Herramientas nuevas para revertir la degradación del Mar Menor
El Gobierno regional financia a través de la Fundación Séneca una tesis que trata de arrojar luz y poner solución al impacto potencial de los contaminantes depositados en el lecho de la laguna sobre los ciclos bioquímicos, que son básicos para la vida
El lecho escasamente profundo del Mar Menor lleva décadas almacenando grandes cantidades de contaminantes y metales pesados. Se trata de derivados de actividades agrarias, mineras y urbanísticas de las áreas circundantes que el flujo del agua puede acabar elevando «y actuar como agentes tóxicos o micronutrientes». Estos elementos, explica el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Bartolomé Morote Sánchez, son los «que generan los episodios de eutrofización, la famosa 'sopa verde', y los episodios de anoxia (muerte de peces)» que se han vivido en los últimos años en la zona. Sin embargo, pese a todos los estudios que han puesto su foco en la albufera de la Región de Murcia, «su impacto potencial en los ciclos biogeoquímicos de la laguna es aún desconocido». El ciclo biogeoquímico se refiere a la circulación de determinados elementos químicos (nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, azufre, fósforo, potasio, carbono…) entre los seres vivos y el ambiente en el que se encuentran. Esa circulación se produce mediante procesos como la producción, el transporte, la descomposición, y resulta básica para mantener la vida en el planeta. El llamado ciclo del agua es un ejemplo.
Morote trata de dar luz a la cuestión en su tesis doctoral sobre la 'Influencia de la resuspensión y el transporte de sedimentos en los procesos ecológicos del Mar Menor'. En este trabajo, que elabora gracias a una beca de formación de personal investigador (FPI) concedida por la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor a través de la Fundación Séneca, persigue como principal objetivo «entender todos estos procesos y favorecer así la conservación y restauración del Mar Menor en los próximos años».
Las claves
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Contaminantes. El lecho del Mar Menor acumula distintos elementos provenientes de actividades agrarias, mineras y urbanísticas.
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Investigación. El propósito es desentrañar la interacción de esos contaminantes en los procesos ecológicos de la laguna.
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Solución. Se trata de entender estos procesos «y favorecer así la conservación y restauración del Mar Menor en los próximos años».
La resuspensión, como explica el especialista Jorge Guillén, del grupo de investigación de procesos sedimentarios oceánicos y litorales del Institut de Ciències del Mar CSIC, en un artículo sobre este fenómeno en el delta del Ebro, es el mecanismo mediante el cual el sedimento del fondo se incorpora a la columna de agua por acción de los flujos próximos a ese fondo. Este proceso, añade, «determina en buena medida la concentración de material en suspensión en la columna de agua y la cantidad de sedimento transportado por las corrientes».
La investigación de Morote Sánchez, concreta él mismo, «consiste en estudiar todo el proceso de la resuspensión y el transporte de sedimentos dentro del Mar Menor». Esta «resuspensión de sedimentos en la laguna», reitera, «ha sido hasta la fecha un tema que se había pasado por alto, sin embargo, juega un papel fundamental en la aportación de nutrientes y metales a la columna de agua, además de variar las condiciones de oxígeno disuelto en agua».
El estudio que Morote está desarrollando, para el que dispone de «la imprescindible ayuda en la toma de muestras del Mar Menor de todo el grupo de investigación Ecosistemas» de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), cuenta con una «originalidad y carácter innovador», asegura, «determinados por la calibración y validación de la instrumentación empleada en la caracterización del transporte de sedimentos en la laguna costera, y en una instalación experimental de laboratorio». Los datos, tanto experimentales como los obtenidos en el trabajo de campo, se emplearán posteriormente «para analizar el rango de validez de diferentes modelos numéricos, teniendo en cuenta que la modelización de la turbulencia y el transporte de sedimentos son retos aún no resueltos», advierte. El doctorando tiene hasta abril de 2027 para acabar este trabajo que arrancó en mayo del año pasado.
El investigador pone el acento en la rápida progresión que están experimentando en la actualidad las técnicas de modelación numérica, lo que abre la puerta a que su tesis doctoral pueda «contribuir de manera sustancial a mejorar diferentes aspectos, parámetros y criterios para la preservación de ecosistemas acuáticos naturales singulares, como el caso del Mar Menor».
Se trata de entender estos procesos «y favorecer así la conservación y restauración del Mar Menor en los próximos años».
El proyecto de este ingeniero de la UPCT (dirigido por los profesores del mismo centro Javier Gilabert, del grupo de Ecosistemas, y José María Carrillo, del grupo de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Medioambiental) no es un trabajo aislado. «Actualmente estamos trabajando en un proyecto conjunto la Universidad Politécnica de Cartagena, la Universidad de Girona y la Universidad Autónoma de Barcelona», con el que persiguen esclarecer «el papel de la resuspensión de sedimentos inducida por viento en los procesos de eutrofización del Mar Menor». Este proyecto, al que han bautizado como Winders, ha llevado a Morote a comenzar el pasado 27 de mayo una estancia de investigación en la Universidad de Girona.
De momento, precisa sobre el proyecto Winders, «hemos obtenido resultados preliminares muy relevantes». Y pone como ejemplo el conocimiento adquirido de que la «resuspensión de una pequeña capa de sedimentos, del orden de micras, consume un 50% del oxígeno de la columna de agua o proporciona unos 50 miligramos por litro de nitratos».
Estos experimentos, aclara, han sido diseñados para reproducir unas condiciones similares a las que se producen en el Mar Menor durante un día normal. El siguiente paso, previsto para los próximos meses, es «realizar los experimentos para ver lo que produce un día de tormenta en el Mar Menor, como, por ejemplo, el efecto de una DANA».
«Un valor sentimental para los murcianos»
El investigador Bartolomé Morote está entusiasmado con su investigación, pese a que confiesa que cuando comenzó a estudiar el grado de ingeniería civil en la UPCT no tenía muy claro qué le gustaba más de su carrera. «Con el paso de los años me di cuenta de que lo que me apasionaba era la hidráulica y, más en concreto, la parte relacionada con la ingeniería de costas». Ahora estudia cómo se produce el movimiento de sedimentos en los procesos ecológicos de la castigada albufera de la costa de la Región. «Poder aportar mi granito de arena a conocer más en profundidad el Mar Menor y poder ayudar a su restauración y conservación, traspasa lo meramente académico, puesto que tiene un valor sentimental para todos los murcianos, porque hemos veraneado allí a lo largo de tantos años de nuestra vida».