Familia

A veces el seno familiar no es precisamente un lecho de rosas, ni siquiera una triste guarida en la que protegernos, y así lo demuestra Susana Hernández en esta novela en la que cuatro voces narrativas nos van ofreciendo un cúmulo de determinaciones a cual más errónea, y cuyas consecuencias van creciendo a lo largo de sus páginas como si de una asesina bola de nieve se tratara.

Las existencias de Lisa y Axel, Rai y Carla, deberían transitar por caminos casi apacibles, pero la oscuridad que arrastra cada uno de ellos, unos más que otros, hará que una red de mentiras y secretos se vaya tejiendo sobre sus cabezas, enredándolos cada vez más hasta que terminan por aflorar sus verdaderas personalidades, aquellas que ni el pasado será capaz de sofocar.

No debe buscar el lector una novela negra al uso, fuera del secuestro del joven Joel. ¿Entonces, tiene algo de negra?, preguntará algún curioso si conoce la trayectoria de la autora. Pues la ambientación, la gradación de la trama, el secuestro, el mal, el dinero..., todo tamizado por un ambiente rural en el que los hermanos Badia han sido los reyes durante mucho tiempo.

Novela breve, tal vez demasiado, pero con el suficiente espacio como para que Susana nos deslice el pasado de los cuatro personajes, el hecho de que ninguno de ellos esté limpio, y la potencia que el mal y el rencor pueden ir adquiriendo como motores literarios. Súmenle un lenguaje vivaz y directo y tendrán que apurar esta novela de un solo y vertiginoso trago, porque es de esos licores de los que uno no puede conformarse con tomar una única copa.