'La ciudad y sus muros inciertos': la lucha de Murakami por encontrar su lugar en el mundo
Una extensa novela de 600 páginas por las que nuestro protagonista, Boku, un joven tokiota de instituto público, se encuentra a una chica tímida que estudia en un colegio privado, Kimi, cuando ambos son premiados en un certamen literario
Antonio Ortega
Sábado, 16 de noviembre 2024, 07:50
Los lectores que admiramos a Murakami -¡tanto tiempo esperando el Nobel!- tenemos delante una nueva novela con la que degustar el modelo estilístico que tanto ... se repite en sus obras, cargadas de una brumosa lentitud narrativa (a veces me recuerda a Vila-Matas) en la que los amuletos de la suerte literaria asoman por su universo imaginario como elementos cotidianos: los gatos, los pájaros, las flores, el jazz (imprescindible la música de Cole Porter con Paul Desmond al saxo, pongan en su Spotify la canción 'Just One of Those Things' y entenderán mejor lo que significa moverse por el mundo diluido de Murakami) y hasta algún viejo fantasma que hablan sin parar o una biblioteca sin libros. Además, en la nueva novela, un sinfín de unicornios gambetean por algún lugar que el afanoso lector ha de descubrir llenando de magia y mitología la frontera entre lo uno y lo diverso.
Los detractores pueden volver a la carga con su artillería pesada y criticar sus mundos paralelos, la impasible soledad con que conviven cada uno de los personajes (también nosotros podemos estar solos aunque rodeados de gentes por doquier), la incapacidad para el amor, la sempiterna y difusa línea del tiempo, la atmósfera onírica que propicia la confusión entre la realidad y el sueño, capaz de dar vida a las sombras que velan nuestra incertidumbre.
'La ciudad y sus muros inciertos' es una extensa novela de 600 páginas por las que nuestro protagonista Boku, un joven tokiota de instituto público, se encuentra a una chica tímida que estudia en un colegio privado, Kimi, cuando ambos son premiados en un certamen literario (¡él escribió un relato sobre su gata!). A partir de ese azar, comienza una relación epistolar que se hace realidad (bueno, la realidad de la ficción, Muñoz Molina o Vargas Llosa dixit) convertida en un calendario mensual de largos paseos junto al río, frente a las murallas de la ciudad incierta o por los bosques del extrarradio, al borde de un abismo sensorial (más algunos besos robados), porque entre ambos se inicia una peculiar batalla de descubrimiento del otro que acaba por desdoblar sus afanes y sus deseos en confusas e inalcanzables metas. La prueba definitiva está tras las murallas que en cada paseo contemplan o imaginan. Atravesar aquellos muros no será fácil, pues el enorme guardián está siempre en vela, ayudado por multitud de unicornios que trotan con su misterio y su leyenda por todo el recinto amurallado.
El amor logra inesperados o equivocados éxitos y ya dentro ejercerá de bibliotecario, mientras busca a su amor en las tinieblas de aquel mundo fronterizo. Entre la utopía y la fuerza de la razón, abandona su búsqueda y trata de volver a su territorio original. Ah, pero esa es una tarea peligrosa.
Ostracismo sentimental
De vuelta a la realidad pasa décadas sumido en el ostracismo sentimental, habitando su propia soledad con los jirones del pasado y los sueños de aquel amor interrumpido. Abandona la ciudad y encuentra un lugar alejado en un pequeño pueblecito cerca de Fukushima, donde es contratado como gestor de la biblioteca del pueblo, tras rendir obediencia a su benefactor Koyasu y respeto a la impecable administradora Saeda. Cuando parece que la realidad se impone en forma de una sensata chica del bar, ambos, su jefe y su secretaria, alumbran secretos que pondrán en tela de juicio sus certezas. El azar se presenta como auténtica guía de quien camina con pasos perdidos y enfoca al joven lector con camisa Yellow Submarine, quien le da algunas claves de su interminable viaje a la soledad y las pistas necesarias para comprender su mundo y el que le rodea. O acaso no, que hay trampas en cualquier recodo del camino.
Reescritura
'La ciudad y sus muros inciertos' se publicó originalmente en 1980 en formato de novela corta en una revista literaria denominada 'Bungaku-kai', pero como él mismo afirma en el epílogo, tenía una espina clavada con ese relato y sabía que debía continuarla como ahora ha hecho. Es considerada como su primera novela, aunque el propio autor lo rechaza, afirmando que su primera novela fue 'La caza del carnero salvaje', de 1982. Otra curiosidad más, asegura que para encontrar una resolución de la historia de amor entre los dos jóvenes, la desarrolló de nuevo en 'El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas', en 1985, creyendo que acabarían ahí sus dudas. Pero no fue así, pues la reescribe, añadiendo nuevos capítulos, en 2020, época de pandemia, años de reposo y de inmovilidad, que encajan bien con el extraordinario tour de force introspectivo, buceando de manera incansable entre sus pensamientos, luchando débilmente con sus sentimientos y aceptando de modo resignado su infelicidad o su fracaso, al margen claro está de la inmensa riqueza intelectual que pone en juego para tratar de resolver sus interrogantes existenciales. Al mismo tiempo reconoce que tiene dudas sobre su lugar verdadero: «¿A qué mundo debo pertenecer?», se pregunta, pues en estos tiempos convulsos la globalización se tambalea con las pandemias, las guerras en Ucrania o Gaza, las armas nucleares a punto; el escritor se plantea seriamente elegir entre «permanecer refugiado dentro de un muro o superar ese muro para salir».
Murakami es un escritor triste, cada vez más, pero sus novelas, que se leen en escenarios relajados y sin prisas, albergan placeres ocultos para cualquier lector hastiado de realidades apremiantes o deseos pueriles (dejemos al lado la subsistencia, claro está) y ávido de inteligencia. Pueden seguir buscando interrogantes en 'Tokio Blues', 'Kafka en la orilla', '1Q84' y 'La muerte del comendador', que, sumadas al resto de las nombradas antes, permiten adivinar el puzle existencial de Haruki Murakami y las razones de peso que esgrime para huir de la realidad del mundo actual que no coloca al ser humano en la cúspide. Siéntense, relájense y olviden el reloj en un rincón del ángulo oscuro.
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