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La autora británica presenta su segundo libro, 'El hombre que perseguía al tiempo'. :: Vicens Giménez
Cultura

«Dejé de trabajar para leer más»

Dianne Setterfield se comporta como cualquier ama de casa pese a haber vendido millones de ejemplares de su primera novela

MÓNICA BERGÓS

Jueves, 26 de diciembre 2013, 11:38

Desde niña, la lectura ha sido la gran pasión de Dianne Setterfield (Reading, Inglaterra, 1964). Aún recuerda su primer libro: un cuento infantil sin final feliz. «Contaba la historia de una gata y sus gatitos. Al final todos morían. Aquella fue una de las experiencias emocionalmente más devastadoras de mi niñez», explica esta afable pelirroja de expresivos ojos verdes, convertida en autora superventas gracias al éxito de 'El cuento número trece' (Lumen), su primera novela, que arrasó en medio mundo. En Estados Unidos alcanzó el millón de ejemplares vendidos y se ha publicado en 31 países.

Según cuenta, la fama y el reconocimiento internacional no estaban dentro de sus planes. Setterfield había proyectado una vida mucho más apacible y anónima, inmersa en sus lecturas. A sus treinta y tantos, cuando ya disfrutaba de una buena posición como profesora de Literatura Francesa en la Universidad de Bristol, decidió romper con todo con el único objetivo de saciar su ávido apetito lector. «Me di cuenta de que esa vida no me satisfacía. A mí me gusta leer todo tipo de literatura, y mi trabajo me obligaba a concentrarme en unas lecturas determinadas. Así que dejé mi trabajo para darme más tiempo para leer».

Entre libro y libro empezó a escribir notas en sus libretas hasta que armó una novela que cambiaría su vida, aunque ella relativiza el peso de la fama. «Aún tengo la sensación de que todo esto le ha ocurrido a otra persona», reconoce con humildad. «En realidad, mi cotidianidad sigue siendo la misma. La mayor parte del tiempo sigo yendo al supermercado, poniendo lavadoras, hablando con mi hermana por teléfono, visitando a mis padres... Lo único excepcional es que de tanto en tanto hago viajes por el mundo que me permiten conocer a gente diversa».

El pájaro negro

Su segundo libro ha tardado siete años en llegar, precisamente por esos viajes promocionales y compromisos editoriales que la tuvieron «demasiado ocupada», sobre todo en los primeros dos años. Bajo el título 'El hombre que perseguía al tiempo' (Lumen), busca ser una nueva revisión del mito de Fausto. Enmarcada en la tradición gótico-romántica, bebe de los relatos de Edgar Allan Poe para mostrar el recorrido vital de William Bellman, un exitoso hombre de negocios que en momentos claves de su existencia recibe la visita de un inquietante grajo.

El pájaro negro funciona como «metáfora de todo aquello que da miedo», y de manera más concreta simboliza la muerte. «Un tema del que no puedo ofrecer respuestas, porque no sé más de él que los lectores. Todos estamos igual de perdidos ante este misterio, aunque sí que podemos hacernos preguntas», reflexiona. «Si no te enfrentas a las cosas que temes, antes o después volverán a ti. En esta sociedad moderna llevamos vidas escapistas. Tenemos iPhones, ordenadores, mucho trabajo y todo tipo de distracciones que nos permiten huir de nuestros miedos, pero debemos enfrentarnos a ellos. De lo contrario, cuanto más huyamos más grandes se harán y volverán a nosotros convertidos en monstruos».

Comparada por su pulso decimonónico con Dickens, Jane Austen o las hermanas Brontë, la autora resta importancia a los elogios de la crítica y prefiere definirse como «lectora antes que escritora». Con tres amigas suyas decidió montar un club de lectura para compartir su afición. Tienen encuentros semanales -«cada jueves en casa de Jenny», puntualiza-, en los que comentan libros que leen a la vez, a propuesta de cada miembro. «La experiencia me ha permitido acercarme a géneros desconocidos para mí, como la ciencia ficción. A pesar de que nunca me ha atraído, he encontrado ingredientes poderosos en autores como Ursula K. Le Guin».

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