Con 18 o con 20 horas

Meterse con los profesores no es como meterse con los controladores. Y 20 horas de trabajo de un educador no son 20 de un encofrador. Eso sin contar la perla de Ana Botella: «Todos vamos a tener que reajustar nuestro sistema de vida». Pero unos más que otros. Alejándonos del ruido de partidos y partidistas, seguramente lleva razón todo el mundo. Los que tienen que recortar (y recortan de interinos); los que dicen que no son dos horas más porque las clases hay que prepararlas; los que dicen que la anunciada huelga de los profesores de la Comunidad de Madrid es una huelga preelectoral, o los que afirman la falta de pudor de la derecha a la hora de recortar de educación. Lo peor es que, con 18 o 20 horas, la enseñanza es y será un desastre. El otro día fui a comprar 'Jane Eyre' a una librería. Primera pregunta de la vendedora fruto de la ESO: «¿Es una novela?». Segunda, cuando no la encontraba: «Perdona ¿qué libro me has dicho de Pilar Eyre?»