La ciencia del flamenco

El flamenco, declarado en 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ya no es cosa solo de tablaos sino también de muchos centros de investigación, donde este género musical se estudia desde perspectivas multidisciplinares como la informática, la psicología, el deporte y hasta las matemáticas. A continuación, mostraré la curiosa relación del flamenco con cuatro disciplinas científicas.

La mayoría de las composiciones musicales tienen características propias que sirven para identificarlas del resto, como su ritmo, su melodía, el timbre de los instrumentos o la armonía que forman en conjunto. Desde el punto de vista de la ciencia son fáciles de analizar. Pero esto no ocurre con el flamenco. Un cantaor ejercita su cante por la mañana, pero si le pides que lo repita al mediodía, ya no lo hace igual, lo que hace difícil catalogarlo. El flamenco se canta a golpe de efecto, de quejío, de intuición. Esto complica el encontrar patrones similares entre unos cantes y otros.

Para solucionar esta laguna hace unos años se puso en marcha el proyecto COFLA (Computación y Flamenco), cuyo objetivo es enfocar el estudio de la música flamenca desde una perspectiva tecnológica. La investigación, que se aborda con enfoques multidisciplinares que incluyen la algorítmica, las matemáticas, la psicología o el procesamiento de señales de audio, analiza cómo modelos matemáticos y computacionales pueden ayudar a estudiar y sintetizar la música flamenca.

El proyecto COFLA también ofrece herramientas para la descripción automática de piezas flamencas en términos armónicos, melódicos o rítmicos. Además, ahonda en una nueva disciplina, la Etnomusicología Computacional, que trata de analizar las músicas de tradición oral entroncadas con la cultura, teniendo el flamenco como objeto de estudio fundamental.

Rocío Márquez, cantaora onubense reconocida en todo el país por su versión rompedora del flamenco, es también científica. Hace unos años defendió su Tesis Doctoral 'La técnica vocal en el flamenco: fisionomía y tipologías', en el Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura y Filologías Integradas de la Universidad de Sevilla.

Esta tesis está basada en la resonancia cinemática. Las personas somos como instrumentos y, dependiendo de cómo sean los huecos que tenemos dentro, los sonidos que se obtienen de nosotros varían de una forma u otra. La cantaora-científica estudió cómo afecta la fisiología humana al cante, demostrando cómo el cuerpo de un cantaor define la forma en que canta flamenco. Esto es uno de los factores que explica por qué los cantaores más destacados de la historia del flamenco poseen sonidos diferentes.

El desgarro de Camarón de la Isla frente el sonido redondo de Naranjito de Triana o la velocidad y precisión de Pastora Galván frente a la fuerza y el volumen de La Paquera de Jerez son claros ejemplos. Cada una de las maneras posibles de ejecutar el cante responde a la utilización de distintos recursos vocales. Pero existe un punto común: es importante llevar una correcta respiración y la consecuente activación de la faja abdominal. Ambas posibilitan un buen funcionamiento del aparato vocal, pero hasta que el aire no pasa por las cuerdas vocales y resuena en la cabeza no acaba de definirse el color del sonido.

En la tesis 'El baile flamenco: estudio descriptivo, biomecánico y condición física' publicada por Alfonso Vargas en la Universidad de Cádiz, se muestra que las exigencias físicas de un bailaor son similares a las de un atleta de élite. Mediante técnicas biomecánicas estudió más de 150.000 fotogramas analizando el braceo, la vuelta de tacón, el zapateado o el marcaje de los pies de un bailaor. Sus resultados no solo sirven para mejorar la técnica del flamenco, sino para prevenir lesiones. Analizando la pisada de un bailaor durante el zapateo se puede saber si los gestos del pie son correctos y así evitar complicaciones óseas, sobrecargas, dolencias y lesiones provocadas la repetición de gestos propios de un baile.

«Tener duende» es una expresión muy conocida en el mundo del flamenco. Se refiere a aquella persona que posee un talento especial, bien sea en el cante, en el baile, en el toque o en la caja. La expresión «investigar el duende» no es muy científica pero lo que sí se ha analizado mediante termografía es la temperatura de los cuerpos de bailaoras de flamenco, observándose que la huella térmica flamenca está relacionada con la activación de diversas áreas cerebrales, habilidades técnicas y estrés empático.

Científicos pertenecientes a la Universidad de Granada han empleado la huella térmica del 'duende' flamenco, para diferenciar qué bailaoras «sienten» y cuáles no. Mediante un termógrafo de última generación los científicos midieron la temperatura basal en reposo y la temperatura de diversas partes del cuerpo de un grupo de bailaoras mientras bailaban flamenco y también mientras veían vídeos en los que otras personas lo hacían.

Las bailaoras experimentaron un descenso significativo de la temperatura de su nariz y glúteos (una media de 2,1 °C) mientras bailaban, algo que también ocurría, en menor medida (de media 1° C), cuando miraban una grabación de flamenco. Los resultados muestran como la huella térmica del flamenco está relacionada con la activación de diversas áreas cerebrales.

Estimados lectores de LA VERDAD, la importancia de la ciencia no solo reside en los grandes descubrimientos, sino también en comprender y mejorar nuestras costumbres, tradiciones y aficiones. Espero que a partir de hoy los aficionados al flamenco admiren esta maravillosa expresión artística con los ojos de un científico… lo disfrutarán aún más.