando completamente a la lógica. Dedo índice a la oreja y puño cerrado al cielo para festejar una remontada de esas que sólo un tenista como Alcaraz puede protagonizar.

Tras el subidón llegó una desconexión, a la postre clave en el segundo set. Reanudó el partido Alcaraz con las revoluciones bajas, poniéndole en bandeja el break a Sinner. De nuevo a remolque el de El Palmar, habituado a lidiar con estas situaciones cuando al otro lado de la red está el número uno del mundo. Raquetazos en la hierba y ruido de descorchamiento de botellas de champán en la grada. Tanta energía le puso uno de los asistentes a la tarea que el tapón de su botella acabó en mitad de la pista.

Relación turbulenta de Alcaraz con las segundas mangas en esta edición de Wimbledon. Cuatro de las siete que ha disputado han caído del lado de su oponente. También se la robó en esta ocasión un Sinner encendido a medida que se acercaba el final de la manga. No le quedó más remedio que exhibir su mejor tenis al italiano, apretado por el cinturón de un Alcaraz que no paró de elevar su juego. Sin botín para el murciano, arrollado por una versión descomunal de Sinner. Si fue bonito el desenlace del primer set, no se quedó atrás el del segundo, en esta ocasión con Sinner como protagonista.

La sombra iba ganándole terreno al sol sobre la pista, pero en la grada los abanicos trabajaban a pleno rendimiento. También en el palco real, donde el Rey Felipe VI siguió con pasión la batalla desde la primera fila acompañado de los Príncipes de Gales. Nadie quiso perderse esta joya de partido, batalla ya legendaria sobre la que se cimenta el tenis masculino.

Desconectó el servicio de Alcaraz durante el tercer set. El pobre porcentaje de primeros saques (43%) del número dos del mundo facilitó mucho las cosas a un Sinner solvente, que no necesitó de demasiadas filigranas para ponerse por delante en el partido por primera vez. Frío como el hielo el de San Cándido, rompió su hieratismo durante unos segundos para festejar la ventaja. Gesto contrariado en el murciano, con la mirada fija hacia su equipo en busca de soluciones para un saque en problemas.

Aniquilaba Sinner los segundos servicios de Alcaraz con la voracidad de un tiburón. No dejaba lugar a especulaciones, atacando con todo lo que tenía en cada oportunidad. De nuevo, ventaja para el italiano, siempre líder en cada uno de los cuatro sets. Era Sinner quien desprendía magia en esta ocasión, con un golpe a la línea detrás de otro. Desaprovechó Alcaraz dos opciones para igualar el set ante un Sinner inabordable, enchufado en su camino hacia su primer título en Wimbledon. En la red, abrazos y buenas caras entre dos tenistas que mantienen una relación de máximo respeto y que seguirán escribiendo muchas páginas en los escenarios más prestigiosos del mundo.