Paroxetina, fluoxetina y olanzapina
¡ÉCHAME UNA MANO PRIMA! ·
Estos días en los llanos de Marcona se habla de lo que nadie hablaba. Se oyen palabras como paroxetina, setralina, olanzapina... Asistimos perplejos desde este ... erial, a la ruptura de un silencio que encontraba en los eufemismos cierta alianza.
¡Acuérdate, prima! cuando los viejos hablaban a escondidas de los niños de que tal vecino o pariente lejano había «caído en horas malas» o que «padecía de los nervios» incluso aquello de «se le congeló la sangre» o el aún más concreto «no tenía la cabeza bien» (este último dicho solía ir acompañado de «lo mismo le pasaba a su madre y a su abuelo»).
Estos días de solana, se escuchan por aquí, términos como Diazepam, Aneurol, Aripiprazol... ayer mismo se los escuchaba a la salida de la tienda de ultramarinos a dos vecinas ultraconservadoras y ultramarianas (creo que esta es la viva imagen de la normalización social de los términos tabús).
Bien sabes, que todo lo impactante siempre proviene desde fuera, por ello, en nuestra tierra cuarteada, ha caído como un misil racional, la reivindicación de la atleta Simon Biles, denunciando la falta de atención a la salud mental.
Biles, que competía en la barra de equilibrio, reivindicaba la necesidad de entender y acompañar socialmente cuando, precisamente este se pierde.
El 'apartheid' social entre lo racional y lo desequilibrado, lo sano y lo enfermo, la cordura y el desatino, hunde sus profundas raíces en el miedo, un temor histórico que condena a lo divergente y que ha generado a lo largo del tiempo tener que ir con un vendaje por dentro, con unos puntos de sutura que nunca llegan a resecar porque el estigma social, no deja de supurar y a veces abrasa.
PD: Sí, se llama salud mental y es una cuestión social.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión