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La soprano vasca Ainhoa Arteta.
ENTREVISTA

«La humanidad está muy equivocada, se está olvidando de las pequeñas cosas»

soprano

Rosa Martínez

Martes, 24 de enero 2017, 00:31

Asegura Ainhoa Arteta (Tolosa, Guipúzcoa, 1964), soprano, una de las voces más importantes de la lírica española: «Nos hemos vuelto demasiado materialistas. Nos gustan las cosas grandes y no nos fijamos en las pequeñas, que son, quizá, las que más valor tienen». Lo afirma después de un día especialmente duro. Acaba de despedirse de sus hijos, a quienes no verá en un mes y medio. La gira de cuatro conciertos que arrancó el domingo, junto a la Orquesta Sinfónica de la UCAM y la coral murciana Discantus, para celebrar el XX aniversario de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, en el municipio alicantino de Teulada -y con la que hace parada este martes en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia-, ocupará su agenda hasta el próximo viernes. Después viajará a Madrid, donde será investida doctora 'honoris causa' por la Universidad Juan Carlos I, y más tarde volará a Sídney. Arteta, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2015, tiene comprometidas ocho actuaciones en la Opera House de la ciudad australiana para interpretar a Floria Tosca en la ópera de Giacomo Puccini. Su trabajo le hace feliz, tremendamente feliz, pero viajar tanto, reconoce, a veces es «duro».

  • Qué

  • Ainhoa Arteta, junto a la Orquesta Sinfónica de la UCAM y la Coral Discantus. Concierto XX Aniversario de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.

  • Dónde y cuándo

  • En el Auditorio Víctor Villegas de Murcia, este martes 24, a las 20.30 horas.

  • Entradas

  • 30, 25, 20 y 15 euros.

Habla con 'La Verdad' tras finalizar el primero de los ensayos con la orquesta y coral murcianas, dirigido por el maestro José Miguel Pérez. Hay en ella sentimientos encontrados. Apenas quedan unos minutos para las once de la noche. Los músicos le han hecho esbozar una amplia sonrisa.

-¿Qué ha encontrado en la orquesta murciana?

-A jóvenes con muchísima ilusión y muchísimas ganas. Me hace muchísima ilusión actuar con ellos. Son jóvenes que tienen todo por recorrer, pero conservan lo más importante y lo que hace falta: la ilusión y la pasión por esta profesión. Yo, ante eso, siento tantísima admiración o más que si estuviera con la Sinfónica o la Filarmónica de Viena. Hay cosas en un músico que valen más que la perfección, y son la alegría, la pasión, la entrega y la ilusión.

-¿Qué le llevó a decir sí a esta propuesta?

-Tengo un vínculo especial con la Coral Discantus desde hace años. Cuando me lo plantearon les dije que sí, pero que quería hacer zarzuela y a ellos les pareció bien. Este es un concierto que tenía muchas ganas de programar. La zarzuela es un género muy nuestro y, si no lo defendemos nosotros, no lo va a defender nadie. Siempre me piden conciertos de ópera, y aquí la ópera va a salir, por supuesto, pero el protagonismo en sí quería que lo tuviera la zarzuela. Creo que estamos en un momento en el que nos tenemos que creer más las cosas y tenemos que defender mucho más lo nuestro y esta es una manera de dar ese mensaje.

-Con la zarzuela ha confesado disfrutar muchísimo.

-Sí, disfruto muchísimo. Es un género nuestro, mal llamado género chico. En ese sentido me siento reivindicativa, porque es hora de que saquemos nuestra zarzuela hacia adelante. Cada vez que canto, tanto en el extranjero como aquí, me doy cuenta de la cantidad de gente que disfruta de la zarzuela. Aparte de ser una música bellísima, es un género que nos trae memorias de nuestros seres queridos que ya no están, de nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos... Eso está, quieras o no, en nuestro ADN.

-¿Cuál es su vínculo con la Coral Discantus?

-Colaboré con ellos hace años con motivo de su aniversario y siempre han sido muy amables. Mis primeros pasos fueron en un coro y tengo mucho cariño y mucho respeto por los coros 'amateurs'. Son ellos los que de verdad llevan la música hacia adelante, porque lo hacen sin ningún ánimo de lucro, y son los que sienten, de verdad, la pasión.

-Después de tantos años de profesión y haber recorrido los principales teatros del mundo; ¿le resulta difícil encontrar proyectos pequeños, como este, que le ilusionen como el primer día?

-Sí. Precisamente, cuando termine esta gira, me voy a Sídney, a Australia. Coincide, además, en un año en el que estoy en grandísimos teatros de todo el mundo. Son grandes proyectos en los que todo está previsto y es previsible que todo salga muy bien; sin embargo, las cosas hechas, como digo yo, artesanalmente y a mano, y con gente que de verdad lo siente y pone todo su esfuerzo, son las que para mí tienen más significado a nivel emocional como músico. Y me agarro a ellas. Por circunstancias de la vida, hay días peores y otros mejores, pero cantas igual porque eres profesional. Hoy [habla Arteta del ensayo que realizó el pasado viernes con la orquesta y el coro murcianos] he llegado un poco tristona, pero ver a los músicos me ha ido contagiando de su espiritualidad, su alegría, su emoción; y al final, dices: 'Esto es a lo que vengo, a alimentarme de la gente que todavía siente la ilusión y la pasión'.

-¿Es esa energía la que le engancha?

-Empecé en la música porque sentía pasión por ella. Para mí era un sueño y sigo soñando con ella. Pero a la vez que ejerces como músico, ocurren muchas cosas. Estás continuamente viajando, hay separaciones largas de tus hijos... Yo me he tenido que despedir de ellos y no les voy a ver en mes y medio. Son días duros y difíciles, pero te refugias en el canto, y aunque en un principio no te sientas motivado, enseguida la alegría se contagia, y más, cuando ves gente así.

-¿Ha logrado las metas que se propuso de niña?

-Hace mucho tiempo que no me propongo metas. De pequeña soñaba con llegar a ciertos sitios, pero, cuando empecé a enfocar mi pasión a una carrera, me di cuenta de que lo más interesante no era la meta, sino el camino. Mi único afán es seguir teniendo salud, ganas y fuerza para seguir caminando.

Eternidad

-Dice el pianista onubense Javier Perianes que «la música va directa al corazón, pero también necesita cierta preparación del oído»...

-No sé si estoy muy de acuerdo. Creo que la música no va directa al corazón, sino hacia algo más profundo, que es alma. La música es un ente inmortal. Siempre digo que el amor del corazón es un amor que muere, pero el amor del alma no muere nunca porque es eterno, y la música tiene que ver con la eternidad. Todo ser humano, desde el momento que nace, emite un sonido, tenga o no oído, y he visto a mucha gente que no tiene oído o que canta no muy bien, disfrutar con la música. El ser humano que se abre a este arte llega a alcanzar otra dimensión, y eso es muy importante.

-¿La música nos hace mejores?

-Totalmente. Es imposible que la música te haga peor.

-¿Qué no le gusta de lo que ve a su alrededor?

-Nos hemos vuelto demasiado materialistas. Nos gustan las cosas grandes y no nos fijamos en las pequeñas, que son quizá las que más valor tienen. Las cosas que no tienen nada que ver con lo económico, como un beso, un 'te quiero', una caricia, un abrazo con un hijo..., esas son para mí las más importantes. Creo que la humanidad está muy equivocada, se está olvidando de las pequeñas cosas, las está cambiado por las grandes y esa idea de comprar y tener el coche o el avión más grande.

-Hoy [por el viernes] Donald Trump ha jurado su cargo como presidente de Estados Unidos. ¿Le preocupa o le inquieta su mandato?

-La inquietud, que creo que tenemos todos, es fundamentalmente debido al discurso de su campaña electoral. No es un discurso que me emocione, va en contra del avance de la civilización. Quiero confiar en que la gente que está a su alrededor le haga bajar ese tono. En el mundo, lo que tenemos que hacer es conciliar. También te digo que tengo una preocupación, pero hasta cierto punto. Mi madre decía que no hay mal que cien años dure, y no creo que él dure cien años. Confío mucho en la humanidad, en que hay mucha más gente buena que mala, más bondad que maldad. De lo contrario, ya no estaríamos aquí, lo que ocurre es que vale más un gramo de malo que un kilo de bueno.

-No es su primera visita a Murcia. En la Región ha actuado en varias ocasiones, la última en el Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier en 2015.

-De Murcia tengo siempre recuerdos buenísimos. Aquí tengo familia, el pintor [Manuel] Avellaneda era mi tío. Ya no está ni él ni mi tía, Mariví Arteta, pero están mis primos, con los que mantengo una relación estrechísima y estupenda. Los veo muy poco, pero los quiero muchísimo. En Murcia siempre me he sentido muy a gusto, aparte de que la gente, aquí, no solo es estupenda y simpatiquísima, sino que ¡sois muy guapos! Hay gente muy guapa en Murcia y, qué voy a decir de la gastronomía... Como buena vasca que me gusta comer, aprecio mucho los pueblos y las culturas que disfrutan de la comida, que se sientan a la mesa y entablan conversaciones en familia. A Murcia vengo siempre con muchas ganas, me gustaría venir más a menudo, pero la carrera no me deja.

-¿Se considera una mujer valiente?

-Me considero una mujer luchadora. No sé si eso conlleva ser valiente; al final, la necesidad te hace virtuoso en esta vida. Ha habido momentos en los que he conseguido superar retos y situaciones por pura necesidad.

-¿Qué espera encontrar en este ciclo de conciertos?

-Lo que siempre busco: que podamos vivir unos momentos de música, de alegría y de comunión con el público muy especiales, y que toda la pasión y toda la intención y alegría que el coro y la orquesta están poniendo se transmita y podamos contagiar al público de nuestra ilusión.

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