Helados para combatir el calor en verano
Su consumo se popularizó a partir de la década de los 50 del siglo pasado
Cucuruchos artesanales o industriales, al corte, polos de hielo y palo, tarrinas uniformes o de sabor doble, granizados con o sin bola... En cualquier época, ... de cualquier forma, los helados funcionan como revulsivo para el cuerpo y pecado quizá admisible para saltarse la dieta, aunque es en verano cuando su imagen se convierte en todo un símbolo para combatir el calor.
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Si ya en el siglo XIX hay documentadas varias botillerías y horchaterías en la Región de Murcia, cuajadas de fresqueras, es a mediados del pasado siglo XX cuando comienza el uso generalizado de las neveras domésticas y el frío industrial en el campo de la restauración, lo que popularizó un consumo que explotó desde finales de los años 60 y hasta la década de los 80 del siglo pasado.
Uno de los expedientes que forman parte de los fondos documentales del Archivo General de la Región de Murcia (AGRM) es el relativo a la autorización de la construcción de un quiosco de helados en Santiago de la Ribera, fechado entre 1968 y 1969, de poco más de tres metros cuadrados de superficie.
Además de estas pequeñas construcciones, no era infrecuente ver en las costas regionales carros de helados transportados en bicicleta hasta la propia arena de la playa, así como motos de entrega a domicilio en la ciudad de Murcia.
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Fotoperiodistas como Tito Bernal dejaron de ello testimonio, como se muestra en los fondos fotográficos custodiados por el AGRM.
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