Una mujer entrega su currículum.
Puntos suspensivos

El país de los títulos ficticios

Viernes, 1 de agosto 2025, 00:23

En España, mentir en el currículum ya no es un desliz: es casi una etapa del proceso de selección.

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Estas semanas hemos tenido doble función ... en el teatro político: Noelia Núñez (PP), hasta hace poco portavoz en Fuenlabrada y diputada en la Asamblea de Madrid, ha dimitido tras confesar que, bueno, eso de haber acabado la carrera era más bien una ilusión. Al otro lado del ring, el flamante comisionado del Gobierno para la dana, nombrado por el PSOE, ha tenido que dimitir por un pequeño, diminuto e insignificante detalle sin importancia: tampoco tenía los títulos que decía tener, su diplomatura en Archivística y Bibiloteconomía parecía impresa en una etiqueta de Anís del Mono.

¿Quién ganaría en un concurso de currículums creativos? La competición está reñida. Lo que está claro es que si existiera un Máster en Decoración Académica, medio Congreso saldría con matrícula de honor.

Lo mejor es que ambos se escudan en el clásico «error humano». ¿Error humano? Lo es. Pero no el de mentir, sino el de pensar que nadie lo iba a comprobar. Porque claro, en un país donde el plagio y la invención se han convertido en algo cotidiano y donde los másteres brotan como setas, lo raro es que no te pillen antes de tomar posesión.

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¿Y qué hacemos ahora? ¿Pedimos a los políticos que enseñen sus títulos en una rueda de prensa como si fueran cromos? ¿Montamos una app donde puedas swipear a tu concejal favorito y ver si acabó la ESO?

Mientras tanto, el ciudadano medio, ese que sí se partió los codos para acabar la carrera y sigue encadenando contratos temporales ganando el salario mínimo interprofesional, observa y se pregunta: «¿Dónde se dan esos cursos para trepar sin currar? ¿Qué hay que hacer para apuntarse? ¿Y hay becas?».

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Bienvenidos al país de los títulos ficticios.

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