Por aquí pasó la vida

Un libro repleto de experiencias para aprender y disfrutar

Lunes, 5 de julio 2021, 20:49

Mi generación soy yo', escribe Adolfo Fernández en uno de estos textos –estampas, viñetas, glosas–, o 'lúcidos ejercicios de memoria', como los denomina Javier Díez ... de Revenga en el excelente y lúcido epílogo de la obra para acabar así, de un plumazo, con toda la polémica que podría generar la indeterminación del género.

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Y es que, a partir de la lectura –lenta y bien digerida, por lo que se aprecia– del grandísimo Josep Pla (que todo aspirante a periodista debería tener como autor de cabecera), el responsable de estas páginas descubre que cuando habla de su generación no se refiere a otra cosa que a sí mismo.

El presente libro, editado impecablemente por la prestigiosa editorial Renacimiento, es un viaje a bordo de sí mismo, con una luz otoñal como telón de fondo, y con el que se aporta «una verdadera lección de dignidad», como bien aprecia Paco Jarauta en las páginas preliminares. Y esa es una razón más que suficiente para adentrarse, con brújula o sin ella, en este sabroso laberinto mágico con el que Adolfo Fernández rehúsa al exhibicionismo barato, a las lecciones magistrales y a la moralina trasnochada de abuelo cebolletas.

En el fondo, todo libro se escribe, como apreció Machado, para luchar contra el tiempo, que ni se para ni tropieza. Y hay que luchar, como nos advierte Adolfo Fernández en el texto que abre el volumen, «con firmeza y energía sin dejarse atrapar por esa telaraña autodestructiva».

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La actitud que presenta es de origen senequista con matices epicúreos, dando por hecho que es inútil lamentarse por lo que vamos perdiendo poco a poco. Y no falta un cierto aire optimista, dando por hecho de que es imposible que nos quiten lo 'bailao' y que, en todo caso, toca vivir el presente sin renunciar a los recuerdos.

Pero, al mismo tiempo, este personaje, que fue uno de los más populares de la radio en toda España no hace tantos años, y que se ganó a pulso el cariño y la simpatía de la gente, expulsa sus demonios interiores cuando pone en tela de juicio todo lo relacionado con lo digital, con las máquinas, con los modernos medios por los que ahora nos comunicamos, restando verdad y trato humano a la vida.

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Tampoco están ausentes, en este mar de ideas en donde las olas llegan mansas a la orilla, las frases magistrales, marca de la casa. Una voz templada y firme mientras llega la noche. Lo deja dicho Jarauta: por aquí pasó la vida.

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