Universidad y empresa se dan la mano a través de las cátedras

Tradicionalmente, en el ámbito docente y universitario, las cátedras hacían referencia a la silla que ocupaban, en un lugar elevado, los maestros a la hora de impartir la lección a sus alumnos o discípulos. De ahí deriva, además, el término 'catedrático', del latín 'cathedraticus', cuyo significado es 'el que ocupa la silla'.

A día de hoy, en España, se define como catedrático al rango más elevado que se puede alcanzar en la carrera investigadora/universitaria, aquella que eligen quienes desean trabajar en la Universidad y que les permite hacer méritos hasta alcanzar dicha posición. De hecho, cargos como el de rector, por ejemplo, solo pueden ser ocupados por catedráticos. Precisamente, es en relación a ese rango al que se asocia la libertad de cátedra: el derecho de los docentes, especialmente los universitarios, a exponer sus conocimientos según sus propias convicciones y sin someterse a una doctrina impuesta por los poderes públicos. Y es a esta a la que se asocia la expresión 'sentar cátedra' para hacer referencia al hecho de opinar de forma rotunda sobre un asunto.

No obstante, el término cátedra se ha difuminado un poco, con el paso de los años. Si bien se sigue usando para la plaza que ocupan los catedráticos en las instituciones docentes, también se utiliza para hacer referencia a un convenio que se firma entre universidades y empresas para potenciar la colaboración entre ellas.

Mariola Palazón, coordinadora de la Red de Cátedras de la Universidad de Murcia, explica que «las cátedras constituyen un medio para el establecimiento de colaboraciones estratégicas y duraderas entre la universidad y la empresa, así como con instituciones públicas y privadas que estén interesadas en la formación, la investigación y la transferencia de conocimiento. A través de las cátedras podemos fomentar la relación de la universidad con los diferentes grupos de interés y plantear acciones que redunden en una transferencia de conocimiento al tejido empresarial, a las instituciones públicas y privadas, y a la sociedad en general».

Aspectos en los que coincide Eloy Hontoria, coordinador de la Red de Cátedras de la Universidad Politécnica de Cartagena, quien apunta que una cátedra «es un claro ejemplo de lo que debe ser una iniciativa de colaboración público-privada o entre dos entidades públicas como la Cátedra que tenemos con el Ayuntamiento de Cartagena y nuestra universidad». Asegura que su creación debe repercutir de manera positiva en tres pilares básicos: la propia organización que financia la cátedra, los estudiantes y los grupos de investigación. Como consecuencia, las universidades se benefician de este intercambio de conocimiento y a su vez, de una formación práctica/extracurricular de los estudiantes, orientada a la resolución de problemas reales dentro de las empresas y organizaciones.

En el caso de las universidades públicas de la Región de Murcia, aunque este tipo de acciones dieron sus primeros pasos a finales de los 90, ha sido en los últimos años cuando realmente se ha dado un impulso a las mismas y se ha potenciado su desarrollo. En la actualidad, la Universidad de Murcia cuenta con más de 50 cátedras en diferentes áreas: ingeniería informática, empresa, economía, educación, innovación, digitalización, turismo, industria alimentaria, química, mano de obra, etc. Mientras la UPCT cuenta con 41 relacionadas con la tecnología, agricultura, sanidad o el cooperativismo, entre otras.

Estas colaboraciones no se centran únicamente en un proyecto de I+D concreto, sino en un campo científico-tecnológico más amplio con el objetivo de consolidarse a largo plazo. Además, podrán impulsar diversas acciones como premios de Trabajo Fin de Máster y Trabajo Fin de Grado, becas especiales y prácticas en la empresa o institución con la que se ha promovido la cátedra, como puede ser el caso de las cátedras asociadas a empresas como El Pozo, Estrella de Levante, SAES, Grupo Hefame, MTorres, Primafrio o Puertas Padilla. Otra vía de actuación se centra en la organización de seminarios o ciclos de conferencias que tienen un objetivo más de divulgación del conocimiento que se genera en la Universidad. Así, estas actividades ofrecen información sobre temas que pueden ser de interés para la sociedad, mejorando su calidad de vida y promoviendo acciones saludables.

En el caso de la Universidad de Murcia y la Universidad Politécnica de Cartagena, por ser universidades financiadas con dinero público, su vocación de servicio a la sociedad es algo intrínseco a las mismas.

«Uno de nuestros principales objetivos es fomentar la creación de cátedras que no solo esté orientadas a la colaboración con empresas privadas sino a resultados que vayan dirigidos a la mejora de la sociedad general», apunta Mariola Palazón. Pone como ejemplo la Cátedra de Agenda Urbana y Estratégico Local desde la que se trabaja en cómo debe ser la Murcia del futuro en cuanto a movilidad o espacios verdes, por ejemplo; o la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de la que forma parte el proyecto ODSesiones, dirigida a que las empresas sean más sostenibles, entre otros aspectos.

Además, a través de las cátedras existe el compromiso de ayudar a que la Universidad sea más conocida y que parte de esas actividades vayan dirigidas al público general, de ahí que se organicen actividades de divulgación, difusión, solidarias, etc.

Las cátedras suponen una alianza estratégica y duradera, de manera que las actividades desarrolladas por estos convenios tienen beneficios tanto para las empresas, investigadores, estudiantes y la sociedad en general. En el caso de las empresas o instituciones públicas, que son quienes cargan con el peso de la inversión económica, se puede destacar: la realización de proyectos de investigación orientados a las empresas; la posibilidad de contratar becarios con cargo al presupuesto de la cátedra; el acceso a los recursos humanos y las infraestructuras de las universidades; el desarrollo de actividades formativas específicas para la empresa; la transferencia de conocimiento y la vigilancia tecnológica; el intercambio de personal calificado; y premiar el talento mediante becas y premios de investigación o a trabajos de fin de grado y máster.

No en vano, para las empresas, este tipo de colaboración, además de ser una expresión de responsabilidad social empresarial con repercusión positiva para la sociedad, es una oportunidad para establecer el más estrecho contacto con la vanguardia de la investigación y del conocimiento generado en la Universidad, asociando su nombre a la historia y al prestigio y a la marca Universidad de Murcia o Universidad Politécnica de Cartagena. Para las universidades representa una oportunidad de disponer, con una cierta continuidad, de búsqueda de nuevas líneas de investigación de interés para el sector empresarial, de instrumentos de formación de estudiantes e investigadores o intercambio de personal, y de la explotación desde un punto de vista comercial de los resultados de sus investigaciones en el mercado.

Hasta la fecha, no existe una normativa oficial o común a todas las universidades para que una empresa u organismo público puede firmar un acuerdo de colaboración con las universidades de cara a formar parte de su Red de Cátedras, sino que cada institución acuerda las condiciones que le parecen más acordes a sus necesidades. De hecho, no todas las universidades cuentan con una red de este tipo. No obstante, tanto la UMU como la UPCT disponen de unas condiciones mínimas exigidas y ambas están trabajando en la creación de un protocolo que rija la firma de estos convenios.

Por ahora, a rasgos generales, la puesta en marcha de una cátedra supone el compromiso de establecer una amplia y cualificada colaboración de empresas, fundaciones, administraciones públicas o entidades con vinculación empresarial con cualquiera de las dos universidades públicas, y que tiene por fin la realización de actividades de docencia, formación, generación de conocimiento, difusión y transferencia de conocimiento en un área científico-técnica de interés común y durante un tiempo determinado.

En la creación de una cátedra podrán participar más de una empresa y más de una entidad universitaria, y el convenio de creación establecerá la duración de la misma, que será por un mínimo de un año y por un máximo de cuatro años renovables. Eloy Hontoria pone de manifiesto que «el objetivo siempre es que exista un compromiso a largo plazo que permita alcanzar resultados óptimos, tanto por parte de las universidades como de las empresas u organismos que se suman a esta iniciativa».

Una de las prioridades más importantes para las universidades públicas de la Región de Murcia son sus estudiantes. En un escenario cada vez más competitivo y global, poder ofrecerles una educación de calidad no solo pasa por la docencia que se imparte en ellas, sino que también incluye otro tipo de formación práctica y experiencia extracurricular. A partir de esas premisas, las redes de cátedras se convierten en una herramienta ideal a través de la que acercar la realidad empresarial y del mundo laboral a quienes eligen la UMU o la UPCT para estudiar.

«Tener egresados con conocimientos del mundo empresarial es muy importante para la Politécnica lo que da aún más valor a este tipo de convenios. De hecho, el 30% de los estudiantes que participan en proyectos asociados a la red de Cátedras, son contratados por las empresas al finalizar sus formación», advierte Eloy Hontoria. Mariola Palazón, de la UMU, explica, además, que las oportunidades para los estudiantes son numerosas pues «tienen la posibilidad de hacer prácticas en empresas, pero también de desarrollar acciones de formación como máster, cursos de promoción educativa, acciones de transferencia con seminarios, jornadas, etc. Un enorme abanico de posibilidades que les acerca al contexto que se van a encontrar cuando abandonen las aulas y que no solo les beneficia a ellos sino también a las empresas, y por ende a la sociedad».

Para garantizar estos objetivos, los convenios de cátedra incluyen una oferta de becas anual, cuyas condiciones varían dependiendo de cada una, pero que compromete a las empresas a impulsar la carrera de los estudiantes. No en vano, es algo que también para ellas supone numerosas ventajas ya que, como indica Hontoria, «es habitual que cuando acceden a la Red de Cátedras sea porque se han encontrado con un problema que, por ellas mismas, no son capaces de resolver, lo que les lleva a incorporar un estudiante de doctorado que trabaja para ellos (puede ser a jornada completa o a media jornada) y que, mediante la realización de su tesis doctoral, trata de resolverlo». Además, en ese caso, con el apoyo de su director de tesis (que es un docente de la Universidad) y de los grupos de investigación, lo que aporta un valor añadido.

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