Tecnología cartagenera a bordo del satélite Euclides
Un grupo de la UPCT trabaja con la Agencia Espacial Europea para tratar de comprender cómo ha evolucionado el universo
La Energía Oscura representa el 75% de la energía contenida en el universo y es la causa de la expansión del universo, pero a día de hoy todavía se desconoce qué es exactamente. La materia oscura, por el contrario, mantiene a las galaxias unidas; pero también se desconoce su naturaleza.
La Misión Euclid de la Agencia Espacial Europea (ESA) hará un cartografiado de dos tercios del cielo en tres dimensiones, con una profundidad no alcanzada hasta ahora, para intentar comprender cómo ha evolucionado el universo desde que tenía un 30% de su edad actual. De hecho, los expertos aseguran que habrá un antes y un después de la misión Euclides en el mundo de la astrofísica, así como en la comprensión del Universo.
En el marco de esta iniciativa, el satélite Euclides estará ubicado en el punto Lagrangiano L2 entre la Tierra y el Sol, una zona ubicada a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección opuesta al Sol, y es el lugar en que, situados un asteroide, una nave espacial o una nube de polvo permanecen allí, suspendidos por las fuerzas de la gravedad, y solo necesitan una cantidad mínima de energía para corregir el rumbo si se despistan. Se espera que el satélite sea capaz de tomar imágenes de unos 10.000 millones de objetos, algunos de ellos situados a más de diez mil millones de años-luz.
La electrónica de control de la cámara de infrarrojos, desarrollada en la UPCT, ya se ha entregado al consorcio y probado con éxito
En ese escenario, la Universidad Politécnica de Cartagena contribuirá a la integración del modelo de vuelo y software de abordo, preparación y explotación científica. «El objetivo de nuestro actual proyecto es el de hacer la electrónica de control de la cámara de infrarrojos y prepararnos para la explotación científica de las observaciones que se realizarán ininterrumpidamente durante 6 o 7 años», explica Anastasio Díaz, investigador del grupo de Astrofísica y Materia Condensada de la Universidad Politécnica de Cartagena. Es el codirector del proyecto 'Misión Euclid: Contribuciones de la UPCT a la integración del modelo de vuelo y software de abordo, preparación y explotación científica', que se realiza en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y está financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI).
En la misión participan 13 países europeos, junto a Estados Unidos y Japón, por lo que se ha creado un consorcio, del que forma parte la UPCT, encargado de la construcción y explotación científica del telescopio. Y es que el satélite Euclides es un telescopio espacial con un espejo primario (la principal superficie de captación de luz de un telescopio reflector)de 1,2 metros de diámetro, que se lanzará a principios del año 2023. Va equipado con dos cámaras, una de las cuales observa en el visible y la otra en el infrarrojo cercano.
«Nos hemos integrado bien en los distintos grupos científicos y, cuando tengamos las observaciones de Euclides, estaremos preparados para hacer mucha más ciencia y entender la evolución del universo»
La electrónica de control de la cámara de infrarrojos, desarrollada en la UPCT, ya se ha entregado al consorcio y se ha probado con éxito. De hecho, actualmente ya está integrada en el telescopio. En cuanto al análisis de la información que se obtenga, según Anastasio Díaz, están colaborando con varios grupos científicos del consorcio y desarrollando las herramientas para el procesamiento y estudio de los datos que proporcionará el telescopio. «En concreto estamos en grupos que estudiarán lentes gravitacionales, cúmulos de galaxias, galaxias muy lejanas, cosmología, estrellas de baja masa y exoplanetas», dice.
Hasta la fecha, el investigador de la UPCT destaca que a nivel tecnológico han acabado con éxito y entregado a tiempo la electrónica de control de una de las cámaras. En cuanto a nivel científico, asegura que están avanzando bastante en el estudio de galaxias muy lejanas amplificadas gravitacionalmente por cúmulos de galaxias, y también en el estudio de la formación de estos cúmulos. Y explica: «Nos hemos integrado bien en los distintos grupos científicos del consorcio y cuando tengamos las observaciones de Euclides estaremos preparados para hacer mucha más ciencia y entender la evolución del Universo».
Trabajar con la ESA
La relación del grupo de Astrofísica y Materia Condensada de la Universidad Politécnica de Cartagena con la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) viene de largo. Periódicamente la ESA hace llamadas a astrofísicos para que propongan misiones científicas espaciales, de forma que el equipo colabora con varios grupos a nivel internacional y también con el IAC. «Por estas colaboraciones nos enteramos de este proyecto y como estaba dentro de nuestras líneas de investigación decidimos sumarnos a él», afirma Díaz.
Euclides fue seleccionada en octubre del 2011 después de cuatro años trabajando en la propuesta. Posteriormente llegó el proyecto definitivo en el que cada país del consorcio se comprometió a participar en el desarrollo y construcción del telescopio. «Nosotros, al ser una Universidad Politécnica y tener ingenieros con experiencia decidimos hacer la electrónica de control de la cámara de infrarrojos». No obstante, los objetivos que Euclides tiene durante su misión serían imposibles de alcanzar si no fuera por la colaboración de ingenieros, físicos, astrónomos, gestores, técnicos, etc. En el consorcio participan más de 1.500 personas de unos 200 Institutos de Investigación y Universidades. Anualmente mantienen una reunión periódica de todo el consorcio, pero son coordinadas a nivel de grupos, que se encargan de distintas tareas.
El hecho de que se trate de un proyecto financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) dirigido a la ESA se explica porque, una vez seleccionada la misión, cada país se comprometió a contribuir a la construcción del telescopio e instrumentación necesaria, así como a la explotación científica de los datos. Dado que España no cuenta con una agencia espacial a nivel nacional, la única posibilidad de financiar este tipo de proyectos es a través de las convocatorias que hace la AEI y del trabajo de los científicos e ingenieros vinculados a las Universidades y Centros de Investigación españoles. Al fin y al cabo, la ESA es una agencia europea internacional formada por 22 países europeos que se creó para la exploración espacial, pero que recibe sus fondos de sus miembros.