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Matrimonios murcianos que trabajaron en la empresa suiza Micarna, en su reencuentro tras casi 40 años sin verse.
«Allí éramos felices, pero pensábamos siempre en volver»

«Allí éramos felices, pero pensábamos siempre en volver»

PPLL

Lunes, 2 de marzo 2015, 14:14

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La colonia de Bazenheid era feliz, a pesar de la distancia y del modo de vida tan diferente. Pero no todo eran satisfacciones. Paquita García, de Rincón de Seca, aguantó tres años; su marido, Joaquín Alcaraz, estuvo 5 años justos. «Recuerdo que el primer día que trabajé en la fábrica me pasé toda la noche llorando. Era triste, trabajábamos en un sótano y apenas se miraba la vida por una ventanita. Allí me moría, por eso me vine». Maruja García y Manolín 'El Pestillo', de Puente Tocinos, estuvieron 8 años y allí nacieron sus dos hijos mayores, Azucena y Roland. «No conocíamos otra cosa mejor en la vida; Suiza nos dio trabajo y una vida impensable en Murcia. De pronto me vi trabajando con turcas, yugoslavas, italianas; tenía una casa, trabajo, a mi 'cariñico' a mi lado. Éramos felices, pero siempre teníamos en nuestra cabeza volver a Murcia». En la despensa de la cocina de Conchita Muñoz, de Orilla del Azarbe, había «hasta siete jamones, porque justo teníamos acceso a todo lo que aquí la gente ni veía en los años 70». Soledad Esparcia y Juan Muñoz, de Puente Tocinos, recuerdan la disciplina y el orden de aquel país, la atención y profesionalidad de los jefes. «No podemos decir nada malo de Suiza; de allí salieron muchos emprendedores». Muchos no han vuelto, y ya están organizando un viaje para recordar el lugar donde dejaron su sudor y parte de su alma.

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