Los coches son su único lujo

Alejandro Valverde gana al año entre contrato deportivo y publicidad más de 1,8 millones de euros, pero no es un hombre que disfrute con grandes lujos. Para cenar me recomienda cualquier sitio «en un la comida está muy buena», explica con una sonrisa. Va bien vestido pero no lleva ropa de marcas de lujo, y durante el mes que estará de vacaciones no irá a hoteles de cinco estrellas. Descansará en su bonita casa cerca de Monteagudo. Viaja mucho a lo largo de la temporada para que aún le queden ganas cuando no está sobre la bicicleta.

Su único lujo (aunque muy caro) son los coches deportivos. Valverde es muy aficionado al motor y siempre está pendiente de un nuevo modelo.

Pocos caprichos se da además de éste. Espera su tercer hijo y siempre lleva una pulsera de goma amarilla de las que puso de moda Armstrong porque asegura que le da suerte. No se la ha quitado en los últimos cuatro años.

Esa misma suerte, y la justicia en la que cree, espera que solucionen todos sus problemas extradeportivos. Desde hace unos años es otra persona. Mucho más centrada. Antonio Sánchez se ha encargado de que todo a su alrededor funcione. Valverde da pedales, Sánchez soluciona todo lo demás. Su imagen es mucho más cercana. Atiende a todo el mundo y ahora sería imposible que se le olvidara una cita con el presidente Ramón Luis Valcárcel, como le pasó hace unos años. Antonio Sánchez está al tanto de todo y en la puerta de su casa cada vez que es necesario.