«La crítica destructiva no ayuda a la fiesta»
Miguel Ángel Perera / Torero
FRANCISCO OJADOS
Viernes, 16 de septiembre 2011, 09:14
El diestro nos atendía ayer en Albacete, tras torear el día anterior en la capital manchega. Localizamos a Miguel Ángel Perera jugando al pádel con su cuadrilla.
-¿Qué hace Miguel Ángel Perera los días que no torea?
-Hacer un poco de deporte. Hacer algo de ejercicio.
-¿De dónde le viene la afición a los toros?
-En mi familia no hay antecedentes taurinos. Desde pequeño ya quería ser torero.
-Su irrupción fue espectacular. Tomó la alternativa y los triunfos fueron tempranos. En Murcia sorprendió con el indulto de 'Espléndido', de Fuente Ymbro. ¿Qué recuerdos tiene?
-Fue mi primer toro indultado y fue una tarde muy bonita, redonda, en la que también triunfaron los compañeros. De esas tardes que crean afición.
-Es de los toreros preferidos por esta afición, ¿qué le parece el público murciano?
-Me he sentido muy querido en Murcia. Estoy viniendo todos los años, he indultado ese toro, he cortado orejas y rabos, y es un lugar donde me encuentro muy a gusto. El año pasado fue el único que no puede estar por la lesión de la espalda.
-La temporada pasada fue difícil, sobre todo por las lesiones. ¿Cómo se encuentra en ésta?
-El año pasado empecé con una lesión en la rodilla en Castellón, no pude ir a Fallas y llegué muy apurado a Sevilla. Desgraciadamente, la lesión de la espalda me obligó a cortar la temporada. Tenía 80 corridas contratadas y me quedé a medias. Este año van las cosas muy bien, me están respetando los toros y, a estas alturas de la temporada, me encuentro con mucha frescura y muchas ganas.
-Su año 2008 fue espectacular. Arrasó. ¿Estamos de nuevo ante ese Perera?
-Yo diría que sí. Quizás por el fallo a espadas no está siendo una temporada igual en número de orejas, pero de sensaciones en la plaza es incluso mejor. De torero más redondo, más cuajado, más fresco. Me estoy sintiendo muy a gusto y con mayor redondez que en 2008.
-Ahora mismo, con Talavante, Ferrera y usted, Extremadura está de moda.
-La verdad es que es tierra de toros, con dehesas magníficas donde pastan muchas ganaderías. Los tres toreros que estamos a la cabeza estamos a un muy buen nivel. Y luego, la Escuela de Badajoz está haciendo una gran labor y está dando sus productos. Tanto Talavante como yo salimos de esta escuela.
-Cuando empezó a torear mucho, hizo una búsqueda y se fue con un apoderado que debutaba -un matador de toros, Fernando Cepeda-no adscrito a las grandes casas. ¿Quiso la independencia?
-Por mi manera de ser, por mi personalidad inconformista, siempre aspiré a seguir creciendo y creí que la única forma era con una persona que me aportara. Nada mejor que un matador de toros que se ocupara al cien por cien de mí. Sobre todo, si tenemos conceptos parecidos. En ese momento se me criticó, pero el tiempo me ha dado la razón y alguno se ha tenido que esconder la lengua.
-¿Cómo es Cepeda?
-Fernando es una de las personas más honestas que he conocido. Un tío que se viste por los pies, que tiene una manera muy recta de ir por la vida y yo me identifico plenamente con él.
-Y ahora el amor le ha llevado al entorno de una gran figura del toreo (Miguel Ángel y Verónica Gutiérrez, hija del maestro Capea, son novios)
- Las circunstancias de la vida han venido así.
-El maestro Capea es muy prudente, pero ¿le da algún consejo?
-Como bien dices, se mantiene al margen y prudente. Pero yo le pregunto mucho. Y como ha sido un figurón del toreo, solo con su experiencia se aprende escuchándole. Me ayuda, me da los consejos que yo le pido, pero la verdad es que se mete poco.
-Su relación la lleva de manera discreta -no le gusta mucho hablar del tema-, ¿es muy intimista?
-Ni me oculto ni me tapo, pero sí me gusta guardar mi intimidad.
-Usted está en el famoso grupo G8, compuesto por las figuras del toreo. Después del paso de los toros a Cultura, ¿cuáles son los objetivos de esa unión de toreros?
-Sobre todo, lo más importante es conseguir el bien para la fiesta. Recibimos muchos palos cuando se creó el grupo, pero al final también se han visto los resultados, pasando la fiesta a Cultura. Desde allí hay que buscar vías de promoción. El objetivo principal por el que se está luchando es por blindar la fiesta y que no se repiten hechos como los de la prohibición de Barcelona.
-¿El G8 es un grupo cerrado?
-Para nada es un grupo cerrado. Simplemente hubo un momento de tomar iniciativas, en que un grupo de toreros, llámale lo mas representativos, íbamos coincidiendo en las ferias y fuimos hablando hasta llegar a unas reuniones para pedir el paso de los toros al Ministerio de Cultura. Tampoco fuimos los toreros solos, sino que contamos con la aprobación de la Mesa del Toro. A partir de ahí es momento para cada uno de aportar e ideas y poner un granito de arena para defender la fiesta.
-¿Como persona joven, qué cree que hace falta para atraer a la gente joven a los toros?
-Hace falta mucha difusión y mucha promoción. Para eso también es muy importante la prensa. Y precisamente la fiesta de los toros, en muchos casos, no es que esté bien tratada por la prensa. Hay veces que uno lee un artículo o una crónica y se indigna. Ver como se machaca y se critica y se destaca lo malo y no se potencia lo bueno. Eso no pasa en ningún deporte, ni en las motos, ni en futbol, donde se destaca lo bueno. No siempre la corrida de toros en grandiosa pero siempre tiene algo positivo, y aquí hay un animal y un torero que se juega la vida y al que muchas veces se le falta el respeto.
-Es partidario de la crítica con ser respeto, pero positiva
-Por supuesto. Pero desgraciadamente estamos en un momento en que cualquiera, con un desconocimiento tremendo de la profesión, porque el simple hecho de estar en un medio te critica sin saber lo que está diciendo, y eso para mí es una falta de respeto y una osadía. Soy partidario de la profesionalidad en todo. Lo más sencillo es dar palos y destacar lo malo. Hace falta sensibilidad para destacar lo bueno y esto desgraciadamente no la tiene cualquiera.
-Queda el público, que es democrático y soberano.
-Sí, pero pueden confundirlo si solo se cuanta lo malo.