Paisajes naturales y arquitectura entrelazados

Desde su inicio podemos acceder al Paseo Fluvial del río Segura, una obra reciente de Juan García Plaza y Guillermo Jiménez Granero, que ofrece un recorrido sereno donde el agua y la vegetación guían al visitante por un entorno urbano revitalizado. El trazado conecta espacios peatonales, miradores y pasarelas que dialogan con el cauce y su historia.

Seguimos hasta el final del paseo y caminando o en bicicleta llegaremos a la Casa de la Mota del Río, proyectada por el arquitecto Antonio Abellán. Esta superpone la vida de una familia al cultivo de un rico paisaje inferior, con volúmenes que se aligeran y vuelan vaciando al máximo las plantas inferiores mientras buscan la mejor orientación.Los materiales nos recuerdan a los de su entorno, dignificando madera, telas metálicas y revestimientos verdes. Se hace imprescindible la jardinería apoyada en una red de canales que nacen en la recogida de lluvia y se conectan con el agua de riego de acequia tradicional.

Adentrándonos en el tejido de la huerta, llegaremos a la Casa en la Albatalía, de la arquitecta Flora Cánovas. Esta vivienda unifamiliar, inserta en un entorno rural, explora una arquitectura conectada con su paisaje más cercano. La vivienda se extiende hacia la parcela, disfrutando del exterior domesticado y los frutales, poniendo el foco en para contemplar, respirar, salir o introducir la vegetación en la casa. Diluir interior y exterior uno en el otro, es el objetivo de esta propuesta de habitar la huerta.