Los primeros dátiles de España eran jumillanos
El cultivo de palmeras ha mantenido a miles de familias murcianas y ha arraigado en los habitantes de la Región una especial querencia por un árbol que tiene aquí sus vestigios más antiguos
G.S.forte
Martes, 31 de marzo 2020, 02:07
GINÉS S. FORTE. Hasta mediados de los 70, las estadísticas de la agricultura regional todavía recogían unas producciones extraídas a las palmeras datileras de cientos de toneladas. Ahora ni tan siquiera viene reflejada una tonelada en estos registros oficiales. Su valor actual es más ornamental y ecológico que agrícola, lo que ha puesto en peligro su supervivencia. Sin embargo, durante siglos su cultivo ha mantenido a miles de familias murcianas, y ha arraigado en los habitantes de la Región una especial querencia por un árbol que tiene aquí sus vestigios más ancestrales.
En el Museo de Jumilla se conservan unos huesos de dátiles procedentes de la llamada Cueva de los Tiestos, que representan la evidencia más antigua de la presencia de esta especie en España. Se trata de unos restos fosilizados de la Edad del Bronce, con casi 5.000 años de antigüedad. Varios milenios después de aquel momento, la introducción reciente de palmeras datileras orientales, en concreto desde Egipto, casi ha acabado con esta vieja compañera de la huerta murciana en poco más de una década, al contaminarla con el voraz picudo rojo.
Las larvas de este coleóptero perforan galerías en los troncos de los árboles hasta hacerlos morir en muchos casos. La llegada de este parásito ha acelerado la caída en desgracia de un cultivo que ya se encontraba en desuso, lo que realmente inició su mayor contratiempo.
Sin cultivadores que cuiden de ellas, las palmas datileras se han quedado en una anécdota en la Región de Murcia. En un momento en el que se tratan de recuperar cultivos que también habían casi desaparecido, como las chumberas, los granados o los algarrobos, quizá dentro de un tiempo vuelvan a trabajarse las datileras, aprovechando la adaptación que durante siglos han demostrado al terreno y la tendencia hacia unas producciones más sostenibles.
Sus hondas raíces, capaces de absorber el agua que se encuentra a gran profundidad, le dan una resistencia a la sequía y a la aridez que le aportan mayor interés ante los cambios en el clima que ya se atisban. Además, es capaz de crecer en suelos salinos. Otra ventaja más.
Si el momento de tratar de recuperar a nuestra palmera datilera llega, la Universidad Miguel Hernández de Elche conserva en su banco de germoplasma semillas e incluso plantas en el campo que podrían favorecer esa misión.
Entre tanto, no estaría de más conservar si quiera como tradición una de las prácticas agrícolas más antiguas en estas tierras.