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Antonio Martínez toca la guitarra con el grupo palmesano.
EL TÍO DEL SACO

Un músico para nuestra historia

Antonio Martínez Cánovas, natural del barrio de Vista Alegre, propuso un estilo de ferreña para el Festival Flamenco de Lo Ferro

JOSÉ SÁNCHEZ CONESA

Miércoles, 18 de junio 2014, 00:45

Ha fallecido el músico Antonio Martínez Cánovas tras padecer durante dos años una terrible leucemia que no le impidió seguir investigando en los centenarios registros sonoros de la cantaora unionense Emilia Benito, componiendo y sonriéndonos siempre. Inquieto hasta el último suspiro de una corta vida de 50 años.

Formado en el ambiente cultural de su barrio cartagenero de Vista Alegre, allí lo homenajean recordando María Laguna cómo su padre Rafael le enseñaba desde los 7 años 'Serenata a la luz de la luna'. Un joven inquieto que sembró de partituras gran parte de los barrios y pueblos de nuestra comarca con sus clases en modestos locales sociales. Durante más de treinta años fue director musical del Grupo Folklórico Ciudad de Cartagena de La Palma dejando una serie importante de grabaciones en las que se hermanan los cantes flamencos de la tierra con el folklore campesino, dignos toques por tarantas en la sonata de Antonio con los que obsequió al mismísimo Tomatito una noche de Mar de Músicas. Hasta propuso un estilo de ferreña para el Festival Flamenco de Lo Ferro.

Antonio insistía en seguir profundizando esta línea que creó el folclorista Luis Federico Viudes, quien generó un nuevo repertorio para la agrupación palmesana basado en el estudio de las grabaciones de los cantaores Antonio Piñana, Encarnación Fernández y Manolo Romero. Se parte del presupuesto cierto de que el flamenco es la recreación artística realizada por los profesionales partiendo del folklore, por ello Luis Federico trató de darle la vuelta al calcetín imaginando cómo serían los sones populares que escucharon e inspiraron a Concha La Peñaranda, El Rojo el Alpargatero, Chilares o Pedro el Morato para componer sus cartageneras, tarantas, levanticas o fandangos mineros. Otro acierto de aquella grabación de 1993, en la que tomaron parte la familia Piñana, el grupo de La Palma y el propio Antonio fueron las letras, una de ellas de Ginés Jorquera: «Pisaron este solar/ de razas cuarenta y pico/ y la mezcla vino a dar/ la especie de bordesico/ que aquí se suele criar». La destacó Martínez Cánovas en su comunicación al I Congreso Etnográfico del Campo de Cartagena.

En el año 2001 fue uno de los profesores fundadores del Conservatorio de Música de San Javier, donde deja honda huella por su ejemplar magisterio. Podemos leer en un comunicado oficial de dicho centro: «Gracias a Antonio, muchas generaciones de alumnas y alumnos han descubierto una vocación que hoy convierte a la música en el centro de sus vidas».

Formó parte de grupos de pop y rock, cuartetos de clásica y compuso una canción para este verano: 'El Romance de la Pescatera', un video clip disponible en internet con el que hace un guiño simpático a la vida. Los otros días me contaba El Negro de Vista Alegre que hace años, aficionados a la cocina, elaboraban platos exóticos. Antonio quiso obsequiar a su amigo con un pato a la naranja pero por falta de ingredientes quedó todo en un pollo al limón.

Los guitarristas dicen que nos deja uno de los mejores en su género pero también se ha ido un esposo, un padre y un amigo.

Los Cuatro Santos

Una familia influyente para los católicos

Desde hace siglos hemos festejado a Santa Florentina (549-633) el 14 de marzo y de hecho nuestras Floritas lo continúan haciendo en ese día. Esa es la antigua celebración de la Iglesia, conmemorando la traslación de sus restos de Écija a Sevilla si bien durante el papado de Juan XXIII, entre los años 1958-1963, se establece la actual onomástica del 20 de junio, el supuesto día de su defunción. Pero no termina de arraigar porque en La Palma, donde la tenemos por patrona, así como en otros lugares, proseguimos su festejo el 14 de marzo. No obstante desde el año 1997 tiene lugar en La Palma, al atardecer del 20 de junio, una misa según el rito hispano-mozárabe, el mismo que contribuyeron a afianzar San Isidoro y San Leandro, los hermanos de Florentina. Así, aunque modificado lógicamente por el paso de los años, celebraban la eucaristía los hispanos-romanos, visigodos y los cristianos en territorio musulmán. Más tarde se estableció el vigente rito romano.

Cuando cae la noche, la asociación de vecinos organiza una cena popular en la plaza para completar así la jornada. Pero las fiestas patronales se reservan para el 14 de marzo con procesión de su imagen por las calles de la localidad, eso no lo cambia nadie.

Se dice que el padre de los cuatro hermanos santos era Severiano, de origen hispano-romano y su madre Túrtura o Teodora, visigoda. El título de duque y la sangre real de Severiano se ha puesto en cuestión por parte de los investigadores, así como se ha certificado como falso el dato de que la única hermana no santa de todos ellos, Teodosia, fue esposa del monarca Leovigildo. Cuando los bizantinos invaden Cartagena ellos marchan a Sevilla y de aquella ciudad serán Leandro e Isidoro arzobispos. Los vemos en el escudo de la capital andaluza junto a San Fernando.

Además fueron intelectuales influyentes en el seno de la Iglesia y de la monarquía visigoda. Firmes partidarios de la unificación territorial de una desgajada península bajo el dominio de visigodos, suevos, vándalos y alanos su posición de alianza Trono-Altar se considera un antecedente del nacional catolicismo de Franco.

Estos hermanos combatieron la herejía arriana que predicaba un presbítero de Alejandría llamado Arrio (260-336) consistente en el argumento de la inferior categoría de Jesucristo frente al Padre, al ser creado por éste. El rey Leovigildo era arriano si bien su hijo Recaredo unificó el reino bajo la ideología católica, triunfando el dogma católico de la Santísima Trinidad, un mismo Dios y Tres Personas. Un virulento debate que recoge el Credo que se sigue rezando en la misa, 1700 años después: «Nacido antes de todos los tiempos, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre». Leandro protagonizó el acontecimiento que resultó decisivo en este gran cambio, el III Concilio de Toledo. Isidoro presidió el IV.

Los papeles de Fulgencio y Florentina fueron más modestos, el primero obispo de Écija y Cartagena y la segunda abadesa y fundadora de conventos. La única catedral bajo el patronazgo de la santa se encuentra en Campana (Argentina).

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