Boyas 'low cost' para monitorizar la laguna
Hasta la fecha, los parámetros que es capaz de registrar el dispositivo desarrollado se podían obtener mediante salidas en barco para medir con un sensor las condiciones del agua
Que el estado del Mar Menor preocupa a las instituciones de la Región de Murcia, es evidente, por lo que son numerosos los proyectos desarrollados en torno al mismo. Si bien es cierto que, para poder tomar medidas de control, antes es necesario disponer de datos objetivos que ayuden a la toma de decisiones. De ahí que desde hace casi tres décadas exista un constante monitorizamiento de la laguna y que se siga insistiendo en ello.
De ahí que, en 2019, investigadores del grupo de Sistemas de Precisión para la Sostenibilidad Agroalimentaria, Medioambiental y Social de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) desarrollaran la sonda 'Nautilus', un prototipo sumergible dirigido a monitorizar el estado de las aguas del Mar Menor durante las veinticuatro horas del día para «reforzar el sistema de control y vigilancia» que realiza la Dirección General de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma.
Tal y como explica Fulgencio Soto, investigador principal del proyecto, «se trata de una boya submarina equipada entre otras cosas, de diferentes sensores marinos y un módulo de radio. En condiciones normales la boya permanece en el fondo, y cada x horas asciende a superficie. Durante el ascenso toma medidas a diferentes profundidades y una vez en superficie manda dichos datos a un servidor en el que pueden ser consultados por la comunidad científica».
Hasta la fecha, los parámetros que es capaz de registrar el dispositivo desarrollado se podían obtener de dos formas: por un lado, mediante salidas en barco para medir con un sensor las condiciones del agua en diferentes profundidades y cotas, lo que implica un elevado coste en personal y un volumen de datos reducido. Se suele salir una o dos veces por semana; y por otro, a través de la instalación en superficie de boyas oceanográficas con un sensor a cada cota de profundidad, lo que dispara el coste de las mismas. «Estas boyas requieren una compleja instalación debido a sus dimensiones y peso. Las labores de mantenimiento también son bastante elevadas en coste. Su flexibilidad es reducida puesto que el cambio de ubicación requiere de barcos y personal especializado», dice Soto. Con el desarrollo realizado, se consigue un volumen de datos muy elevado a diferentes cotas de profundidad en su punto de instalación. La boya asciende a superficie cada 6 horas (configurable para que pueda subir con más frecuencia) y en cada ascenso va tomando medidas a diferentes profundidades, motivo por el cual solo se necesita un sensor para cada parámetro. La instalación, debido a su reducido peso de menos de 25 kg, puede ser llevada a cabo por una o dos personas sin dificultad.
