Atmósfera polvorienta
Una historia de amor repleta de gracia y encanto
A la Pardo Bazán se le ha prestado mucha menos atención de la que en verdad merece. Hasta cierto punto, se podría entender por el ... hecho de ser mujer y, además, una intrusa en un mundo de varones, como era la narrativa de finales del siglo XIX en España y también fuera de nuestro ámbito. Pero ya avanzado el siglo XXI resulta incomprensible que la escritora gallega, autora de, al menos, media docena de excelentes libros, entre los que hay que contar los puramente ensayísticos, no ocupe el puesto que merece. Casi a la altura de Galdós y Clarín, y muy superior a los Valera, Alarcón y compañía. Juan Valera fue, precisamente, quien procuró tenderle todas las trampas posibles para que no ocupara un sillón de la Academia.
Publicidad
'Insolación' no es, desde luego, su mejor carta de presentación en comparación con otros relatos suyos como 'Los pazos de Ulloa'. Pero, en cualquier caso, es una obra que, pasado casi siglo y medio de su publicación, aún conserva su original frescura y destaca, sobre todo, por la presencia de dos personajes, Asís –viuda treintañera, aristócrata, culta, inteligente, de buen ver y que se pasa por el forro las consignas de su clase social– y Diego Pacheco, el donjuán gaditano, apuesto, guapetón, elegante, derrochador y con ansias de conquistar lo que para los demás parece imposible; son los dos personajes que le dan vida a estas páginas en donde, como elemento esencial, destaca la atmósfera polvorienta, casi irrespirable, durante la celebración de la goyesca fiesta de san Isidro en Madrid, en la que un sol de justicia hiere con sus rayos y produce tremendas jaquecas. Novela, pues, de ambiente madrileño en donde sale a relucir el habla de los chulapones, con todo un despliegue de vocabulario propio de los barrios populares de la capital de España, sin que a la Pardo Bazán se le vaya la obra de las manos y convierta su texto en un teatrillo de escenas costumbristas.
Al margen de todo ello, el lector asiste a toda una declaración de intenciones por parte de la escritora gallega en torno a la condición que debería ocupar la mujer en su época. Y lo hace a través de un militar apellidado Pardo que parece hablar por boca de la propia doña Emilia.
Por lo demás, excelente prólogo de Luis Alberto de Cuenca y hermosas las ilustraciones de Javier de Juan.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión