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Relato de un infierno

Esta dura historia autobiográfica gira en torno a la agresión sexual sufrida por una niña de ocho años

J. ERNESTO AYALA-DIP

Lunes, 1 de marzo 2021, 21:28

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El libro que comentaré esta semana no es de fácil digestión, toda vez que trata de una agresión sexual en París en la persona de una niña de ocho años. La víctima se llama Adelaïde Bon. Y la autora también. En realidad, se trata de la misma persona. La autora debuta en la narrativa con esta historia autobiográfica titulada 'La niña de la banquisa'.

El libro se divide en tres partes. Una, en la que la autora, en tercera persona casi toda la narración, nos cuenta el hecho: un hombre la engaña pidiéndole que le ayude a colocar una bombilla en un rellano del edificio donde vida la niña, puesto que se dice electricista. Luego del engaño viene la agresión brutal, inesperada, insospechada para la niña. Después sobrevienen las consecuencias inmediatas, la atención médica urgente, las incómodas preguntas policiales. Pero enseguida se hace un silencio, la autora se va imponiendo un silencio casi terapéutico e inconsciente. Adelaïde va gestionando la agresión inmersa en un mutismo radical, por sí misma, sin compartirlo con nadie, como si cuanto más escondido el hecho terrible, más lejos estuviera la culpa de haber sido agredida.

En la segunda parte, la autora narra las consecuencias psíquicas del hecho. Su trauma manifestándose en la reacción de su cuerpo y su espíritu ante todo lo relacionado con el sexo en su juventud, y su vida enfilando la madurez hasta que se casa y tiene su primer hijo. También en esta etapa Adelaïde narra las distintas formas de tratamiento a las que se ha sometido para conjurar lo que se parecía tanto a una enfermedad incurable del alma. (Aquí la autora confiesa lo privilegiada que fue al pertenecer a una clase acomodada, puesto que otra niña de muchos menos recursos no hubiera podido nunca visitar psiquiatras y expertos en agresiones de pedocriminalidad, concepto este, por cierto, acuñado muy recientemente para reemplazar a pedofilia).

La tercera parte está dedicada a la descripción del agresor, identificado gracias a una casual prueba de ADN, y al juicio en el que es encontrado culpable y condenado a dieciocho años de cárcel, aunque el violador decide por su cuenta recurrir la sentencia.

«La memoria traumática de los actos violentos y del agresor colonizará a la víctima y será el origen de una confusión entre ella y el agresor, una confusión responsable de sentimientos de vergüenza y culpabilidad que se verán alimentados por palabras, imágenes y emociones violentas y perversas percibidas erróneamente como suyas, cuando en realidad proceden del agresor». Un libro narrado con una extrema delicadeza e inteligencia, a pesar de su dureza y su tratamiento casi clínico de su contenido.

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