¿Podemos andar sobre las brasas sin quemarnos?
Hace menos de 48 horas miles de personas celebraron en toda España la Noche de San Juan. Aunque la mayoría de la gente asocia esta famosa noche a la ciudad de Alicante, hay muchas localidades en nuestro país que encienden hogueras en conmemoración del nacimiento de San Juan Bautista, que fue anunciado con lumbres por su padre Zacarías. ¿Y cómo se suele celebrar la Noche de San Juan? La escena de personas saltando las hogueras es la más famosa. También hay gente que quema cosas viejas, pide deseos o hace conjuros de amor. En el articulo de hoy me centraré en aquellos que celebran la Noche de San Juan de una forma tan peculiar como peligrosa: caminando sobre las brasas.
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La 'caminata sobre el fuego' es tradición en muchos lugares de Macedonia, Algeria, Egipto, Polinesia, India o Sri Lanka. Aunque mucha gente e atribuye la ausencia de quemaduras a supuestos poderes de la mente humana para evitar el dolor, en realidad no es así. La termodinámica, y no la brujería, lo explica.
Para que nos quememos hace falta que la temperatura del pie sea lo suficientemente elevada como para producir daños irreversibles en la piel. Uno de los factores clave para que ello no ocurra es la conductividad térmica, una propiedad física que mide la capacidad de un material para transmitir el calor a otro material con el que está en contacto. La conductividad térmica es alta en metales, baja en polímeros y muy baja en algunos materiales denominados aislantes térmicos. Pues bien, las brasas de carbón poseen una conductividad térmica baja. Por eso su capacidad para transmitir el calor a otros objetos con los que entran en contacto, como los pies, es pobre.
¿Todo depende de la conductividad térmica? No. También influye la capacidad calorífica de las brasas, es decir, la cantidad de energía que necesita un material para elevar su temperatura. Las brasas poseen una capacidad calorífica débil, por lo que necesitan poco calor (fuente de energía) para aumentar su temperatura. A nuestros pies les ocurre lo contrario. Su principal componente, el agua, tiene una capacidad calorífica específica relativamente elevada, por lo que necesitan bastante calor para incrementar su temperatura. Al entrar en contacto con el pie, las brasas disminuyen rápidamente su temperatura, mientras que el pie la aumenta muy lentamente. Por eso, aunque las brasas superen los 500 ºC, 'el paseo' en la Noche de San Juan por encima de ellas debería durar bastante tiempo para quemarnos. ¿Cuánto? Depende de muchos factores.
Uno de ellos es la temperatura de las brasas. A mayor diferencia de temperatura entre las brasas y el pie, más rápido fluye el calor y antes nos quemamos. Otro factor es la presencia de callos en los pies, que dificultan la transmisión de calor. También es importante no correr ni presionar las brasas con los pies. Si estos se hunden aumenta la superficie de contacto entre la piel y las brasas, por lo que el riesgo de quemaduras aumenta. En circunstancias normales una persona puede recorrer una distancia de 4 a 5 metros sobre las brasas a la velocidad de una caminata normal sin quemarse... aunque por precaución, y también por sentido común, yo no lo recomiendo.
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Para comprobar los supuestos poderes paranormales de gente que alegaba ser capaz de no quemarse nunca al caminar sobre las brasas, unos operarios de la BBC británica construyeron un sendero de 18 metros de longitud lleno de brasas ardientes a 600ºC. Las personas que anduvieron más de 5 metros sufrieron quemaduras superficiales y los inconscientes que llegaron a los 8 metros padecieron graves quemaduras. De termodinámica sabían poco.
¿Qué ocurre si pasamos más tiempo de la cuenta sobre las brasas? No duden de que sufrirán quemaduras que podrán ser de primer grado (solo afectan a la capa externa de la piel, la epidermis, causando enrojecimiento y dolor); de segundo grado (afectan a la epidermis y también a la segunda capa, la dermis, provocando una leve hinchazón de la zona afectada y ampollas); de tercer grado (alcanzan la capa de grasa que se encuentra debajo de la dermis, provocando que la piel tenga un aspecto muy parecido al cuero). En caso de sufrir cualquier tipo de quemaduras deben acudir lo antes posible al médico.
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Mientras tanto el mejor remedio es aplicar agua fría directamente sobre la zona quemada o bien sumergir en agua la zona afectada hasta que se reduzca el dolor. Por supuesto, no es aconsejable aplicar hielo directamente sobre el área quemada, pinchar ampollas o poner en la quemadura pasta de dientes, aceite, cebolla u otros remedios caseros.
La magia no se pierde
Pero aún hay más. Según un artículo publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' las personas que caminan sobre las brasas sincronizan su tasa cardiaca con la de los familiares y amigos que los observan. ¿A qué me refiero? Científicos de la Universidad Aarhus (Dinamarca) colocaron pulsímetros a doce 'caminantes sobre brasas', a nueve familiares que los observaban y a diecisiete personas que no tenían ninguna relación con los que cruzaron las ascuas. Tras medir sus latidos, los investigadores detectaron que el corazón de los familiares evolucionaba de una manera similar al de las personas que andaban sobre las brasas. Por el contrario, los visitantes que no conocían a los 'caminantes' no presentaron cambios en su frecuencia cardiaca. El estudio mostró por primera vez que los efectos de la acción social tienen una base fisiológica que se puede medir con precisión y que este efecto es independiente de la coordinación motora, ya que los espectadores permanecían inmóviles y los pasadores recorrían la alfombra de brasas de uno en uno.
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Estimados lectores de LA VERDAD, mucha gente asegura que, al conocer la ciencia que hay detrás de todo lo que nos rodea, se pierde la magia. Al contrario. Les puedo asegurar que el placer que proporciona el conocimiento de lo que ocurre a nuestro alrededor, incluso lo relativo a nuestras tradiciones populares, es inmenso..., y por eso es uno de los objetivos de la comunicación científica.
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