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Rotunda: «Los seres humanos y los no humanos merecemos todos el mismo respeto». Y más: «No somos superiores a los demás animales desde un punto ... de vista moral». Son palabras de Catia Faria, filósofa experta en ética animal y reputada divulgadora del veganismo, quien en 2018 ofreció una conferencia, en el Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo de Murcia (Cendeac), invitada por los arquitectos Enrique Nieto y Miguel Mesa del Castillo para participar en los cursos 'Post-Arcadia. ¿Qué arte para qué naturaleza', cuyas ponencias y debates han sido recogidas en un libro, titulado como los cursos y editado, en la colección Documentos del Cendeac, por el departamento de Cultura –ICA– que dirige Juan Antonio Lorca.
Preguntada en su día por LA VERDAD sobre si la inteligencia y la capacidad para actuar de un modo moral no supone un plus a favor de los humanos, Faria respondió: «En cuanto al respeto merecido, no. Es cierto que se dice, a nuestro favor, que los seres humanos tenemos capacidades cognitivas superiores, más complejas que los demás animales. Hablamos, en efecto, de inteligencia y de la capacidad para actuar de forma moral...; pero, evidentemente, si consideramos que esas capacidades y características determinan si debemos o no respetar a los demás, ¿qué pasaría en el caso de los muchísimos seres humanos que tienen capacidades cognitivas disminuidas, no tan complejas? ¿Tendríamos carta libre para tratar a esos seres humanos de la misma manera en la que tratamos actualmente a los animales no humanos? Eso no estaríamos dispuestos a aceptarlo, ¿verdad? ¡Eso espero! Los seres humanos y los no humanos somos todos sintientes y merecemos el mismo respeto; por tanto, la consideración que deberíamos dar a unos y a otros debería ser la misma, y las implicaciones prácticas que se derivan de ahí, también. Respetar a los animales implica no dañarles, no consumirlos y ayudarles siempre que podamos». Y claro que hay matices: «¿Los seres humanos son mejores en matemáticas que los de otras especies? ¡Sí! ¿Y son mejores en el terreno de la música y el arte? ¡Sí, claro, es cierto! Pero la cuestión es, ¿y desde un punto de vista ético eso qué determina? Nada, porque tampoco se nos ocurre pensar que el individuo que sabe matemáticas es más valioso que el que no, ni que merece más respeto. Pensar que sí sería una atrocidad moral, ¿no? Y si nos parece atroz en el caso humano, es porque comprendemos que esos atributos no son los relevantes desde el punto de vista ético, no son los que convierten a un individuo en respetable o no. Y si eso es así en el caso humano, igual debe serlo en el no humano». Y añadía: «Además, si hablamos de características en general, hay muchos animales que las tienen muy superiores a las de los seres humanos: los hay mucho más veloces, los hay que pueden volar... Pero lo único que es relevante desde el punto de vista ético es, justamente, pensar si podemos o no dañar a otros, si son sintientes y pueden tener experiencias positivas o negativas sobre lo que les ocurre. Y es evidente que humanos y no humanos lo son y las tienen».
Editores: Enrique Nieto y Miguel Mesa del Castillo.
Género: Pensamiento.
Publica: Cendeac. Consejería de Cultura. Murcia.
Bajo el título de 'Post-Arcadia, ¿qué arte para qué naturaleza?', recuerdan Mesa del Castillo y Nieto, «los distintos participantes debían reflexionar sobre las relaciones entre arte, arquitectura y naturaleza en un contexto marcado por la irrupción de Gaia [un modelo interpretativo que afirma que la presencia de la vida en la Tierra fomenta unas condiciones adecuadas para el mantenimiento de la biosfera]».
«La producción artística y arquitectónica sobre la naturaleza», explican, «incorpora asuntos tan variados como climas, catástrofes, cuerpos, animalidades, retóricas de sostenibilidad, estéticas de la energía, etcétera..., una producción que tiene, además, la capacidad de actualizar constantemente un término en continua transformación como es el de naturaleza, aproximándonos a definiciones más adecuadas para el mundo que nos ha tocado vivir».
Catia Faria. Filósofa «Los seres humanos y los no humanos merecemos todos el mismo respeto. Deberíamos darles a todos la misma consideración»
Yayo Herrero. Antropóloga «Cada vez es más difícil el acceso de muchas personas a los mínimos recursos energéticos que necesitan para estar vivas»
Jorge Riechmann. Filósofo y poeta «Estamos viviendo un tiempo extremo, de emergencia; y las cosas van a ponerse peor todavía. Vamos hacia un fin del mundo»
Andrés Jaque. Arquitecto «Después de 2008, el sexo ha dejado de ser una transacción humana interpersonal para transformarse en un negocio de arquitectura»
«En este tiempo en que la naturaleza reclama condición política y nuestra civilización se enfrenta a retos desconocidos hasta ahora», sostienen ambos, «el arte y la arquitectura pueden ser lugares de experimentación y testeo de alternativas para volver a pensar y a recomponer otros mundos posibles».
Con el término Post-Arcadia, los también docentes universitarios quisieron «dejar constancia de la pérdida de inocencia con respecto a una naturaleza infinitamente protectora, una naturaleza que estuviera ante nosotros de una vez y para siempre». En cuanto a Arcadia, ya saben, «es la ubicación espacial de un remanso de paz y armonía, un lugar idílico al que las producciones artísticas a menudo se han referido a lo largo de la historia occidental, especialmente durante sus etapas más románticas».
A los encargados de la edición del excelente libro ahora publicado, les gustaría pensar «que este volumen pudiera ser una modesta aportación para que el arte y la arquitectura, la cultura y el pensamiento crítico reconozcan y reivindiquen una voz propia ante un desafío trascendental, una responsabilidad y una ocasión única para agitar conciencias y contribuir a anticipar otros mundos por venir, otro porvenir».
Andrés Jaque, María Jerez, Jorge Riechmann, Bárbara Fluxá, Uriel Fogué, Iván L. Munuera, José María Torres Nadal, Lorena Amorós, David Bestué, Daniel López del Rincón, Alfredo González Ruibal, Nerea Calvillo, Santiago Morilla y Yayo Herrera son los expertos cuyas voces se escuchan en 'Post-Arcadia. ¿Qué arte para qué naturaleza?', cuya ilustración de portada firma Verónica Perales Blanco.
«Somos muchas las personas que, en un mundo finito cuyos límites ya están traspasados, tenemos más de lo que nos corresponde», opinaba también en conversación con este diario Yayo Herrero, antropóloga y directora general de FUHEM (fundación independiente que promueve la justicia social, la profundización de la democracia y la sostenibilidad ambiental). Reconocida experta europea en ecofeminismo, tiene claro por dónde empezar: «Por reconocer que estamos en un momento de gravísima crisis ecosocial que nos obliga a actuar de forma urgente. Fíjese, incluso un organismo tan poco sospechoso de ecologismo radical como es la Agencia Internacional de la Energía reconoce que en el año 2006 se alcanzó lo que se llama el punto del petróleo convencional, que es ese momento en el que para cada barril de petróleo que extraes en un lugar del mundo, no hay ya nuevas reservas. Y esto es muy grave porque podríamos decir que vivimos en una sociedad que come petróleo, que tiene su metabolismo económico totalmente basado en cantidades ingentes de esta energía; y ese declive de esta energía fósil no afecta de la misma manera a las sociedades del Norte que a las del Sur, cuyos recursos están siendo literalmente saqueados. A la vez, dentro de los mundos considerados ricos, nos encontramos con el avance de la llamada pobreza energética, ya que cada vez es más difícil el acceso de muchas personas a los mínimos recursos energéticos que necesitan para estar vivas».
En 'Post-ArcadIa. ¿Qué arte para qué naturaleza', el filósofo y poeta Jorge Riechmann se refiere a una «frase que dicen los vendecalma para tranquilizarnos». No está mal si no fuese porque, como para todo, tampoco para los apocalipsis nunca es tarde: «Los mejor de los apocalipsis es que nunca suceden». En efecto, reconoce Riechmann, «así ha sido siempre en la historia humana. Hasta ayer mismito. Pero, ¿nos fijamos en lo que está pasando ahora? Para empezar, en ese desgarrar y hacer trizas el tejido de la vida que llamamos Sexta Gran Extinción». «Pensemos solo», añade, «en la destrucción de especies, poblaciones e individuos vivos: para reparar las heridas que estamos causando en un siglo, harán falta veinte o treinta millones de años. Quizá con seres humanos, quizá sin ellos».
«Vamos hacia un fin del mundo», advierte. «No hacia el final de todo, pero sí el final de nuestro mundo. No tenemos ya tiempo para evitarlo, ni siquiera de prepararnos bien para ello», se lamenta. «Estamos viviendo un tiempo extremo, de emergencia; y las cosas van a ponerse peor todavía», prosigue. «'Cambiar es difícil', escuchó Jerry Mander decir a una mujer hindú en Londres, 'pero no cambiar va a ser más difícil todavía'», cuenta. A su juicio, y «por duro que resulte, hay que hacernos a la idea de que en cierto sentido estamos 'después del fin del mundo'. Los procesos de calentamiento global, Sexta Gran Extinción y agotamiento mineral –comenzando por el petróleo–, entre otros, apuntan a un horizonte de colapso ecosocial. Y en circunstancias tan difíciles, ¿cómo pensar en el 'durante' y el 'después' sin sucumbir a la desperación?».
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