Obras escogidas: 'Torso', 'Drama' y plaza homenaje al arquitecto Emilio Pérez Piñero

Elisa Séiquer era asidua al desaparecido Café Santos, café de tertulias y literatos, artistas y 'desoficiados'. Entre los clientes habituales Miguel Espinosa, quien escribió 'Tríbada Falsaria'. Un relato biográfico donde narra que su amante (Damiana) «se convierte en homosexual en quince días» y lo abandona por Lucía. Muchos saben que 'Lucía' es el alter ego de 'Elisa', la escultora murciana de personalidad arrolladora, feminista y que murió demasiado joven devorada por un cáncer. Nació en pleno centro de la ciudad de Murcia, en la plaza santa Catalina. De padre y hermanos médicos, en un ambiente acomodado. Pero si le decías que era una pequeña burguesa, respondía: «Si es de nacimiento, posiblemente, pero no creo que me condicione. De la aristocracia salió la Revolución francesa». Elisa Séiquer recibió el desaparecido premio Salzillo de escultura (el cual estaría bien convocar nuevamente), por su trabajo depurado llevado a la esencia, como esta figura en la que adivinamos un torso femenino que está a punto de aparecer o... desaparecer.

Emilio Pérez Piñero es un maestro de la arquitectura plegable. Diseñó un tipo de estructura portátil reticular que podía plegarse y desplegarse rápidamente. Era posible transportar un cine o un teatro con una técnica sencilla y eficaz (hasta había filas de sillas plegables de 10). Sus cúpulas tuvieron tanto éxito que la NASA le encargó la creación de un invernadero en la Luna (proyecto que quedó truncado). Y Salvador Dalí le pidió la actual cúpula del Museo Gala-Dalí en Figueras. Lamentablemente Pérez Piñero no pudo ver terminado el trabajo: murió en un accidente de tráfico cuando regresaba a Calasparra desde Figueres. Tenía 36 años y era, según Dalí: 'El gran genio de la arquitectura española'. En Calasparra hicieron un concurso para diseñar una plaza dedicada a él. Lo ganó Vicente Martínez Gadea, quien propuso colocar una cúpula. «Afortunadamente -nos dirá Martínez Gadea- aun vivían los herreros con los que siempre había trabajado y también su hermano ingeniero que colaboró con él en sus obras. En la inauguración estaba Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid, y todo el pueblo comiendo en la calle llena de mesas y sillas. Colgaron una lámpara del centro de la cúpula y la banda de música tocó debajo. Inolvidable».