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María Pérez, gastrobloguera y cocinera de La Farola, en el corazón del mercado de abastos de Águilas LV
Gastropaseo por la plaza de abastos

Gastropaseo por la plaza de abastos

Que me busquen aquí ·

Las nuevas barras abiertas en el mercado de Águilas reúnen las tortas de sardinas y los caracoles con el sushi y los zumos cubanos. «Estoy en una nube», dice la cocinera María Pérez

ALEXIA SALAS

Lunes, 12 de agosto 2019, 12:12

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Al mercado de abastos de Águilas se entra como a un santuario. La imponente estructura metálica te recibe como las costillas de un dinosaurio futurista recostado en el centro de la ciudad. Entras en su cavidad, igual que en las fauces de Mobby Dick, y te dejas engullir perdido por el afán de curiosear. Si aún no te has santiguado, lo harás al comenzar a devorar con los ojos los colores reventones de los pimientos rojos, el terciopelo de los melocotones, las hojas de las lechugas aún húmedas de rocío, la viscosidad de los calamares y la plata de las sardinas, que posan en orden simétrico en los puestos centrales del mercado. Como protagonistas del juego diario de la elección de alimentos, permanecen los productos frescos, pero este verano acaban de abrir en los pasillos laterales una variedad de gastrobares que reúnen la tradición y la vanguardia de la cocina aguileña.

Si le dijeran al alcalde de principios del siglo XX que en el mercado de abastos, inaugurado el 29 de julio de 1928 con 52 puestos y tres grandes lámparas de gasolina, se iba a poder catar sushi, habría retorcido el bigote de pura incredulidad. El cocinero argentino Diego Chianelli lo sirve en Chimi&Churri, donde preparan pastrón -carne roja en salmuera- y 'pulled pork' -cerdo desmigado en salsa barbacoa. Es la esquina más cosmopolita de la plaza. Si sigues la ruta, puedes llevarte pescado fresco de la pescadería de Ana, rojas proteínas de la carnicería Rosi, algunos encurtidos e incluso un granizado y una bolsa de chuches de Lareye, el puesto de Berta Guena.

  • Visita recomendada Mercado de abastos de Águilas

  • Qué hacer Degustar, de barra en barra, las especialidades aguileñas, como la torta de sardinas, las milanas, los caracoles o el pulpo seco, y probar el sushi, los batidos y los zumos de fruta al tiempo que se hace la compra diaria de productos frescos.

  • Guía ideal María Pérez Pallarés, cocinera del bar La Farola y gastrobloguera en 'cosicasdulcesyalgunasalada'. Todos los gastrobares están en Facebook.

Mientras Luisa María Ponce, la costurera de El Descosío, te ajusta la cremallera o te ensancha la cintura del pantalón para emprender la ruta gastronómica, puedes vitaminarte en Mi Vieja Habana, donde el habanero Fran Ayala tritura plátanos, mangos y fresas con un toque de canela y jengibre que te sirve con una pajita y una sonrisa caribeña.

Las 'milanas', con su pimentón y morcilla, están para chuparse los dedos

En la charla con los vendedores y hosteleros del mercado se te va el tiempo, pero es ese parloteo cómplice y vecinal lo que siempre diferenció el mercado de abastos y que ningún centro comercial podrá ofrecer jamás. Para disfrutarlo al máximo conviene cruzar al pasillo de los gastrobares y pegar la hebra con una caña mientras charlas con la vecina que ha ido a por tomates aguileños o con los conocidos que ya practican la técnica del 'aspirador' con una ración de caracoles 'chupaeros' extrapicantes. En El Cachulero ofrecen cuatro recetas diferentes de este gasterópodo, toda una rareza en la oferta gastronómica de la Región. Los no caracoleros pueden perderse con unas patatas cocidas con ajo de mortero y unas sardinas picantonas. Si le compras unas almejas frescas a Maruja la pescatera, te las preparan en dos minutos. La siguiente ronda, en la Tasca del Pulpo, con un pan bao relleno de octupus con pimientos braseados. La especialidad es pulpo seco, que preparan desde hace 60 años por tradición familiar.

Sería delito irse sin catar las especialidades aguileñas de María Pérez Pallarés, que acaba de inaugurar su bar La Farola. «Lo llamé así por el dique de Águilas donde iba por las noches con mi marido cuando éramos novios. Él no quería, hasta que me lo llevé, ya ves tú, cuatro besos y un restregón», cuenta la gastrobloguera, con batallón de fans en las redes sociales. «Estoy en una nube», cuenta de la acogida de su gastrobar, donde prepara 'milanas' -tortita de pimentón con corazón de morcilla-, torta de sardinas y pan bao con rabo de toro. Nieta de los artesanos de 'Mariquita la del pan', María chispea en el fogón preparando empanadillas de pollo con azúcar y canela, o de pimiento y atún. Si tienes suerte igual le queda 'ajo colorao' de musina, albóndigas de bacalao y el paroxismo dulce de las 'tetas de vaca'.

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