El nacimiento de una escritora

Reseñar el primer libro, que acaba de ganar el IV Premio de literatura La Montaña Mágica, de una autora novel tiene un ingrediente de emoción particular, sobre todo si uno la ha visto crecer, ha estado muy cerca de su formación y ha adivinado en ella, antes que ella misma, esa peligrosa, fascinante e incurable enfermedad de la literatura; se trata también, de alguna manera, de una suerte de alternativa taurina (yo que tanto amo la fiesta y tanto respeto me inspiran los toros). La autora de este poemario, que es ya una poeta brillante, con ese grado de impertinencia y descaro necesarios para enfrentar el mundo peligroso que la aguarda, nos entrega unos textos que poseen una clara inspiración poética, cuya forma no siempre obedece a los cánones del género, como no podía ser de otra manera viniendo de una poeta joven y atrevida.

Hay mucho de iniciación, aprendizaje y ritual iniciático en estos poemas en prosa, que en algún caso parecen relatos, confidencias, viajes al fondo del corazón de la autora, coqueteos inteligentes y sensibles con la poesía de siempre. Inés ya tiene desde una edad tan temprana como la que ostenta las claves necesarias para merecer un nombre propio entre el resto de los poetas, una voz personal, un empuje apasionado, con un acento trágico imprescindible, porque acaba de emerger de un romanticismo sólido, natural y bien aprendido.

Es indudable que asistimos al nacimiento de una escritora, que con el paso de los años, ya lo pronostico, tendrá un auditorio propio, esos lectores que andan buscando ya el vuelo de la palabra, la música de la emoción, el misterio del principio de todo, porque, no en balde, el poeta no va hacia delante, sino que pasa su vida en la búsqueda del origen, en la emoción primigenia y en la sorpresa que ya perdieron el resto de los mortales y que él, o ella, todavía conservan.

Inés extrae en este libro con insólita madurez de poeta grande los viejos misterios que la literatura ha destapado desde Homero de forma reiterada. Para hacer un uso notable de la palabra, de la poesía, es posible que solo necesitemos la gracia de la inocencia y el conocimiento de esos centenares de hombres y mujeres que vivieron antes de nosotros y que intentaron decirlo todo, pero esta joven escritora de Murcia posee, además, los instrumentos de una escritora avezada, de una inspiración novedosa y de un acierto expresivo sorprendente, como solo lo puede mostrar quien se haya alimentado desde muy pequeña con el verbo trascendente de la literatura.