Don Quijote toma la palabra en esta crisis
Cervantes nos habla del peligro, del miedo, de la libertad, de la valentía, de la belleza del arte, del saber, de la vida y la muerte... Enseñanzas eternas
«EN UN LUGAR DE LA MANCHA, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza ... en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada [...]». Esta introducción del 'Quijote', libro entre los libros, publicado en 1605 y 1615, historia que encierra el sentimiento de una España de ayer y para siempre, nos sirve de punto de partida para proponer a los lectores volver a perdernos con sus aventuras.
¿Tiene algo que decirnos Don Quijote para encarar con ánimo y determinación estos tiempos de malaventura por el coronavirus?
Responden a este desafío diez admiradores de la obra de Miguel de Cervantes: el escritor Manuel Vilas ('Ordesa'); la pintora Carmen Cantabella; la profesora de literatura Caty García Cerdán; la columnista y directora del FICC Esther Baeza (Rosa Palo); la bibliotecaria Marita Funes; los médicos Fernando de la Cierva Bento y José Luis Valdés Belmar; los profesores José Belmonte Serrano y José María Pozuelo Yvancos; y el arquitecto Vicente Martínez Gadea. Todos ellos comparten un pasaje y lo que les inspira desde sus confinamientos.
Carmen Cantabella
«… por esta vez quiero tomar tu consejo y apartarme de la furia que tanto temes; mas ha de ser con una condición: que jamás, en vida ni en muerte, has de decir a nadie que yo me retiré y aparté deste peligro de miedo, sino por complacer a tus ruegos»
(Segunda parte, capítulo XXIII)
Los libros de caballerías, que parodian la realidad, nos han llegado en forma de Covid-19, lo que Cervantes toca lo deja del revés como este virus. Aunque ahora no podamos cabalgar podemos crear nuestra ficción, ser pragmáticos y extravagantes sin salir de casa.
José Belmonte Serrano
«¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!»
(Segunda parte, capítulo LVIII)
Mi madre, que nunca fue a la escuela, que no leyó el 'Quijote' ni tuvo ni un solo libro en casa, me decía, con otras palabras, lo mismo: «Aprende, hijo, a ganarte el pan con tus manos. Procura no depender de nadie. Y nunca dejes de dar las gracias por ello».
Marita Funes
«No huye el que se retira -respondió don Quijote-; porque has de saber, Sancho, que la valentía que Çno se funda sobre la basa de la prudencia se llama temeridad, y las hazañas del temerario más se atribuyen a la buena fortuna que a su ánimo»
(Segunda parte, capítulo XXVIII)
La prudencia, qué virtud tan oportuna nos recuerda don Quijote. Es el momento de ponerla en práctica. Ella guía directamente el juicio de la conciencia. No se trata de ser valientes, sino de ser prudentes. Prudencia y no temeridad, una retirada a tiempo no es huir, es vivir.
Manuel Vilas
«-Enviad vos dinero-dijo Teresa- que yo os lo vestiré como un palmito.
-En efecto, quedamos de acuerdo -dijo Sancho- de que ha de ser condesa nuestra hija»
(Segunda parte, capítulo V)
Este diálogo entre Sancho y su mujer Teresa me conmueve especialmente, porque muestra los sueños de bonanza económica de la gente de extracción humilde. Sirven estos sueños para nuestra época, para la clase media actual. Son sueños de prosperidad, de ascenso en el mundo social. Es el sacrificio de los padres para que los hijos vivan mejor. Todo eso, que forma parte de nuestra cultura actual, ya está en el 'Quijote'.
José María Pozuelo Yvancos
«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres»
(Segunda parte, capítulo LVIII)
Este canto de don Quijote a la Libertad no nace como si fuese un bien abstracto, sino como un bien muy concreto, poder moverse por los caminos. Por bien que estemos en casa y por bien que comamos en ella, como si fuese un Palacio, igual sensación de libertad que la que vivieron Sancho y don Quijote sentiremos cuando salgamos a la calle al final del confinamiento, que por cierto puede ser buen momento para acercarse al 'Quijote'.
Fernando de la Cierva
«…, porque bien sé lo que es valentía, que es una virtud que está puesta entre dos extremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad»
(Segunda parte, capítulo XVII)
En lugar de contra molinos de viento con apariencia de gigantes de brazos largos, hoy luchamos contra un terrible enemigo invisible. Tenemos en primera línea valientes quijotes que arriesgan cada día su salud intentando rescatar de las garras del virus a sus prisioneros. Y estos quijotes van armados con bata en lugar de con coraza, mascarilla por morrión y guantes por adarga.
Caty García Cerdán
«Dejadme volver a mi antigua libertad…yo no nací para ser gobernador… y digan al duque mi señor que, desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno, y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas…»
(Segunda parte, capítulo LIII)
Sancho conoce sus límites y con valentía los asume. Es lúcido, por eso quiere volver a su origen, haciendo constar que es un hombre de bien. Me admira su conocimiento del ser humano, su mirada benevolente y su hondura moral. Como novelista se atreve a jugar con la ficción y la realidad, eliminando límites. Recordemos el encuentro mágico de los duques, lectores entusiastas del Quijote, con sus héroes de ficción. Y la conversación de éste con el bachiller Sansón Carrasco y su pregunta: ¿cómo va mi libro?
Vicente Martínez Gadea
«[...] acullá vee una artificiosa fuente de jaspe variado y de liso mármol compuesta; acá vee otra a lo brutesco adornada, adonde las menudas conchas de las almejas, con las torcidas casas blancas y amarillas del caracol [...] mezclados entre ellas pedazos de cristal luciente y de contrahechas esmeraldas, hacen una variada labor, de manera que el arte, imitando a la naturaleza, parece que allí la vence»
(Segunda parte, capítulo L)
Para pintores, escritores, arquitectos, para todos los que nos dedicamos a producir 'artificialidad', este discurso de don Quijote al canónigo –escrito en una época en la que aún la 'mímesis' era la verdad, y la fidelidad a las cosas «tal y como son» era la mejor medida para apreciar el arte– supone una palmadita en el hombro; metidos como estamos en la difícil ilusión de intentar lo inverosímil.
Rosa Palo
«-Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote-, que el que lee mucho y anda mucho, vee mucho y sabe mucho»
(Segunda parte, capítulo XXV)
De la cocina al salón, del salón al baño, del baño al dormitorio. Nuestros andares restringidos a lo doméstico, nuestros movimientos limitados al espacio interior. En estos días extraños, inciertos, íntimos por necesidad, se agiganta el placer de la literatura, íntima por convicción. Los libros nos salvarán otra vez. Y volveremos a las calles sabiendo mucho más.
José Luis Valdés Belmar
«La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo»
(Primera parte, capítulo IV)
Esta cita la he llevado grabada toda mi vida. Tuve un profesor en Maristas que cada vez que hacía alguna 'travesura' me castigaba a copiar un capítulo del 'Quijote'. 'Valdés, para mañana el capítulo IV', me decía. Y lo copié muchas veces. Por tanto, por ese día en que los niños puedan volver a sus colegios y los mayores salir contentos al amanecer hacia nuestros trabajos. Por ese día en que Murcia recupere su alegría.
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