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José Rivera, en primera fila, rodeado por su equipo en el Centro Regional de Hemodonación. NACHO GARCÍA / AGM

Una iniciativa murciana permite diagnosticar a 300 personas con una enfermedad rara

Investigación. El estudio multicéntrico nacional de trastornos plaquetarios congénitos se puso en marcha con la cobertura de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia

Sábado, 21 de mayo 2022

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Existe un grupo heterogéneo, compuesto por unas 50 enfermedades genéticas raras, asociadas a una reducción del número de plaquetas en la sangre (trombocitopenias hereditarias, TH) y/o de su función (trastornos hereditarios de la función plaquetaria, THFP) que se conoce como trastornos plaquetarios congénitos (TPC).

Estos problemas están causados por mutaciones de distinto tipo (puntuales, sin sentido, estructurales) en unos 75 genes distintos, que codifican proteínas relevantes en la formación (trombopoyesis) o la función de las plaquetas. Y dado que las plaquetas tienen un papel principal en la hemostasia –el mecanismo natural del organismo para prevenir el sangrado– los pacientes con TPC presentan, en general, una mayor predisposición a sangrar, aunque esta tendencia hemorrágica es muy variable de unos enfermos a otros, incluso entre pacientes con el mismo tipo de TPC. No en vano, en la hemostasia fisiológica no solo interviene las plaquetas, sino otros muchos factores celulares y plasmáticos.

El hecho es que hay pacientes con TPC con tendencia hemorrágica muy leve, mientras que otros pueden sufrir sangrados importantes y recurrentes desde la infancia, lo que puede llegar a comprometer su vida. Un riesgo de sangrado quese dispara en situaciones de riesgo como accidentes, cirugías, o, en el caso de las mujeres, la menstruación o el parto.

El primer Registro Español de TPC (RETPLAC) se ha puesto en marcha bajo el amparo científico del IMIB y la SETH

Actualmente, la prevalencia de los TPC es incierta, pues no existen datos epidemiológicos fiables, aunque en una encuesta reciente de la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH) se ha estimado que cada año alrededor de 14.000 pacientes en todo el mundo se someten a estudios de función plaquetaria por sospecha de TPC y se realizan unos 6000 nuevos diagnósticos por año.

En España, las cifras apuntan a que entre 5.000 y 10.000 personas sufren un TPC, aunque un parte de ellos ni siquiera lo saben, porque pasan desapercibidos al no tenerproblemasclínicos relevantes en su vida normal.

En el Centro Regional de Hemodonación, los TPC han sido una línea de investigación estable para el grupo de Hematología y Oncología Médica Clínico-Experimental– actualmente adscrito al Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB)– desde su creación hace 30 años por el investigador emérito Vicente Vicente.

En 2008 conel objetivo de facilitar su diagnóstico en España y aumentar el conocimiento sobre su fisiopatología,María Luisa Lozano, actual jefa de servicio de Hematología del Hospital Morales Meseguer; y José Rivera Pozo, investigador principal del grupo de Hematología y Oncología Médica Clínico-Experimental del IMIB, pusieron en marcha el estudio multicéntrico español de TPC, bajo la cobertura científica de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), a través del Grupo Español de Alteraciones Plaquetarias Congénitas (GEAPC) que también coordina Rivera. Una iniciativa que hasta ahora les ha permitido estudiar y diagnosticar unos 300 pacientes de 200 familias, derivados de hospitales de toda España y también algunos de centros en Portugal, Argentina, Chile, Italia o Turquía.

«Lo que hacemos es, una vez analizada con sus médicos la información clínica y de laboratorio de los enfermos con sospecha de un TPC, obtener muestras de su sangre y realizar de forma centralizada y estandarizada pruebas de función plaquetaria, muchas de ellas no disponibles en los laboratorios hospitalarios, para intentar tener un diagnostico funcional del tipo de TPC», explica Rivera Pozo.

Además, el equipo purifica el ADN de los pacientes y lo usan para intentar descubrir la alteración molecular responsable de su enfermedad. «Hasta hace unos años, teníamos pocas herramientas de diagnóstico molecular. Afortunadamente, la secuenciación masiva de genes (NGS) ha venido a paliar en parte esa limitación pues con ella podemos secuenciar de forma simultánea, rápida, y cada vezmás barata, grupos amplios de genes o incluso todos los genes», en palabras del investigador, también profesor asociado de la Universidad de Murcia.

Gracias a la NGS, en los últimos años se han identificado muchos nuevos tipos de TPC y se ha aumentado la eficacia de diagnóstico molecular. En principio, cualquier paciente con sospecha de TPC es ahora susceptible de un diagnóstico genético. Aun así, queda mucho camino por recorrer y todavía la NGS convencional no tiene una eficacia del 100%. Aunque nuevas tecnologías de secuenciación, como la secuenciación por Nanoporo puesta marcha en el grupo de IMIB por el investigador Javier Corral, les está ayudando a resolver el diagnóstico molecular en algunos pacientes que llevamos estudiando más de 10 años.

Logros alcanzados

La principal ventaja de todo ello pasa porque en los TPC, como en otras enfermedades, el diagnostico precoz y preciso ayuda al médico al mejor manejo clínico de los enfermos. Y es que en muchos TPC las características clínicas, por ejemplo, trombocitiopenia o sangrado, no son específicas. Además, las pruebas de laboratorio para evaluar la función de las plaquetas son en general complejas, laboriosas, caras, y poco específicas, por lo que muchas veces no permiten el diagnóstico del tipo concreto de TPC.

Según José Rivera, «tampoco ha habido tradicionalmente un acceso fácil a centros especializados o de referencia en plaquetas. La consecuencia es que en muchos pacientes el diagnóstico diferencial es difícil, y en no pocos casos se erraba en el diagnóstico inicial de los enfermos, y se les traba de forma incorrecta o ineficaz».

En definitiva, estudio multicéntricoespañol de TPC es por encima de todo de utilidad sanitaria y traslacional, «pues ha venido a paliar, sino resolver, la tradicional limitación en España, también en otros países, del acceso de los médicos al diagnóstico especializado, funcional y molecular, de los pacientes con TPC», como dice su impulsor. A día de hoy ya han caracterizado cerca de 300 pacientes que sin duda se están beneficiando de un mejor seguimiento individualizado por parte de sus médicos. Asimismo, han puesto en marcha el primer Registro Español de TPC (RETPLAC), bajo el amparo científico del IMIB y la SETH. «Los registros de enfermedades raras son unaprioridad sanitaria en la Unión europea. En REPLAC se estáincluyendo la información clínica, de laboratorio y molecular de la casuística española de TPC. Toda esa información nos ayudará a conocer su epidemiologia en España, establecer posibles relaciones entre genotipo-fenotipo, y a identificar el mejor tratamiento de lasdiferentes situaciones de riesgo (cirugías, partos, etc.) y de las complicaciones clínicas de los enfermos con TPC», afirma Rivera.

Aparte, el equipo está contribuyendo de forma relevante al mejor conocimientode TPC muy raros y de reciente descubrimiento. También tienen abierta una línea de investigación novedosa enfocada al tratamiento de los pacientes, algo destacado ya que, en los últimos 25 años, los avances en este sentido han sido escasos.

Tal y como afirma el experto, «el tratamiento de las complicaciones se sigue basando en medidas educativas, el uso de fármacos hemostáticos (antifibrinolíticos, desmopresina), transfusiones de plaquetas, FVII recombinante, y en cuadros sindrómicostratamientos acordes al tipo de síndrome. La única alternativa curativa ha sido el transplante de progenitores hematopoyéticos». La terapia génica, por tanto, se ha abierto camino como alternativa curativa en enfermedades como la hemofilia o en inmunodeficiencias como el síndrome de Wiskott-Aldrich.

Financiación

Este proyecto, que es reconocido a nivel nacional e internacional, puede presumir de haber contado, casi de forma ininterrrumpida, con financiación pública obtenida en las convocatorias competitivas del Instituto de Salud Carlos Tercero (ISCIII), así como ayudas de la Fundación Séneca de la Región de Murcia, de la Gerencia Regional de Salud de la Junta de Castilla-La Mancha, de CIBERER, y ayudas de entidades privadas como la Fundación Mutua Madrileña, la EuropeanAssociationforHaemophilia and AlliedDisorders (EAHAD), y ayudas al GEAPC de la SETH.

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